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2022 en perspectiva: la hora de la verdad para Palestina

El año 2022 disipó las ilusiones de que la colaboración palestina con Israel fuera sostenible y de que el sionismo fuera otra cosa que un movimiento constantemente en guerra con el pueblo palestino.
El año 2022 fue un momento crítico, que puso al descubierto la realidad política de Palestina desde el río hasta el mar, disipando cualquier ilusión que pudiéramos haber tenido sobre la naturaleza del "conflicto", como lo han llamado los principales medios de comunicación. Dos de esas ilusiones pueden descartarse inmediatamente: por parte de lxs palestinxs, que el colaboracionismo de la Autoridad Palestina se pueda mantener indefinidamente, y en el caso del Estado israelí, que el sionismo sea otra cosa que un proyecto colonial de asentamiento que debe estar constantemente en guerra con el pueblo palestino.

Dos acontecimientos principales dejaron en claro estas verdades sin ninguna ambigüedad.

En Cisjordania, fue el regreso de la resistencia armada organizada por primera vez desde la Segunda Intifada, concentrada en las ciudades de Naplusa y Yenín, y acompañada de una serie igualmente formidable de ataques de "lobos solitarios" contra objetivos militares y contra colonxs israelíes, lo que supuso una grave amenaza para la estabilidad del aparato de seguridad israelí. La respuesta del Estado israelí fue lanzar una amplia campaña militar en Cisjordania, destinada a doblegar  la resistencia palestina. El ejército israelí la llamó "Operación Rompe la Ola". 

En Israel, fue el ascenso de la derecha fascista y la aparición de Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich como los nuevos reyes de la política israelí, mostrando la verdadera cara del sionismo al mundo. Lo que el ascenso del partido "Poder Judío" y del partido Sionismo Religioso ha dejado claro es que el Estado israelí siempre estará en guerra contra el pueblo palestino mientras éste se resista a la colonización de sus tierras. 

Los acontecimientos de este año solo han servido para validar estas verdades. Ello ha quedado de manifiesto en la intensificación de los ataques decolonxs contra palestinxs a lo largo del año; en las medidas judiciales israelíes que sancionan la confiscación colonial de tierras palestinas; en la limpieza étnica de comunidades como las de Masafer Yatta; en el lanzamiento de la Operación Rompe la Ola y el asedio israelí a las comunidades y ciudades que albergaban a los nuevos grupos de resistencia; y, lo que es más importante, en el grito desafiante de una nueva generación que por fin se atrevió a tomar las armas, en un momento en el que una cúpula de dirigentes obcecada prefería agachar la cabeza.

En el primer mes de la ofensiva militar israelí, quedó claro que el ejército israelí no solo tenía como objetivo a los grupos armados estacionados en Naplusa y Yenín, sino que lanzó un asalto contra toda la sociedad palestina. En cada incursión en ciudades y aldeas palestinas, el ejército israelí reactivó su política de liquidación y ejecuciones extrajudiciales, vigente desde hace décadas, instrumentos necesarios para restablecer la disuasión israelí. Tanto combatientes como no combatientes palestinxs cayeron ante los escuadrones de la muerte israelíes durante sus invasiones nocturnas, que recordaban a los baños de sangre de la Operación Escudo Defensivo de 2002.

El objetivo más amplio de esta ofensiva contra las vidas palestinas estaba claro: aumentar el precio de la resistencia con la esperanza de que lxs palestinxs simplemente se rindieran ante el creciente número de muertxs. 

Sin embargo, todo lo que esto parece haber logrado es que aumente la determinación de lxs palestinxs a rechazar la constante degradación de sus vidas. Si 2022 nos enseña algo, es que lxs palestinxs nunca aceptarán la mera supervivencia bajo el colonialismo.

Más grupos de derechos reconocen el apartheid israelí 

El año comenzó con más reconocimiento del  apartheid israelí, con un informe de Amnistía Internacional que acusa a Israel del crimen de apartheid, diciendo que "es un crimen contra la humanidad, y que hay que ponerle fin". 

El informe de 280 páginas llegó un año después de informes similares de Human Rights Watch y B'Tselem, y fue recibido con una reacción generalizada por parte de Israel y sus partidarixs, que acusaron al informe de antisemitismo. Por otro lado, fue muy bien acogido entre las organizaciones y personas que apoyan el movimiento por la libertad y la justicia palestinas, y fue elogiado como un paso más en la dirección correcta hacia el reconocimiento de la realidad a la que se enfrentan lxs palestinxs que viven bajo control israelí . 

