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Cómo una visita real ayudó a debilitar el control de la Corona sobre el Caribe

La gira primaveral de Guillermo y Catalina no provocó el movimiento por la independencia y las reparaciones en el Caribe, pero sí lo avivó.
En su viaje por el Caribe, la pareja real se encontró a cada paso con manifestantes. Aunque su intención era celebrar la relación del reino con sus antiguas colonias, su visita hizo prácticamente lo contrario: estimuló a lxs organizadorxs, atrayendo la atención internacional hacia el antiguo movimiento de reparación y avivando la llama de la independencia en la región.
En su viaje por el Caribe, la pareja real se encontró a cada paso con manifestantes. Aunque su intención era celebrar la relación del reino con sus antiguas colonias, su visita hizo prácticamente lo contrario: estimuló a lxs organizadorxs, atrayendo la atención internacional hacia el antiguo movimiento de reparación y avivando la llama de la independencia en la región.

El martes 15 de marzo, seis meses antes de que la muerte de la reina Isabel II reavivara el debate sobre el legado colonial de la corona británica, el presidente de Indian Creek, un pueblo indígena maya del sur de Belice, recibió una llamada. Un agente de policía le dijo a Sebastián Shol, el presidente, que en los próximos días el pueblo tendría que cortar los árboles que bordeaban un campo de fútbol, porque un helicóptero iba a aterrizar allí. A pesar de ser presionado por Shol, el oficial se negó a dar cualquier otra información.

Al día siguiente, Shol recibió una llamada de una mujer que representaba al Ministerio de Asuntos Exteriores. Se disculpó por no haber proporcionado información antes y le dijo que lxs visitantes serían el príncipe Guillermo y su esposa, Catalina Middleton, que viajarían a Belice, Jamaica y las Bahamas la semana siguiente para celebrar el jubileo de platino de la reina Isabel, que cumplía 70 años en el trono.

Aunque los tres países lucharon por su independencia de la corona, no se han convertido en repúblicas como Barbados, Guyana o Trinidad y Tobago, sino que siguen formando parte, junto con la mayoría de los países del Caribe, de la Commonwealth británica, con el monarca británico como jefe de Estado. Cada país tiene una Alta Comisión Británica en su capital y un gobernador general que representa al monarca en los "territorios de ultramar" como ejecutivo del gobierno.

Shol convocó una reunión de emergencia en la que lxs pobladorxs decidieron organizar una protesta. Las mayores  preocupaciones, me comunicó durante una entrevista telefónica, eran el hecho de que no se les consultara antes de la visita, la exigencia de que lxs pobladorxs tuvieran que permanecer en todo momento a 200 metros de la pareja real y una disputa de tierras en curso con Flora Fauna International (FFI), una organización benéfica con conexiones con la familia real. El año pasado, se vendieron a FFI 12.800 acres en Indian Creek, pero, según la asociación de pueblos mayas de la región, las tierras -que incluyen la escuela del pueblo, el centro comunitario y un par de cientos de casas- se vendieron ilegalmente.

El 18 de marzo, la víspera de la llegada de el duque y la duquesa de Cambridge, decenas de personas se reunieron en el campo de fútbol con pancartas que decían "No es tu tierra / No es tu decisión", “Príncipe Guillermo, deja nuestra tierra" y "Indian Creek dice no a FFI / No te metas". Poco después, el gobierno de Belice comunicó al Daily Mail que, debido a "problemas", se había cancelado la visita a Indian Creek y que la pareja real visitaría otro pueblo en su lugar. Un portavoz del Palacio de Kensington confirmó al periódico la cancelación.

En su viaje por el Caribe durante la semana siguiente, la pareja real se encontró a cada paso con manifestantes. Aunque su intención era celebrar la relación del reino con sus antiguas colonias, su visita haría en gran medida lo contrario: estimuló a lxs organizadorxs de los tres países, atrayendo la atención internacional hacia el antiguo movimiento de reparación y avivando la llama de la independencia en la región.

