Housing and Land Rights

Las víctimas olvidadas del despojo de tierras de la colonia británica

Los efectos de la política colonial británica de subyugación mediante el despojo y el exilio aún resuenan entre el pueblo wakasighau de Kenia.
La propiedad de la tierra sigue siendo una importante causa de conflicto en gran parte de Kenia. Especialmente para lxs Wakasighau, un pueblo que fue desarraigado de su región nativa de Kasighau y exiliado por los británicos a comienzos de la Primera Guerra Mundial.
La propiedad de la tierra sigue siendo una importante causa de conflicto en gran parte de Kenia. Especialmente para lxs Wakasighau, un pueblo que fue desarraigado de su región nativa de Kasighau y exiliado por los británicos a comienzos de la Primera Guerra Mundial.

Han pasado dos años desde la última vez que vimos a Mzee Joshua Mwakesi Mwalilika. No ha cambiado nada. Su certificado de nacimiento dice que nació en 1923. Esto significa que Mzee Mwalilika está a dos años de los cien. Dice que el certificado de nacimiento es erróneo, que en realidad nació en 1921. Mzee Mwalilika es de Taita, de los Wakasighau, un pueblo que fue desarraigado de su región natal de Kasighau y exiliado por los británicos a Malindi, donde languidecieron durante más de veinte años. 

Todo comenzó en agosto de 1915, en una época en la que Kenia estaba bajo el dominio colonial británico y la vecina Tanzania, entonces Tanganica, estaba bajo el dominio alemán. La Primera Guerra Mundial había comenzado y, al estar tan cerca de la frontera con Tanganica, Kasighau estaba destinada a sufrir los efectos de la guerra. Cuando los alemanes atacaron a los británicos, éstos se vengaron de las poblaciones africanas locales. 

"Todas las casas fueron incendiadas en todo Kasighau el 11 de agosto de 1915. De Kigongwe, Makwasinyi, Jora, Kiteghe, Bungule y Rukanga", recuerda Mzee Mwalilika. Fue obra de los británicos; estaban en una expedición de castigo contra los wakasighau, de quienes sospechaban que les habían traicionado a favor de los alemanes. Unos días antes, los alemanes habían realizado una incursión nocturna en la guarnición británica de Kasighau, cometiendo una masacre. Esto fue ocho años antes de que naciera Mzee Mwalilika. 

Una versión de los hechos es que después del ataque, los alemanes escribieron una carta a los británicos afirmando que los lugareños los habían traicionado voluntariamente, lo que llevó a los británicos a tomar represalias. En la aldea de Rukanga, en Kasighau, el profesor retirado Jonathan Mshiri, ahora de 71 años, dice que los relatos locales de los hechos hablan de dos individuos de la zona que, sin saberlo, dirigieron a unos alemanes que estaban en una misión de espionaje hacia el lugar donde los británicos habían acampado. 

"Dos personas estaban cosechando miel en el monte y los soldados vinieron a interrogarlos y dijeron: ‘¿Pueden mostrarnos dónde están los wazungu?’", cuenta Mwalimu Mshiri. "Utilizaron el término wazungu, no británico, así que Kinona y Mwashutu pensaron que esas personas blancas solo eran amigas de las otras personas blancas. No sabían que eran alemanes". Los alemanes arrasaron la guarnición británica de Jora, en Kasighau, y 38 soldados británicos, incluido su capitán, fueron capturados por los alemanes. Esto enfureció tanto a los británicos que decidieron exiliar a toda la comunidad de Kasighau. 

Para el pueblo Kasighau, los británicos eligieron Malindi. Tras incendiar todas las casas de las cinco aldeas, reunieron a toda la gente en un lugar central para todas las aldeas. "Los británicos eligieron estos terrenos abiertos porque les permitía ver Tanganica, de donde habían venido los alemanes", explica Ezra Mdamu, descendiente de los supervivientes. "También esperaban que algunxs de lxs aldeanxs tuvieran más posibilidades de señalar exactamente hacia dónde se habían dirigido los alemanes". También sometieron a la gente a torturas para sacarles información". 