A diferencia de otros informes internacionales e israelíes, el informe de Amnistía tiene en cuenta a los millones de refugiadxs palestinxs que viven en el exilio y a lxs que Israel niega el derecho a regresar a su tierra natal. Sin embargo, el informe se ha quedado corto en algunos aspectos, como el hecho de no reconocer el derecho colectivo del pueblo palestino a la autodeterminación y del papel del colonialismo sionista como motor del apartheid israelí.  

Estos elementos ausentes volvieron a plantearse a finales de año gracias a una coalición de grupos palestinos de derechos humanos que publicaron un memorable informe titulado "Israeli Apartheid: Tool of Zionist Settler Colonialism" (Apartheid israelí: herramienta del colonialismo de asentamiento sionista).

Según sus autorxs, el objetivo del informe, publicado por el grupo palestino de derechos humanos Al-Haq, es reorientar la conversación en torno al apartheid israelí para centrar las narrativas palestinas en su desposesión y desplazamiento, reconocer el derecho colectivo del pueblo palestino a la autodeterminación y dar prioridad a la descolonización frente a los enfoques de "igualdad liberal" para acabar con el apartheid.

La comunidad internacional no actúa ante la criminalización israelí de la sociedad civil palestina

Otro aspecto menos destacado del ataque israelí contra la sociedad palestina fue su agresión concertada contra la sociedad civil; en concreto, contra las seis organizaciones palestinas de derechos humanos que Israel había intentado criminalizar anteriormente calificándolas de "organizaciones terroristas". 

Las seis organizaciones, Al-Haq, el Centro Bisan de Investigación y Desarrollo, la Asociación Addameer de  Apoyo a Prisionerxs y de Derechos Humanos, Defensa de Niñas y Niños Internacional - Palestina, el Sindicato de Comités de Trabajo Agrícola y el Sindicato de Comités de Mujeres Palestinas, se convirtieron en el objetivo de la campaña de desprestigio de Israel años atrás. 

A pesar de los esfuerzos israelíes, el pasado mes de junio la Unión Europea rechazó la designación de dichas organizaciones como "terroristas", alegando falta de pruebas. Esto se produjo después de que Israel ya hubiera deportado en 2019 al director de Human Rights Watch de la región.

Dos meses después de que la UE rechazara la campaña de desprestigio del gobierno israelí, el ejército israelí allanó las oficinas de estas organizaciones, además de la oficina de una séptima organización — la Unión de Comités de Trabajo Sanitario (UHWC) — , y soldó las puertas de sus oficinas, dejando una orden militar que prohibía la continuación de su actividad.

El intento de cerrar estas organizaciones se produjo en medio de una ofensiva militar a gran escala en toda Cisjordania, que limitó la capacidad de lxs empleadxs y trabajadorxs para realizar su trabajo mientras se enfrentaban a acusaciones infundadas. 

Otro fenómeno peligroso se produjo más allá de la sociedad civil y tuvo como objetivo a lxs residentes palestinxs de Jerusalén, que vieron como la ampliación del poder judicial de los tribunales israelíes facilitaba una acelerada expulsión de palestinxs de la ciudad. Esta práctica se ejemplificó este año con la deportación de Salah Hammouri, palestino nacido en Jerusalén con ciudadanía francesa y documento de identidad jerosolimitano. Su condición de residente fue revocada en virtud de la ley discriminatoria israelí de "quebrantamiento de lealtad", que exige la lealtad por parte de un pueblo colonizado al Estado que lo coloniza.

Los residentes de Masafer Yatta pierden una batalla legal de 20 años

Tras una batalla legal de más de 20 años en los tribunales israelíes, el Tribunal Superior de Justicia de Israel falló en mayo contra lxs residentes palestinxs de Masafer Yatta (colinas del sur de Hebrón). El tribunal dictaminó que lxs palestinxs, unas 1.300 personas, residían "ilegalmente" en un terreno que fue declarado zona de fuego militar israelí en la década de 1990, a pesar de que lxs residentes afirman que llevaban décadas viviendo allí. 

La decisión del tribunal allanó el camino para que el ejército israelí demoliera cientos de viviendas en Masafer Yatta y expulsara por la fuerza a lxs residentes de sus tierras, una medida que equivaldría a un traslado forzoso, crimen de guerra según el derecho internacional. 

Algo menos de 900 estructuras están bajo amenaza inminente de demolición en la "zona de fuego". Entre ellas hay viviendas, corrales, letrinas, cisternas de agua, mezquitas y escuelas.

