El 22 de agosto, las Naciones Unidas declararon una hambruna en Gaza. Más de medio millón de palestinxs se enfrentan a condiciones catastróficas de hambruna en medio del genocidio israelí, mientras que las autoridades de Gaza informan de más de 10,000 muertes adicionales y 45,000 heridxs desde el colapso del alto el fuego en marzo, cifras que representan una subestimación significativa de la verdadera devastación.

En respuesta a ello, se está movilizando una coalición histórica en el mar Mediterráneo para romper el bloqueo que ha creado estas condiciones insoportables, llevar ayuda humanitaria esencial a la población de Gaza y señalar que personas de todo el mundo se niegan a ser cómplices del genocidio.

La Flotilla Global Sumud zarpó el 31 de agosto y el 4 de septiembre desde puertos de España y Túnez. Forma parte de la mayor flota humanitaria civil jamás reunida para Gaza, una unión sin precedentes de los principales movimientos de base. La Internacional Progresista se unirá a la misión.

«Navegamos porque los gobiernos han fracasado. Navegamos porque el silencio permite las atrocidades. Navegamos para defender el derecho internacional y defender la dignidad humana», escribió esta semana Melanie Schweizer, abogada y miembro del Comité Directivo de la Flotilla Global Sumud, para la Agencia. **

La coalición navega con cinco demandas clave: un alto el fuego inmediato y permanente, el levantamiento del bloqueo ilegal, el acceso humanitario garantizado por mar y tierra, la rendición de cuentas por las violaciones del derecho internacional y la autodeterminación palestina.

Esta misión llega en un momento crítico.

Desde octubre de 2023, más de dos millones de palestinxs se han enfrentado a bombardeos indiscriminados, desplazamientos masivos y una hambruna sistemática y deliberada. A pesar de que siguen resistiendo la ocupación, la población de Gaza se enfrenta a una situación cada vez más desesperada. Es imposible calcular el número real de víctimas mortales, pero los estudios existentes apuntan a que cientos de miles de personas han perdido la vida a causa de la violencia del régimen israelí y las privaciones que ha provocado.

Unx de cada tres niñxs sufre malnutrición aguda y solo en julio se produjeron al menos 63 muertes relacionadas con la malnutrición, entre ellas 24 niñxs menores de cinco años. Los hospitales carecen de suministros médicos básicos. Las familias se ven obligadas a beber agua contaminada y a buscar comida. Y las personas que buscan ayuda en los llamados «centros de distribución humanitaria» son masacradas habitualmente por las balas estadounidense e israelíes.

La Flotilla no solo pretende desafiar ese bloqueo, sino también llamar la atención sobre los gobiernos que se niegan a cumplir sus obligaciones en virtud del derecho internacional. Todas las naciones tienen la obligación legal de prevenir el genocidio. Sin embargo, aparte de la resistencia regional en Irán, Líbano o Yemen, y de iniciativas como el Grupo de La Haya, los Estados de todo el mundo permanecen inactivos o son cómplices directos.

Como ha demostrado la  historia reciente, la misión de la Flotilla no está exenta de peligro. En junio de 2025, las fuerzas de ocupación israelíes capturaron el Madleen, un barco que transportaba ayuda para Gaza en aguas internacionales, y detuvieron a la destacada activista climática Greta Thunberg y a otros manifestantes. Y, en julio de 2025, otro barco fue interceptado. El organizador sindical de Amazon, Chris Smalls, fue arrestado junto con otros 20 activistas climáticos mientras intentaban entregar ayuda a Gaza. Las fuerzas israelíes rodearon, propinaron una golpiza y estrangularon al líder sindical estadounidense mientras abordaban ilegalmente el barco de ayuda Handala.

Estas detenciones representan un patrón claro: las misiones humanitarias pacíficas se enfrentan a la violencia, la detención, la deportación y el tipo de violencia por motivos raciales que desde hace tiempo está muy extendida en toda la sociedad colonizadora.

Pero también representan la amenaza que la organización popular supone para el proyecto colonial, una clara señal de que la marea está cambiando. Por eso, cuando esta flota histórica zarpó hacia Gaza, llevaba más que alimentos y medicinas: llevaba un mensaje de que los pueblos del mundo no tolerarán un genocidio llevado a cabo en su nombre.

El pueblo palestino ha mostrado al mundo lo que significa la firmeza —sumud— frente a la violencia genocida. La Flotilla Global Sumud demuestra que no están solos en su lucha.

Lo último del Movimiento

Conferencia Popular por Palestina

Una coalición que incluye a miembros de la IP, el Movimiento Juvenil Palestino y Estudiantes Nacionales por la Justicia en Palestina, organiza la segunda Conferencia Popular por Palestina del 29 al 31 de agosto en Detroit, Míchigan, EE. UU.

Esta conferencia anual está organizada por líderes palestinos del movimiento, con un programa político diseñado para abordar la situación política actual y reunir las voces críticas en la lucha.

La conferencia de este año tiene como objetivo apoyar a los movimientos y organizadores en el fortalecimiento de sus esfuerzos para desafiar el genocidio en Gaza, incluyendo el apoyo directo al pueblo palestino y el mayor aislamiento y denuncia del sionismo.

Puedes leer más sobre la conferencia en su página web, y estar atento a nuestras redes sociales y la página web para más información.

Arte de la Semana

Electrical Gaza, una película de Rosalind Nashashibi, documenta Gaza en los días previos a la ofensiva militar israelí Operación Margen Protector en el verano de 2014. La película incorpora animación, metraje de 16 mm, música, silencio y la propia respiración de la artista para retratar cómo se sentía estar en Gaza en ese momento, que Nashashibi describió como «una mezcla cargada de euforia liberadora y profunda ansiedad».

Nashashibi es una pintora y cineasta radicada en Londres, de ascendencia palestina e irlandesa del norte. Entre sus numerosos galardones se encuentran el ser la primera mujer en ganar el premio Beck's Futures, la nominación al premio Turner y la representación de Escocia en la 52ª Bienal de Venecia. Su obra ha sido incluida en Documenta 14, Manifesta 7, la Trienal Nórdica y Sharjah 10. Electrical Gaza ha sido producida por Kate Parker, con fotografía de Emma Dalesman. Gran parte de lo que se documenta en la película está ahora destruido.