El levantamiento liderado por mujeres contra la discriminación sistemática de género y el régimen teocrático represivo en Irán está entrando a su cuarta semana después de que las manifestaciones comenzaran en respuesta al asesinato de Jina Amini, una mujer kurda de 22 años, a manos de la "policía de la moral" iraní.
La consigna emblemática del movimiento de protesta—“jin, jiyan, azadi” o “mujer, vida, libertad”—tiene raíces en la lucha de más de 40 años de las mujeres kurdas en contra del autoritarismo turco respaldado por la OTAN y el extremismo de ISIS en Irak y Siria. Las mujeres kurdas en Irán, las primeras en usar la consigna en protestas, tienen una historia igualmente poderosa de resistencia ante la intervención extranjera, los regímenes represivos, y los fundamentalistas religiosos.
Esta historia ha sido borrada de las narrativas principales en torno a las protestas–pero es esencial para comprender cómo el levantamiento encaja dentro de una historia más larga de luchas revolucionarias en la región.
“Jin, jiyan, azadi” se origina en el movimiento de resistencia kurda en Turquía. Refleja el rol especial de las mujeres en el Partido de lxs Trabajadores de Kurdistán (PKK) y los grupos inspirados por sus ideas.
Si bien eran pocas en número, las mujeres estuvieron presentes en la lucha del movimiento desde su comienzo. Sakine Cansiz, la única mujer co-fundadora del PKK, propuso la formación de unidades femeninas en el congreso constituyente del grupo en 1978, inspirándose en ejemplos de otros movimientos socialistas. La primera mujer comandante de combate del PKK se hizo cargo de una unidad mixta en Eruh pocas semanas después de los primeros ataques armados del grupo en 1984.
Al intensificarse la guerra en Kurdistán, y al unirse más mujeres a la guerrilla, éstas se enfrentaron a la misma contradicción que siempre han atravesado las mujeres en movimientos revolucionarios a lo largo de la historia. El conflicto creó oportunidades para que las mujeres desafiaran normas sociales conservadoras y escaparan de la opresión del hogar. Sin embargo, aún se esperaba que subordinaran sus preocupaciones a la causa nacional, y sus compañeros hombres frecuentemente mantenían las mismas actitudes patriarcales comunes en sus comunidades.
En respuesta, durante los años más intensos del conflicto armado contra el estado turco, las mujeres del PKK comenzaron otra batalla: una lucha ideológica interna en torno al tema de la liberación de la mujer.
En 1993, organizaron las primeras unidades guerrilleras exclusivamente de mujeres, antecesoras a las fuerzas YJA-STAR que lucharon batallas clave contra ISIS en Irak y Siria, y que formaron la base para lo que serían las Unidades Femeninas de Protección de Mujeres Sirias y Kurdas (YPJ). En base a esa experiencia, en 1995, el 5to Congreso del PKK emitió una decisión en la que se llamó a la creación de más estructuras autónomas de mujeres en las esferas políticas, culturales y económicas.
Los cambios teóricos se produjeron paralelamente a estos desarrollos prácticos. Abdullah Öcalan, fundador y líder del PKK, comenzó a argumentar que la opresión de la mujer es la base de todas las otras formas de opresión, y por lo tanto, la sociedad no puede ser libre si las mujeres no son libres.
En el Día Internacional de la Mujer de 1998 se presentó la “Ideología de la Liberación de la Mujer.” Este planteamiento de los principios a los que deben adherirse las mujeres en su lucha por la libertad enfatiza la necesidad de una completa autonomía y auto-organización: las mujeres deben liberarse no solo de los roles sociales tradicionales y de la mentalidad que los justifica, sino también de la dependencia de los hombres en general.
Al irse produciendo estos cambios, los hombres líderes del PKK cuestionaron la necesidad de tener estructuras autónomas de mujeres e intentaron reintegrarlas a la cadena de comando dominada por hombres. Pero las mujeres ya habían acumulado un poder político y organizacional suficientemente alto para resistir estos esfuerzos con éxito y así preservar su autonomía.
Con su reestructuración a principios de la década de 2000, el PKK se convirtió en el único movimiento político kurdo que hizo de la liberación de la mujer una prioridad de igual importancia que la causa nacional. Sus teorías se introdujeron rápidamente en la política legal pro-kurda y en la sociedad civil kurda tanto en Turquía como fuera de ella.
Fue en esa época cuando surgió la consigna "jin, jiyan, azadi", utilizada por las mujeres kurdas que se oponían a la violencia estatal contra su pueblo y a la violencia masculina contra las mujeres en sus comunidades. Condensa un legado de lucha e innovación revolucionaria en tres poderosas palabras.
En 2012, cuando lxs kurdxs sirixs establecieron un gobierno autónomo, estas ideas sobre la liberación de la mujer y las formas para lograrlo ya estaban en el corazón de su proyecto. La YPJ luchó contra ISIS en primera línea, mientras que organizaciones autónomas de mujeres en todas las áreas de gobernanza y sociedad hicieron frente a actitudes patriarcales arraigadas, violencia, discriminacion, y otras amenazas enfrentadas por mujeres en sus familias y comunidades.