A pesar de las protestas internacionales por la decisión, el ejército israelí ha demolido desde entonces decenas de estructuras, incluida una escuela en Masafer Yatta, mientras que lxs residentes han sufrido un aumento de la violencia por parte de lxs colonxs contra sus comunidades.

El asesinato de Shireen Abu Akleh, la incapacidad de Estados Unidos para exigir justicia

En el segundo mes desde que se declaró oficialmente el inicio de la Operación Rompe la Ola, la campaña militar a gran escala de Israel para erradicar los grupos armados de resistencia palestina, la destacada periodista palestino-estadounidense Shireen Abu Akleh fue asesinada por el ejército israelí cuando llevaba puesto su chaleco de prensa mientras estaba cubriendo una invasión israelí del campo de refugiados de Yenín. 

Portavoces militares israelíes intentaron culpar a palestinxs armadxs, que en ese momento se enfrentaban a la invasión israelí, y un portavoz dijo que Abu Akleh y sus compañerxs periodistas habían sido "armadxs con cámaras." 

A pesar de la incapacidad para indagar en el asesinato, las investigaciones independientes de varias organizaciones y agencias de noticias demuestran que la bala que mató a la prestigiosa periodista procedía del ejército israelí. Casi medio año después, no ha habido ninguna rendición de cuentas por la muerte de Abu Akleh, a pesar de que el ejército israelí ha admitido que probablemente mató a la respetada periodista "por accidente". Por su parte, el gobierno de Biden se ha opuesto a que Al Jazeera reclame justicia por la muerte de Shireen ante la Corte Penal Internacional (CPI).

La muerte de Abu Akleh también puso de relieve los ataques intencionados contra periodistas palestinxs. En 2008, el camarógrafo de Reuters Fadel Shana, de 23 años, fue asesinado mientras trabajaba junto con otras ocho personas, la mayoría menores de 16 años. En 2014, otra periodista, Simone Camilli, de 35 años, se encontraba trabajando para Associated Press cuando también fue asesinada mientras llevaba puesto su chaleco de prensa en Gaza. En las últimas dos décadas, 25 periodistas han sido asesinadxs en Palestina.

La muerte de Abu Akleh estuvo precedida también por la brutal agresión a su colega Guevara Budeiri el año pasado en Sheikh Jarrah mientras cubría la violencia de lxs colonxs. El corresponsal de CNN Ben Wedmann, junto con el fotoperiodista de AP Mahmoud Alian, fueron también agredidos. Ningún miembro de la policía israelí ha rendido cuentas. En cambio, Itamar Ben-Gvir, el colono que montó una "oficina" en Sheikh Jarrah el año pasado y que ha apoyado explícitamente el asesinato de palestinxs, ha acabado convirtiéndose en un poderoso ministro al mando de las fuerzas armadas israelíes.

Biden visita Cisjordania ocupada, ofreciendo trivialidades y éxitos económicos

A mediados de julio, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, emprendió una gira por el Medio Oriente que incluyó un viaje a Israel y a los territorios palestinos ocupados. En su gira de dos días, visitó hospitales en la Jerusalén Oriental ocupada y celebró una conferencia de prensa con el Presidente palestino Mahmoud Abbas en la ciudad de Belén, en la Cisjordania ocupada. 

Aunque la opinión pública palestina era menos optimista en cuanto a que la visita de Biden pudiera suponer avances fundamentales en la situación política sobre el terreno, éste era un viaje que la élite política palestina esperaba pudiera reportar algunos beneficios. Tras la ruina dejada a su paso por el ex presidente Donald Trump, cuyo mandato fue testigo del deterioro casi total de las relaciones diplomáticas entre la Autoridad Palestina y el gobierno estadounidense, había esperanzas de que Biden pudiera cambiar el curso de los cuatro años anteriores. 

Se esperaba que Biden reabriera el consulado estadounidense clausurado en Jerusalén Este, dedicado a prestar servicios a lxs palestinxs, o que adoptara una postura firme con respecto al asesinato de la periodista palestino-estadounidense Shireen Abu Akleh, cuyo asesinatoapenas dos meses antes constituía, para muchxs palestinxs, un tema central en la visita de Biden. 

Pero al final, Biden optó en su lugar por adoptar "medidas de fomento de la confianza" que, si bien fueron bien acogidas por la AP, dejaron a la mayoría de lxs palestinxs frustradxs y enfadadxs, al considerar que la visita del autoproclamado presidente "sionista" no fue otra cosa que ofrecer banalidades frente a un régimen de apartheid, apoyado y financiado por EE. UU. 

