La democracia brasileña está siendo atacada.
El domingo 8 de enero de 2023, días después de la toma de posesión del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, partidarixs del ex presidente Jair Bolsonaro asaltaron las instituciones democráticas de la nación en Brasilia.
Mientras lxs agitadorxs saqueaban violentamente el Palacio Presidencial, el Congreso Nacional y el Tribunal Supremo, los indicios sugerían que la insurrección podría haberse planeado en Florida, donde Bolsonaro huyó para evitar un probable procesamiento en su país.
En todo Brasil, los movimientos populares se movilizaron rápidamente contra el intento de golpe. Miles de personas salieron a la calle el lunes 9 de enero para defender las instituciones democráticas y exigir que lxs autorxs de la insurrección comparecieran ante la justicia. A ellxs se unió una avalancha de solidaridad procedente de todo el mundo.
El ataque a la democracia brasileña es uno de los muchos síntomas de la reacción violenta que se extiende por todo el mundo. Desde la India de Narendra Modi a la Italia de Giorgia Meloni, las fuerzas de la derecha están ganando fuerza, planteando nuevos desafíos a los derechos y las instituciones democráticas.
Estos desafíos no harán más que agudizarse con el tiempo. Con el surgimiento de un mundo nuevo, democrático y multipolar, las fuerzas del statu quo movilizarán cada vez más violencia para defender sus privilegios. Cada uno de sus ataques contra nuestros derechos y movimientos populares debe servir tanto de advertencia como de llamado.
Por eso recordamos la importancia de nuestra misión de unir, organizar y movilizar a las fuerzas progresistas del mundo para defender la democracia, oponernos al cambio de régimen y construir el mundo de dignidad que los fascistas tratan tan desesperadamente de impedir. Não passarão!
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