En los últimos siete meses, lxs políticxs de Antigua y Barbuda, Belice y Jamaica han anunciado que sus países están tomando medidas para destituir al monarca británico como jefe de Estado y convertirse en repúblicas. Tras la muerte de la reina, el primer ministro de Antigua y Barbuda reafirmó a los medios de comunicación británicos que el país tomaría medidas para convertirse en una república en los próximos tres años. En Jamaica, mientras tanto, este otoño comenzarán a celebrarse asambleas virtuales y presenciales sobre una propuesta nacional de justicia reparadora, según Laleta Davis-Mattis, presidenta del Consejo Nacional de Reparaciones. Si se formaliza, Jamaica será el primer país del Caribe -y probablemente del mundo- en adoptar una propuesta de este tipo.

La visita real "puso de relieve ciertas cuestiones y creó un impulso", me dijo Henry Charles Usher, ministro de la administración pública de Belice, durante una llamada telefónica.  A mediados de otoño se formará una comisión para decidir si Belice adopta una nueva constitución o modifica la actual y, en última instancia, si el país se convierte en una república.

"Las protestas contra Guillermo y Catalina... [fueron] un indicio de que la gente está harta y de que el mensaje de las reparaciones está calando", dijo Verene Shepherd, directora del Centro de Investigación sobre Reparaciones de la Universidad de las Indias Occidentales, en una entrevista telefónica. "No creo que nunca hayamos tenido tanta gente gritando '¡Reparaciones ya!' en toda la región".

Pero aunque la visita atrajo claramente la atención y la energía hacia la causa, no debe considerarse como el acontecimiento desencadenante. Shepherd señaló que las crecientes demandas de reparaciones se producen después de más de una década de programas de educación pública y de organización de base (aunque no le gusta usar este término). Desde 2013, cuando la Comunidad del Caribe, o CARICOM, formó una Comisión de Reparaciones, los gobiernos de sus 15 estados miembros también se han involucrado, y 12 de ellos han creado sus propios comités nacionales de reparaciones. Éstos han organizado programas educativos, desarrollado políticas y coordinado respuestas públicas a eventos como la visita de la pareja real.

Como resultado, la demanda de reparaciones por la esclavitud y la colonización se ha extendido en el Caribe, filtrándose en las conversaciones públicas y privadas. En programas de televisión como Talking History, en Jamaica, y Reparations Now, en Guyana, lxs presentadorxs profundizan en las complejidades del tema de las reparaciones. El periódico jamaicano The Gleaner publica una columna quincenal llamada "Reparation Conversations" del Centro de Investigación sobre Reparaciones, en la que escritorxs invitadxs opinan sobre los últimos acontecimientos. ("Ahora sería un momento tan bueno como cualquier otro para invertir parte de esa riqueza extraída en Jamaica como parte de un paquete de reparaciones", escribió en mayo en una columna el profesor de la Universidad de las Indias Occidentales Michael Barnett). En la universidad, la historia de la lucha por las reparaciones forma parte del plan de estudios para los exámenes de calificación, y a partir de este otoño se distribuirá un libro de texto sobre el movimiento en las escuelas secundarias de todo el Caribe.

A medida que el movimiento se ha expandido por la región, también se ha profundizado y evolucionado. Actualmente, la Comisión de Reparaciones de la CARICOM se reúne en Guyana, Trinidad y Jamaica con lxs descendientes de lxs indixs que fueron traídxs al Caribe por las potencias coloniales para trabajar como sirvientxs. Lxs miembros de estas comunidades se han sentido "no incluidxs en el movimiento de reparaciones", según Niambi Hall Campbell-Dean, presidenta del Comité Nacional de Reparaciones de Bahamas.

Al mismo tiempo, proyectos de investigación como SlaveVoyages, un archivo digital interactivo creado en 2017 con información sobre más de 36.000 viajes de barcos dedicados a la trata de esclavxs, y la publicación realizada en 2013 por el University College de Londres  de las indemnizaciones pagadas a antiguxs esclavistas por la pérdida de su "propiedad" tras la abolición de la esclavitud han situado las actuales demandas de justicia reparadora en un contexto histórico detallado. "Toda esta información está haciendo que la gente se dé cuenta de lo injusto que es que quienes cometieron crímenes contra la humanidad se nieguen a pedir disculpas o a dar algún paso hacia la reparación", me dijo Shepherd.

