Los derechos y avances que hemos logrado como movimiento feminista en el mundo hoy se ven amenazados. Hace algunas horas, la Corte Suprema de los Estados Unidos anuló el fallo histórico de Roe vs. Wade de 1973, determinando que el aborto deja de ser un derecho constitucional y permitiendo que cada estado de ese país regule e incluso prohíba el aborto.
Esto representa un avance de los sectores conservadores y las derechas en el mundo, constituyendo este fallo parte de la arremetida contra nuestros derechos. Sabemos que a nuestra capacidad de movilización y transformación se le oponen esas agendas conservadoras y misóginas, que atacan y cuestionan no sólo la legalización del aborto, sino también el derecho a una educación no sexista, el matrimonio igualitario, la lucha contra las violencias machistas y otros avances legislativos que representan la ampliación de derechos del conjunto de nuestras sociedades.
Hace 50 años el movimiento feminista norteamericano empujaba, al igual que el de otros países, una agenda de avanzada sobre derechos sexuales, reproductivos y no reproductivos, que tuvo impacto a nivel continental y mundial. Quienes nos reconocemos feministas sabemos que lo que hemos conseguido ha sido de la mano de la gran masividad que alcanzaron nuestras consignas y de la lucha política a escala internacional. Por eso, en los últimos años, en plena ofensiva conservadora y de derecha fueron los movimientos feministas, en particular el latinoamericano, quienes mostraron la capacidad de resistir y de construir un horizonte de transformación, profundamente democrático y emancipatorio.
Tenemos la certeza de que estos ataques hacia las agendas de género tienen otros intereses de fondo: buscan cercenar nuestras democracias en nombre de la libertad, arremetiendo contra los derechos sociales y políticos, en particular los que promueven la igualdad.
Nos convocamos a estar en estado de alerta como feministas de distintos lugares del mundo, dejando en claro que nos van a encontrar más unidas que nunca. Estamos convencidas de que la lucha por nuestra emancipación solo puede ser colectiva e internacional y que defender nuestros derechos es luchar por la igualdad.
Gabriela Montaño (Bolivia), Gabriela Rivadeneira (Ecuador), Paola Pabón (Ecuador), Eli Gómez Alcorta (Argentina), Irene Montero (España), María José Pizarro (Colombia), Karol Cariola (Chile), Antonia Orellana (Chile), Manuela D’Ávila (Brasil), Nadine Gasman (México), María Nela Prada (Bolivia).
Puedes firmar el pronunciamiento aquí.