Lxs wakasighau fueron entonces obligadxs a marchar hasta el municipio de Maungu, a unos 35 kilómetros por las carreteras actuales. Desde Maungu hasta la frontera en Holili hay 144 kilómetros por la red de carreteras actual, si es que los atacantes alemanes habían llegado por Holili.

En Maungu, lxs cautivxs fueron agrupados en vagones y llevados a Malindi, donde los británicos habían preparado el terreno advirtiendo a los giriama de que lxs wakasighau eran caníbales. "Lo que hicieron lxs nuevxs anfitriones fue poner veneno en los pozos de agua, lo que provocó muchas muertes entre nuestra gente", explica Mwalimu Mshiri. 

Macharia Munene, profesor de Historia y Asuntos Internacionales de la Universidad Internacional de Estados Unidos, afirma que el uso del exilio como castigo resume la política colonial de subyugación y desposesión de los pueblos locales. 

"La mayoría de estas personas que fueron deportadas eran individuos, personas que intentaban desafiar a la autoridad colonial", dice, "pero los colonialistas también deportaron a grupos de personas, a menudo a lugares hostiles e indeseables". 

Retorno a Kasighau 

La difícil situación de lxs kasighau en su nueva tierra no pasó desapercibida y varias partes, incluidas las organizaciones eclesiásticas, presionaron a los colonialistas para que revisaran su posición. Pero no fue hasta 1936 cuando se permitió al pueblo Kasighau regresar a sus hogares, solo para encontrar que la mayor parte de su tierra desapareció. 

"Toda la tierra alrededor de la colina de Kasighau se designó como bloques de caza donde los británicos podían cazar. El bloque aquí se llamaba '66A', lxs kasighau sólo estaban confinadxs en un bloque de 10 km² alrededor de la colina llamado 'Trust Land'. El resto de la tierra se llamaba 'Crown Land'", dice Mwalimu Mshiri.

Después de la independencia en 1963, las tierras de la Corona se convirtieron en tierras del Estado y parte de las tierras restantes se entregaron a ex soldados coloniales británicos de la Segunda Guerra Mundial. Lxs kasighau no estaban representadxs en ese momento y las tierras restantes se subdividieron en ranchos que hoy rodean la zona de asentamiento de 10 km². Dentro de algunos de estos ranchos se encuentran yacimientos de minerales y piedras preciosas, y son frecuentes los enfrentamientos entre jóvenes, minerxs e inversionistas.

Según un informe titulado The Taita Taveta County Integrated Development Plan 2013-2017 (Plan de Desarrollo Integrado del Condado de Taita Taveta 2013-2017), solo el 35 por ciento de lxs propietarixs de tierras poseen títulos de propiedad. El informe dice que la adjudicación de tierras estaba en curso para garantizar que todos lxs propietarixs posean títulos de propiedad. El censo de 2019 sitúa la población de Taita Taveta en 340.671 habitantes. Solo en el distrito de Kasighau viven 13.000 personas. La mayoría dice no tener títulos de propiedad.

Sin tierra, más problemas 

En febrero de 2019, un grupo de hombres jóvenes de Kasighau descendió a una mina en disputa dentro del rancho Kasighau. Alrededor de la zona minera hay montículos de tierra y tiendas de campaña improvisadas. La gente que vende alimentos ha seguido la estela de lxs minerxs. Lxs minerxs dicen que simplemente van por lo que creen que les pertenece. No tienen el equipo pesado necesario para las operaciones mineras serias, como máquinas excavadoras o sofisticados pozos mineros subterráneos. Son minerxs artesanales que dependen de herramientas sencillas como azadas, palas y azadones. 

"Cuando lxs jóvenes vimos que no teníamos líderes que se tomaran en serio la defensa de nuestros derechos, decidimos hacer nuestra propia revolución", dice Elijah Mademu, un líder juvenil. "Decidimos rescatar nuestras tierras perdidas, tierras ricas en recursos minerales. Hay unos 500 hombres y mujeres jóvenes que se ganan la vida con estos minerales.