Sin duda, muchxs en el Caribe reconocieron esta injusticia mucho antes del momento actual. Las peticiones formales de reparación se remontan casi al principio de la era de la independencia. En los años que siguieron a su independencia de la corona -empezando en 1962 con Jamaica y continuando hasta 1983 con San Cristóbal y Nieves- todas las antiguas colonias británicas del Caribe exigieron algún tipo de paquete de reparaciones, basándose en el argumento de que el gobierno británico había explotado y extraído la riqueza de sus países durante siglos. Sin embargo, ninguna recibió nada. En cambio, cuando se abolió la esclavitud en el Imperio Británico, el Reino Unido no tuvo ningún problema en pagar a lxs esclavistas por la pérdida de su "propiedad".

En 1833, el gobierno británico pidió un préstamo de 20 millones de dólares para saldar aproximadamente 40.000 demandas de antiguxs esclavistas. Kris Manjapra, profesor de la Universidad de Tufts, ha descubierto que es probable que el Reino Unido siguiera pagando este préstamo hasta 2015. "La implicación, en primer lugar, es que lxs ciudadanxs británicxs durante muchas generaciones estaban pagando impuestos para pagar esta deuda", dijo Manjapra durante una entrevista telefónica. "En segundo lugar, la gente del Caribe, a través de la maquinaria colonial, también estuvo pagando la deuda [hasta su independencia]".

El ejemplo más citado de este tipo de injusticia es la independencia de Haití de Francia en 1804. A cambio de su libertad, Haití se vio obligado a pagar a su antiguo colonizador 150 millones de francos, una deuda que tardó 122 años en saldar. (La reciente investigación del New York Times sobre la agobiante indemnización del país a Francia es solo el último esfuerzo por explorar el tema). El legado de esta deuda impulsó al entonces Presidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide, a presentar la primera solicitud formal de reparaciones en el periodo postcolonial. En 2004, Aristide exigió a Francia 21.000 millones de dólares. Poco después, y con el apoyo del ejército estadounidense, fue destituido del poder en un golpe de Estado.

Estas historias y estadísticas refuerzan el movimiento de justicia reparadora en el Caribe, que comenzó "desde el momento de la captura y el envío a través del Pasaje del medio", dijo Shepherd. "La gente se resistía. La gente decía: '¡No!'". En la práctica, han sido necesarias numerosas cumbres internacionales, como la Conferencia Panafricana sobre Reparaciones, celebrada en Abuja (Nigeria) en 1993, y la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, celebrada en Durban (Sudáfrica) en 2001, para que el movimiento fuera adquiriendo lentamente viabilidad política. "Con el tiempo, otrxs jefxs de Estado se convencieron", dijo Shepherd.

Todos los años, la CARICOM escribe cartas a las antiguas potencias coloniales que traficaban con personas esclavizadas y gobernaban la región. En estas cartas se adjunta un documento llamado Plan de Diez Puntos, el manifiesto del movimiento caribeño de justicia reparadora, que también sirvió como modelo para el propio plan de justicia reparadora de la Comisión Nacional Afroamericana de Reparaciones de Estados Unidos y como referencia para lxs organizadorxs de todo el mundo. El manifiesto afirma que las víctimas de los crímenes europeos contra la humanidad y sus descendientes "tienen un derecho legal a la justicia reparadora, y que aquellxs que cometieron estos crímenes, y que se han enriquecido con el producto de los mismos, tienen que responder a un caso de reparación".

Para ello, el Plan de Diez Puntos integra amplios llamamientos a la financiación de instituciones culturales, instituciones sanitarias y programas de ciencia y tecnología -todos los cuales abordan los legados coloniales del subdesarrollo económico- con llamamientos más particulares a la inversión en las comunidades indígenas y demandas de repatriación a África por parte de lxs organizadorxs rastafaris. Las reparaciones pueden adoptar la forma de financiación, "pero también de desarrollo de recursos humanos... transferencia de tecnología, servicios diplomáticos e intervenciones", según Dorbrene O'Marde, vicepresidenta de la comisión.

