En estos momentos, lxs dirigentes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se están preparando para su cumbre anual en La Haya.
Los informes apuntan a una agenda de escalada y armamento, con un aumento del gasto militar hasta el 5 por ciento del PIB para 2035 —más del doble de la media actual— y recortes en unos presupuestos públicos ya diezmados por décadas de austeridad.
«La OTAN no está en guerra, pero tampoco estamos en paz», reza el comunicado de prensa de la cumbre, mientras sus miembros trafican con armas, llevan a cabo actividades de vigilancia y proporcionan protección jurídica a criminales de guerra y mercenarios desde Quito hasta el Congo.
«Será un compromiso de toda la OTAN y un momento decisivo para la alianza», dijo el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, sobre el aumento del objetivo de gasto, citando la amenaza de un ataque ruso contra Europa y «amenazas a largo plazo» no especificadas de China, Irán y la República Popular Democrática de Corea.
La Cumbre se produce tras una importante escalada en Asia Occidental. En la madrugada del viernes 13 de junio, las fuerzas israelíes lanzaron un brutal ataque contra Irán, la siguiente andanada en una guerra mortal que amenaza una vez más con envolver a toda la región. Durante el fin de semana, los Estados Unidos se unieron al ataque, enviando una flota de bombarderos B-2 Spirit para atacar objetivos nucleares en Fordo, Natanz e Isfahán.
El Gabinete de la Internacional Progresista había advertido contra esta escalada. «Miles de millones en envíos de armas, vetos en el Consejo de Seguridad de la ONU y protección política han permitido el asalto de Israel [a Gaza], al tiempo que han promovido los intereses occidentales en la región. Este mismo aparato de apoyo amenaza ahora con facilitar una guerra aún más devastadora», advertía una declaración publicada el 13 de junio. «Una guerra contra Irán corre el riesgo de extenderse mucho más allá de las fronteras de estas dos naciones».
Pero la administración Trump ha seguido adelante con los ataques contra Irán, en contra de la abrumadora opinión pública en los Estados Unidos y en otros lugares, dejando claro el motivo del cambio de régimen: el hijo del último Sha de Irán se pavonea en los estudios de televisión occidentales como un potencial líder «de transición» y el senador estadounidense Lindsey Graham llama a «derrocar este régimen» en la televisión por cable.
«No es políticamente incorrecto utilizar el término «cambio de régimen»», publicó Donald Trump en Truth Social, «pero si el actual régimen iraní es incapaz de HACER QUE IRÁN VUELVA A SER GRANDE, ¿por qué no habría un cambio de régimen? ¡MIGA!».
Esta absurda justificación del ataque ilegal de Trump contra Irán ya ha sido replicada por dirigentes de todo Occidente. Tras los ataques aéreos de los Estados Unidos, los socios menores de Washington —el Reino Unido, Canadá, Australia y la Unión Europea— emitieron declaraciones casi idénticas, como si hubieran sido enviadas a través de instrucciones del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Advirtieron sobre la amenaza nuclear iraní, llamaron a Irán a cesar su «desestabilización regional» e instaron a Irán a «regresar» a la mesa de negociaciones.
La ironía es aguda: Irán no posee armas nucleares, según la inteligencia estadounidense. Israel tiene cien. Los Estados Unidos tienen miles. Durante el último año, Israel ha bombardeado cinco países de la región. Irán, por su parte, ha estado negociando el futuro de su sector nuclear cuando Israel lanzó su ataque del 13 de junio, dirigido, entre otros, al principal negociador de Irán. La elección impuesta por Occidente es clara: obedecer o ser exterminado.
El ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, condenó el ataque «sin precedentes y grave» de los Estados Unidos, calificándolo de golpe al sistema de las Naciones Unidas y al Tratado de No Proliferación. «La humanidad ha avanzado demasiado como especie para permitir que un matón sin ley nos lleve de vuelta a la ley de la selva», dijo.
Ese matón está ahora a bordo del Air Force One rumbo a La Haya, donde sus dirigentes defenderán los valores democráticos mientras arrastran a sus aliados atlánticos a una guerra permanente y al saqueo planetario. Como dijo el miembro del Consejo de la IP y presidente de Colombia, Gustavo Petro, a sus homólogxs en una reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en 2023:
«Lo que vemos en Palestina será también el sufrimiento de todos los pueblos del Sur... Occidente defiende su consumo excesivo y su nivel de vida basado en la destrucción de la atmósfera y el clima, y para defenderlo, sabiendo que provocará el éxodo del sur al norte, y no solo del pueblo palestino, está dispuesto a responder con la muerte».