Además de reponer los fondos estadounidenses a la UNRWA, recortados por Trump durante su presidencia, Biden también prometió 100 millones de dólares en fondos para los hospitales de Jerusalén Este, fondos para ayuda humanitaria y programas que "promuevan la colaboración y los intercambios entre israelíes y palestinxs." También prometió que Israel permitiría a lxs palestinxs obtener conectividad 4G para finales de año, y que se suavizarían también las restricciones de viaje en el paso fronterizo de Allenby con Jordania. 

Al finalizar el año, lxs palestinxs aún siguen utilizando 3G.

Gaza cumple 15 años de bloqueo 

Este año se ha puesto de relieve que las cinco provincias palestinas de la asediada Franja de Gaza son, en esencia, un matadero. En el lapso de tres días, el ejército israelí mató a 49 personas. Además, otrxs cuatro palestinxs de Gaza fallecieron a causa de las heridas sufridas en ataques anteriores de Israel.

También se cumplieron 15 años del inicio del bloqueo israelí sobre Gaza, que comenzó oficialmente en 2007. Sin embargo, como ha argumentado Mondoweiss, el bloqueo no comenzó realmente en 2007, sino que fue introducido gradualmente en la vida de lxs palestinxs de Gaza. Más aún, el modelo de impunidad de Gaza se extendió ahora a Cisjordania, donde se desplegaron los probados métodos israelíes de asesinatos en masa como castigo colectivo durante la embestida israelí contra ciudades y pueblos de la zona. 

La ONU preveía que Gaza sería inhabitable en 2020. Dos años después, la Franja no sólo es inhabitable, sino que ha sufrido dos asaltos militares a gran escala.

La Operación Amanecer causó 52 muertes en Gaza

En los primeros días de agosto, todas las miradas se volvieron hacia la Franja de Gaza, donde, por segunda vez en un año, Israel lanzó una ofensiva militar contra el asediado enclave costero. Planteada como un asalto "preventivo", Israel lanzó la Operación Amanecer el 5 de agosto, mientras el ejército israelí afirmaba que tenía como objetivo a oficiales militares de alto nivel del movimiento palestino Yihad Islámica (PIJ). 

Sin embargo, muchos de lxs combatientes y dirigentes conocidxs de la Yihad Islámica Palestina que murieron en los primeros ataques aéreos no participaban en combates cuando fueron atacadxs, sino que se encontraban en zonas residenciales. En consecuencia, muchas de las muertes en el primer día de ataques eran de no combatientes, entre ellxs varios niñxs. 

Los ataques continuaron durante dos días más, dirigidos contra zonas de toda la Franja de Gaza, y la YIP respondió disparando misiles contra territorio israelí. Mientras Israel cerraba todos los pasos fronterizos de entrada y salida del territorio, la única central eléctrica de Gaza cerró debido a la escasez de combustible, sumiendo a lxs residentes de Gaza en la oscuridad mientras los ataques aéreos continuaban a su alrededor. 

A las 23:30 horas del 8 de agosto, tres días después de los primeros ataques aéreos, entró en vigor un alto el fuego mediado por Egipto, y la "Operación Amanecer" llegó a su fin. En total, 49 palestinxs murieron durante los tres días de ataques aéreos, entre ellxs 17 niñxs. No murió ningunx israelí. 

Menos de 10 días después del fin de la ofensiva, el ejército israelí admitió haber llevado a cabo el ataque aéreo que mató a cinco niñxs palestinxs mientras visitaban la tumba de su abuelo, tras culpar inicialmente de sus muertes a un error de tiro de la YIP. La víctima más joven del ataque tenía sólo tres años.

La resistencia armada palestina resurge en Cisjordania

A raíz de la Operación Romper la Ola, lxs combatientes armadxs de la resistencia palestina se hicieron cada vez más comunes en Cisjordania. Durante los últimos años, la mayor parte de la resistencia armada contra las fuerzas israelíes y el colonialismo de asentamiento ha procedido de la asediada franja de Gaza, pero este año la resistencia armada ha resurgido desde Cisjordania y dentro de la Línea Verde (desde las comunidades palestinas que viven dentro del Estado israelí). Las operaciones de tiroteo de marzo de este año tuvieron como objetivo a israelíes dentro de las fronteras formales del Estado israelí y fueron algunas de las primeras actividades armadas que instigaron la respuesta israelí.