Un aspecto fundamental del plan es la cancelación de la deuda. Desde su independencia, los países del Caribe han sufrido un alto nivel de endeudamiento y se han visto obligados a realizar costosos acuerdos de reestructuración con el Fondo Monetario Internacional, que han debilitado aún más sus economías. Jamaica, por ejemplo, atrapada en un ciclo de endeudamiento, ha solicitado préstamos de rescate al FMI casi todos los años. La política nacional de justicia reparadora de Jamaica se basará en el Plan de Diez Puntos, según Davis-Mattis, presidenta del Consejo Nacional de Reparaciones del país.

Una semana antes de que la pareja real llegara a Jamaica, la Red de Defensorxs, una coalición de líderes comunitarios y académicxs del país, publicó una carta abierta exigiendo reparaciones a Gran Bretaña y a su familia real, con un documento adjunto en el que se enumeran 60 razones. "Estos temas llevan demasiado tiempo sobre la mesa", me dijo por teléfono la economista y organizadora Rosalea Hamilton. "Tenemos que llamar la atención de la realeza y, al hacerlo, llamar la atención de la sociedad".

Cuando el Duque y la Duquesa de Cambridge llegaron a Kingston el 22 de marzo, lxs que en principio iban a ser 60 manifestantes pasaron a ser 300, según Hamilton. Una vez más, los medios de comunicación internacionales estuvieron presentes para cubrir las manifestaciones. Las pancartas que portaban lxs manifestantes y las camisetas que llevaban decían "Seh yuh sorry" (Pidan disculpas); muchas habían sido creadas para la visita del ex primer ministro británico David Cameron en 2015. Durante su estancia, Cameron pronunció un infame discurso en el Parlamento jamaicano en el que pidió a lxs jamaicanxs que "superaran este doloroso legado" de la esclavitud.

Al día siguiente, en Montego Bay, una veintena de rastafaris realizaron una manifestación en la sede de la Sociedad de Beneficencia de Coral Gardens. Durante la masacre de Coral Gardens, que se desarrolló durante una semana en abril de 1963, al menos ocho rastafaris fueron asesinadxs y hasta 150 resultaron heridxs en una serie de redadas policiales. El entonces primer ministro de Jamaica, Alexander Bustamante, había pedido a lxs agentes que "lxs trajeran vivxs o muertxs". 

Ras Drick I, que asistió a la protesta en Montego Bay y cuyo tío fue un superviviente de la masacre, me dijo: "Por lo que yo y yo seguimos luchando es por liberarnos de todo el colonialismo y de la monarquía británica", utilizando la expresión rastafari "yo y yo" en lugar de "nosotrxs". "Yo y yo hablamos de liberarnos: repatriación mental, repatriación física y reparaciones físicas".

Desde 1930, cuando la comunidad rastafari destituyó oficialmente al rey Jorge V como monarca y lo sustituyó por Haile Selassie, el emperador de Etiopía, se han convertido en lxs líderes espirituales del movimiento por la justicia reparadora y, durante casi un siglo, han estado reclamando reparaciones así como la repatriación a África. Cuando Jamaica se convirtió en el primer país de la región en crear un consejo nacional de reparaciones en 2009, un par de años antes de que se formara la Comisión de Reparaciones de la CARICOM, éste se basaba en el trabajo de lxs organizadorxs rastafaris. El mérito es también del político jamaicano Mike Henry, que en 2007 presentó por primera vez la propuesta de reparaciones al Parlamento.

Cuando Guillermo y Catalina llegaron a Bahamas el 24 de marzo, lxs bahameñxs ya estaban organizadxs. Mientras la pareja real estaba todavía en Jamaica, el Comité Nacional de Reparaciones de Bahamas publicó su demanda oficial. Al final de su declaración, reprodujo la letra de la canción de 1972 "Pay Me What You Owe Me", del músico bahameño Tony McKay. La canción repite las frases "Págame por mi sangre en el agua / Págame por mis hijos y mi hija" y "Págame por todxs mis muertxs / Págame por la sangre que derramaste". Cuando pregunté a Hall Campbell-Dean, la presidenta del comité, por qué había decidido incluir la letra de esta canción, me dijo: "Queríamos mostrar que éste es un llamamiento que el pueblo bahameño lleva exigiendo de diversas maneras desde hace muchos años."