Según el jefe retirado de Kasighau Location, Pascal Kizaka, la ocupación de la mina puede atribuirse a la presión demográfica y a que lxs jóvenes se han quedado sin opciones. "Toda actividad económica comienza con la tierra. Sin tierra, eres como esa persona a la que le dan agua pero no puede beberla", afirma. 

El profesor Macharia afirma que la propiedad de la tierra sigue siendo una causa importante de conflicto en gran parte de Kenia, donde las disputas por la tierra siguen sin resolverse. "El gobierno, en particular el diputado y el gobernador de la zona, ya que tienen poder, deberían plantear la cuestión y decir: esta es nuestra gente, así que tramiten sus títulos [de propiedad]". 

Sin embargo, el miembro del Comité Ejecutivo del Condado de Taita Taveta, Mwandawiro Mghanga, cuestiona la afirmación de que el condado o lxs dirigentes a nivel local estén plenamente capacitadxs para resolver la cuestión de los títulos de propiedad, argumentando que la adjudicación de tierras y recursos naturales no se ha realizado por completo. 

"Es cierto que en este asunto hay injusticias, pero en cuestiones de títulos de propiedad incluso el condado entero de Taita Taveta tiene el mismo problema. En Kasighau el plan es dejar que obtengan los títulos de propiedad junto al resto del condado", afirma.

"Por supuesto, hay seis ranchos, ranchos agrícolas y está el rancho Kasighau, que es muy grande . . . No debería haber un impulso motivado por el sistema capitalista para acaparar ranchos. Lo que hay que hacer es que todxs los que necesiten un título de propiedad para asentarse tengan acceso a él".

La tierra no es el único tema espinoso. El jefe Kizaka se lamenta de que, durante todo el tiempo que lleva viviendo y trabajando en la zona, la población local de Kasighau se ha quedado notablemente rezagada incluso en materia de educación. Por ejemplo, un informe de 2013 sobre las desigualdades comparó el distrito de Kasighau con el vecino distrito de Mbololo y descubrió que solo el 8 por ciento de lxs residentes de Kasighau tienen educación secundaria o superior. Un informe de la Oficina Nacional de Estadística de Kenia titulado Exploring Kenya’s Inequality: Pulling Apart or Pooling Together? (Explorando la desigualdad en Kenia: ¿Separación o unión?) muestra que la tasa de alfabetización de Kasighau es cuatro veces menor que la del 32 por ciento de la población de Mbololo que ha superado la educación secundaria. 

"En la época de la independencia, solo teníamos tres escuelas primarias, en Bungule, Rukanga y Mwakwasinyi. El analfabetismo era muy elevado. Puedes imaginarte, padres analfabetos produciendo hijxs analfabetos", lamenta el jefe Kizaka. "No hay movimiento. El número de lugareñxs en la escuela es muy bajo. Comparado con muchas partes del país donde lxs lugareñxs son mayoría, aquí no dominamos". 

Actualmente, Mwalimu Jonathan Mshiri dice que la idea de apretujar a casi toda su descendencia en 15 acres de tierra le preocupa a diario. Sabe demasiado bien que lxs 13.000 habitantes de Kasighau, cuyo número va en aumento, también se enfrentan a la dificultad de tener que conformarse con 10 kilómetros cuadrados de tierra. 

"Somos el pueblo Kasighau, pertenecemos a esta montaña y sus alrededores, ¿por qué no se nos da la prioridad?", pregunta. 

Son las 6 de la tarde y mientras el sol se pone en el oeste, en dirección a Tanzania, proyecta un brillo dorado sobre el macizo de Kasighau, pero la oscura desesperación de lxs wakasighau permanece. 

Mark Namaswa (@marknamaswa) y Maura Ndamu (@Mndamu) son periodistas multimedia con sede en Nairobi.

Foto: Geoffrey L Parsons, Wikimedia

Available in
EnglishSpanishPortuguese (Brazil)GermanFrenchItalian (Standard)
Authors
Mark Namaswa and Maura Ndamu
Translators
Nicole Millow and Maria Inés Cuervo
Date
28.10.2021
Source
Original article🔗
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