La lucha común contra el terrorismo de ISIS, la ocupación turca, y la experiencia común de opresión patriarcal, ha unido a las mujeres más allá de las líneas étnicas y religiosas. Esto pone de manifiesto el potencial universalista de las teorías del movimiento de mujeres kurdas.
No es casualidad que las mujeres kurdas iraníes se identifiquen con esta consigna. Tienen una tradición propia de resistencia de varias décadas que les permite desempeñar un papel importante en el actual movimiento de protesta.
Las mujeres estuvieron políticamente activas en la República de Kurdistán, establecida en Mahabad en 1946 y considerada por muches como el primer estado kurdo del Medio Oriente antes de ser aplastado por el régimen del Shah.
A finales de los 70 y principios de los 80, las mujeres de las regiones kurdas de Irán participaron en la lucha para derrocar a la monarquía respaldada por Estados Unidos, y luego resistieron contra el establecimiento de una República Islámica derechista y represiva que la reemplazó. Muchas tomaron las armas: el partido socialista kurdo, Komala, contaba con unidades peshmerga compuestas únicamente de mujeres.
Su lucha por la libertad no ha sido limitada por las fronteras nacionales. Las mujeres kurdas de Irán se unieron a la lucha contra ISIS como integrantes de diferentes grupos kurdos, incluyendo las Unidades Femeninas de Protección de Mujeres Sirias y Kurdas (YPJ) en Siria. Viyan Peyman, una comandanta de la YPJ famosa por la canción que escribió y grabó mientras luchaba en la sitiada Kobane, era originaria de la ciudad kurda iraní de Maku.
En Irán, la Red de Derechos Humanos de Kurdistán documentó la detención política de más de 30 mujeres kurdas entre marzo de 2020 y marzo de 2021, entre ellas activistas de derechos humanos, ambientalistas, manifestantes y miembros de grupos de oposición kurdos. La presa política que ha servido mayor tiempo, Zeynab Jalalian, es una mujer kurda.
El significado de las ideas y los símbolos puede cambiar a medida que atraviesan fronteras y causas. Pero para las mujeres iraníes que están en las calles hoy en día, "jin, jiyan, azadi" es un sentir tan revolucionario como lo fue para las mujeres kurdas que lo desarrollaron y difundieron. Tanto en Irán como en el Kurdistán, las mujeres están liderando movimientos populares en una forma sin precedentes, y la insistencia de las mujeres en liberarse de la violencia masculina y estatal está en el centro de una lucha por la libertad de toda una sociedad.
Para las mujeres de la región, estos paralelismos son claros. Las mujeres del noreste de Siria afrontaron las constantes amenazas de bombardeos turcos y ataques de drones, organizando una marcha masiva en Qamishlo en solidaridad con las mujeres de Irán. Las presas políticas feministas kurdas en Turquía se cortaron el pelo y expresaron su apoyo al levantamiento en sus defensas judiciales.
Sin embargo, a nivel internacional, los medios de comunicación dominantes, los políticos, las marcas y las celebridades, dividen estas revoluciones de mujeres al borrar las raíces kurdas de esta consigna y la lucha que representa. Es habitual ver "mujer, vida, libertad" escrito en inglés o "zan, zendegi, azadi" escrito en farsi, sin mencionar en absoluto las palabras originales en kurdo. Lxs líderes occidentales que dicen "mujer, vida, libertad" con orgullo para ofrecer un apoyo oportunista a las mujeres de Irán han criminalizado el movimiento del que surgió "zan, zendegi, azadi," y proporcionan a Turquía las armas utilizadas para atacar a esas mujeres.
Una solidaridad genuina con la resistencia de las mujeres requiere que recordemos que "jin, jiyan, azadi" no es un hashtag o una moda. Es una filosofía política que representa a innumerables mujeres de todos los ámbitos de la vida en la vanguardia de la lucha por un Medio Oriente democrático, pacífico y pluralista, libre de todas las formas de opresión y explotación.
Para apoyar a estas mujeres, es esencial situarse junto a ellas contra todas las amenazas a las que se enfrentan—y no permitir que sus luchas contra las diferentes manifestaciones del patriarcado, el imperialismo, la represión y la guerra se dividan, se mercantilicen o se descontextualicen.
Meghan Bodette es una investigadora independiente especializada en Turquía, Siria y los asuntos kurdos, con un énfasis particular en los derechos de las mujeres en estas regiones y contextos. Su trabajo ha sido publicado por el Programa de Oriente Medio del Wilson Center, el National Interest y la Northern Press Agency. Bodette fue editora de The Region, un sitio web de noticias basado en historias y perspectivas poco difundidas de Medio Oriente, y fundadora del Proyecto Mujeres Desaparecidas de Afrin, que vigila el secuestro, la desaparición y otras violaciones de los derechos de las mujeres en Afrin, Siria.
Foto: Kollektiv ohne Namen