Sin embargo, la resistencia armada organizada en Cisjordania se ha centrado casi exclusivamente en objetivos militares y en colonxs israelíes. La mayoría de las operaciones armadas llevadas a cabo por los diversos grupos armados fueron de carácter defensivo, en respuesta a invasiones o ataques israelíes contra poblaciones palestinas. Muchxs de esxs combatientes de la resistencia son jóvenes, y algunxs tienen conexiones con las Fuerzas de Seguridad Palestinas, lo que indica una ruptura con el colaboracionismo y la complicidad de la generación anterior con el régimen colonial israelí.

Aunque los grupos armados operan individualmente, se guían por un sentimiento de unidad que trasciende la afiliación faccional. Esto significa que, tanto si están alineadxs con un marco de tendencia islamista, como la PIJ o Hamás, o con un grupo más laico, como las Brigadas de lxs Mártires de Al-Aqsa de Fatah o el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) de izquierdas, todos estos esfuerzos de resistencia han estado guiados bajo un denominador común. 

Los atentados de los "lobos solitarios", a diferencia de los grupos organizados, fueron de carácter ofensivo, atacaron objetivos militares y colonxs israelíes, a menudo sin mucha planificación previa, y se llevaron a cabo a quemarropa utilizando herramientas primitivas (cuchillos, pistolas o embestidas de coches). La naturaleza descentralizada de estas operaciones y la ausencia de una estructura organizativa formal han hecho que sean difíciles de prever y prevenir, lo que plantea un importante reto de seguridad a la comunidad de inteligencia israelí. Uno de los ejemplos más destacados se produjo este año, cuando el combatiente de la resistencia palestina Udai Tamimi mató a un soldado israelí en un tiroteo en el puesto de control militar de Shu'fat, eludiendo su captura durante casi dos semanas durante una prolongada persecución antes de salir finalmente de su escondite y hacer una última parada en la entrada del asentamiento de Maale Adumim, donde fue muerto a tiros.

Estas operaciones individuales no son algo nuevo y han sido precedidas por cientos de operaciones similares desde 2015. El surgimiento de grupos organizados oficialmente, en cambio, es único de este último año. La cadena de asesinatos de destacadxs combatientes de la resistencia palestina echó más leña al fuego y aceleró la aparición de estas organizaciones. Jóvenes como Ibrahim Al-Nabulsi, apodado el "León de Naplusa", se convirtieron en iconos que trascendieron los confines de Naplusa y se extendieron a otras zonas de Cisjordania. Batallones de jóvenes, como el "Batallón Nabulsi", surgieron en muchas ciudades y pueblos.

Sin formación militar institucional o formal, el auge de grupos armados como la Brigada de Yenín y la Guarida de los Leones empujó a lxs jóvenes a organizar sus propios grupos locales, aunque fueran más pequeños y no dispusieran de muchas armas. En Ramala y Al-Bireh, por ejemplo, un grupo descentralizado de jóvenes formó el "batallón de perturbación nocturna", centrado en hacer frente a las invasiones israelíes con cócteles molotov y lanzando piedras. 

Al mismo tiempo, mientras lxs jóvenes intentaban organizarse, la AP se vio atrapada en el medio. Al final, desempeñó el papel que siempre ha desempeñado: el de representante de la represión israelí. En septiembre detuvo a variסs combatientes de la resistencia, lo que desencadenó una campaña masiva de desobediencia civil en Nablús. Más tarde, en octubre, la AP desempeñaría un papel decisivo al ofrecer una supuesta amnistía a lxs combatientes de la resistencia a cambio de entregarse y entregar sus armas. 

Este año ha ilustrado la total desconexión de la AP con respecto a las preocupaciones de la sociedad palestina, y su incapacidad para satisfacer la necesidad de protección de lxs palestinxs frente al expolio colonial nunca ha sido más patente.

Número récord de palestinxs muertxs en Cisjordania en décadas

Este año se ha registrado el mayor número de palestinxs muertxs en Cisjordania desde la Segunda Intifada: más de 230 palestinxs, 171 en Cisjordania. La gran mayoría de ellxs murieron durante operaciones de búsqueda y captura o en el transcurso de una operación de asesinato extrajudicial, especialmente en Naplusa y Yenín. 

De los 171 palestinxs muertos en Cisjordania, 36 eran niñxs y menores. Esto significa que de cada cinco palestinxs asesinados por Israel, unx era unx niñx. El mes más sangriento fue octubre, con 30 palestinxs muertos por las fuerzas israelíes en un solo mes, ocho de lxs cuales eran menores.