Pero no estamos condenados a la visión que la OTAN tiene para nuestro futuro. Desde la Cumbre del BRICS hasta la conferencia del Grupo de La Haya, podemos ver que ya se está gestando una alternativa genuina: un nuevo orden internacional basado en la cooperación, el respeto mutuo y la coexistencia pacífica.
Las fuerzas progresistas ya se están movilizando para impulsar esa alternativa. La semana pasada, movimientos de todo el mundo se reunieron en La Haya para celebrar una contracumbre y una marcha histórica por la ciudad en oposición a la agenda bélica de la OTAN. La contracumbre causó tanta controversia que La Haya está movilizando la mayor operación de seguridad de la historia de los Países Bajos para protegerla.
Y ahora, las fuerzas progresistas se están reuniendo en Bruselas para el Foro Internacional por la Paz, coorganizado por la Internacional Progresista, el Partido de la Izquierda Europea, la Oficina Internacional por la Paz, el Foro de São Paulo, la Asamblea Internacional de los Pueblos y ALBA-TCP, entre otros.
«El mundo se encamina hacia una guerra total, si no actuamos ahora para impedirlo», les escriben los organizadores. «Trump y sus aliadxs de la OTAN ya han dejado claro lo que esperan hacer con ese poder: buscar el dominio de la «civilización occidental» en todo el planeta y enriquecerse en el proceso. Así que, mientras ellxs claman por la guerra, nosotrxs debemos planificar la paz».
Lee el programa completo en la página web del Foro aquí y únete a lxs organizadores de todo el mundo que se movilizan en Bruselas, La Haya, Bogotá y otros lugares para garantizar una paz justa y duradera.
El gobierno del Reino Unido está decidido a declarar al grupo de acción directa Palestine Action como organización terrorista. Ofrecer apoyo, ya sea con palabras o con hechos, a un grupo declaradoterrorista en el Reino Unido puede ser castigado con una pena de 14 años de prisión. Desde 2020, Palestine Action ha desafiado la maquinaria de guerra israelí, obligando al cierre de instalaciones, a la pérdida de financiación y a costos adicionales a Elbit, la mayor empresa armamentística de Israel. La semana pasada, el grupo entró en una base aérea y dañó dos aviones militares. Desde la base aérea de Brize Norton salen diariamente vuelos hacia la base aérea de Akrotiri, en Chipre, desde donde aviones británicos recogen información, repostan aviones de combate y transportan armas para apoyar el genocidio de Israel en Gaza.
La diputada británica Zarah Sultana, miembro del Consejo de la IP, ha defendido a Palestine Action diciendo: «Se puede reparar un avión. Se puede reemplazar una ventana rota. Pero no se puede devolver la vida a los muertos. Debemos defender el derecho a protestar».
Economistas de todo el mundo se han unido en apoyo al plan de Zohran Mamdani para la ciudad de Nueva York, «un proyecto audaz pero práctico para
abordar los retos más urgentes de la ciudad». Lee su declaración completa aquí.
Amazon se mudó a su nueva sede en Berlín la semana pasada. El sindicato alemán ver.di y varios activistas protestaron y demandaron un convenio colectivo. Esto se produjo antes de la audiencia sobre las condiciones laborales en Amazon que tendrá lugar la esta semana en el Parlamento Europeo.
Turmoil es una obra de arte de la artista iraní Tanaz Modabber encargada para el Tiergarten de Berlín. La obra se manifiesta en tres partes: la primera es una escultura realizada en la casa de la artista en Teherán (تهران) durante el inicio de las protestas en septiembre de 2022, que estallaron tras la muerte bajo custodia de Mahsa Amini.
La segunda y tercera partes son una recreación digital de la escultura que se puede ver a través de la realidad virtual en el parque, y una partitura musical realizada en colaboración con Jeffrey Bossin, carillonista e impulsor del Carillón del Tiergarten de Berlín, uno de los campanarios más grandes de su tipo en Europa, cuyas campanas se pueden escuchar desde el edificio del Reichstag y la Cancillería alemana.
La torre, Turm en alemán, también tiene diversas connotaciones. Bossin propuso el carillón para conmemorar el 750 aniversario de Berlín en 1984. Esto en sí mismo recuerda los cambios de fronteras. Turmoil empatiza con los problemas existenciales de Irán desde la revolución de 1979. También llama la atención sobre la dependencia económica de la extracción de petróleo de Irán. Tanaz Modabber es una artista y arquitecta iraní radicada en Berlín. Sus obras exploran la colisión entre los paisajes terrestres y los construidos, moldeados por las fuerzas económicas y políticas.