El 25 de marzo fue el Día Internacional de Recuerdo de las Víctimas de la Esclavitud y la Trata Transatlántica de Esclavxs. Al amanecer, Hall Campbell-Dean celebró una ceremonia de libación en la playa de Yamacraw, en Nassau, la capital, en la que se vertió agua embotellada, flores de buganvilla de color púrpura y papel moneda en el océano para honrar a los 15 millones de personas asesinadas durante los cuatro siglos de la trata de esclavxs. En Nassau y en Freeport, en otra isla al otro lado del canal, lxs organizadorxs rastafaris celebraron protestas. Habían intentado conseguir una audiencia con el duque y la duquesa y entregar una carta al alto comisionado, pero les dijeron que era demasiado tarde, dijo el sacerdote Rithmon McKinney, uno de lxs organizadorxs.

El viernes 25 de marzo, exactamente una semana después de haber aterrizado en Belice, la pareja real tuvo su última cena en Nassau, ofrecida por el gobernador general de Belice. Dirigiéndose a los tres países que la pareja había visitado en su gira, el Príncipe Guillermo declaró: "Apoyamos con orgullo y respeto vuestras decisiones sobre vuestro futuro", refiriéndose a los crecientes movimientos independentistas en todo el Caribe. Dos días más tarde, lxs organizadorxs de Belice, Jamaica y Bahamas anunciaron en una declaración conjunta publicada por la Red de Defensorxs: "Nos mantenemos unidxs en el rechazo a la llamada ofensiva de seducción al Caribe emprendida por Guillermo y Catalina, el duque y la duquesa de Cambridge".

En los meses posteriores a la salida de Guillermo y Catalina del Caribe, gran parte de los medios de comunicación internacionales siguieron su ejemplo, pero la organización y la agitación no cesaron. En abril, otra pareja de miembros de la realeza -Eduardo  y Sofía, el conde y la condesa de Wessex- viajó a la región. La visita prevista a Granada se canceló en el último momento, sin ninguna explicación, y tuvieron que hacer frente a las protestas en Santa Lucía y en San Vicente y las Granadinas. En Antigua y Barbuda, el Primer Ministro Gaston Browne presionó al Príncipe Eduardo (el hijo menor de Isabel) y a su esposa sobre el tema de las reparaciones, pidiéndoles que utilizaran su influencia política para apoyar el movimiento de justicia reparadora.

Los informes de prensa caracterizaron el intercambio como incómodo. En un momento dado, el príncipe Eduardo le dijo a Browne: "No estaba tomando notas, así que no voy a darle una réplica completa". En declaraciones a The Guardian, el antiguo corresponsal real de la BBC, Peter Hunt, dijo que los futuros viajes de la familia real serían "imprudentes".

Luego, el 8 de septiembre, murió la reina Isabel II. Los medios de comunicación internacionales se apresuraron a volver al Caribe, preguntando a organizadorxs y líderes políticxs qué significaba la muerte de la monarca para los movimientos de reparación y soberanía de la región. Las reacciones fueron variadas; el tono fue mayoritariamente sombrío. Las banderas se bajaron a media asta, se publicaron condolencias y lxs organizadorxs se abstuvieron, en su mayoría, de hacer declaraciones políticas.

Una excepción fue el cantante folclórico barbadense y embajador cultural oficial Anthony "Gabby" Carter, que publicó un poema titulado "Good Riddance to Rubbish" (Adiós a la basura) que circuló por Internet. En él, escribió: "Heredó millones de libras / De las ganancias de la esclavitud / Pero permitió que cada colonia / Se revolcara en la pobreza".

Sobre el tema de Carlos III, Carter fue breve y directo: "Se convertirá en el monarca / El gobernante británico / ¡El rey! / Si nos trae reparaciones / ¡Entonces lo apoyaré!"

Michela Moscufo es una periodista independiente afincada en Nueva York que cubre asuntos internacionales y derechos humanos. Sus artículos han sido publicados por ABC News, NBC News, Reuters y Business Insider.

Foto: Twitter

Available in
EnglishSpanishPortuguese (Brazil)
Author
Michela Moscufo
Translators
Cristina Frodden and Nora Bendersky
Date
30.11.2022
Source
Original article🔗
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