Esta intensificación señala un giro sangriento en el método israelí frente a la resistencia palestina, evidenciado además por el debilitamiento de la política israelí de fuego abierto y el regreso de la estrategia israelí de asesinatos extrajudiciales, que se remonta a décadas atrás.

Las ejecuciones extrajudiciales en Cisjordania, un delito ilegal a escala internacional, indican claramente que las fuerzas israelíes han recibido directrices claras para hacer un uso excesivo fuerza. Sufrieron las consecuencias niñxs como Fulla Masalma, de 14 años, asesinada en un coche mientras conducía por Betunia y acribillada a balazos sin pausa durante tres minutos y 55 segundos. 

Los reportajes de Mondoweiss sobre estos asesinatos han mostrado este patrón de conducta letal deliberada, que se hace más evidente debido a la continua resistencia palestina incluso durante los periodos de menor mortalidad, lo que significa que el elevado número de muertes palestinas es una decisión preventiva israelí, una cuestión de política deliberada ajena a los acontecimientos que se producen sobre el terreno. La estrategia subyacente a la obscena práctica de jugar con el recuento de muertxs palestinxs es clara: elevar el precio de la resistencia para que lxs palestinxs abandonen la lucha.

La Copa del Mundial registra niveles de solidaridad con Palestina sin precedentes

El Mundial de Fútbol de 2022 en Qatar fue el primer acontecimiento deportivo mundial celebrado en Oriente Medio. Como resultado, todo lo relacionado con el acontecimiento fue noticia, titulares que en los medios de comunicación occidentales estaban a menudo plagados de prejuicios e intolerancia y que a menudo contradecían lo que lxs aficionadxs informaban sobre el terreno. 

Una cosa que sí fue noticia, y que suscitó tanto críticas como elogios en todo el mundo, fue la presencia de Palestina en el centro del escenario de Qatar, tanto dentro como fuera del estadio. Símbolos emblemáticos de Palestina, como la bandera y la keffiyeh, estuvieron presentes en los estadios en casi todos los partidos, entre la multitud en las calles, en las retransmisiones televisivas internacionales y en los parques de lxs hinchas.

Las plataformas de redes sociales como Instagram y TikTok se inundaron de vídeos de hinchas de todo el mundo que se negaban a hablar con periodistas israelíes o interrumpían las emisiones en directo de las cadenas de televisión israelíes para expresar su apoyo a Palestina. 

Para lxs palestinxs, las muestras de solidaridad fueron trascendentales y ofrecieron lo que parecía un destello de esperanza muy necesario en medio de un año tumultuoso y mortífero en Palestina. "Fue una llamada de atención a lxs israelíes de que, por muchas ilusiones que creyeran haber logrado con los Acuerdos de Abraham, en realidad siguen sin ser bienvenidos en el mundo árabe", declaró a Mondoweiss Jalal Abu Akhter, un hincha palestino de Ramala. "El pueblo no olvida la ocupación. El pueblo no olvida el apartheid".

Israel elige al gobierno más derechista de su historia 

Israel celebró el 1 de noviembre sus quintas elecciones consecutivas en solo cuatro años, y los resultados fueron clarísimos: la opinión pública israelí se había pronunciado, y quería a Benjamin Netanyahu de vuelta. Esta vez, sin embargo, no habría lugar para conversaciones con lxs llamadxs "centristas", partidos árabes o la olvidada "izquierda" israelí. Fueron los partidos de derechas abiertamente fascistas los que ganaron a lo grande, y lo hicieron basándose principalmente en una plataforma de supremacía judía y racismo antipalestino, dirigida por legisladorxs que habían sido condenadxs anteriormente por incitación al racismo y apoyo a una organización terrorista. 

El partido ultranacionalista Sionismo Religioso, dirigido por Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich, se convirtió en el tercer partido más grande del nuevo gobierno de Israel, lo que otorgó a los dos legisladores, que tienen un sórdido historial abiertamente fascista y acérrimamente antipalestino, nuevos niveles de poder que ni ellos ni sus partidarixs habían visto antes. 

Ben-Gvir mismo ha sido condenado por incitación contra palestinxs y, en el pasado, ha proporcionado representación legal a extremistas judíxs acusadxs de cometer atentados contra palestinxs. 

El nuevo gobierno de Netanyahu asumió sus funciones el 29 de diciembre, y Ben-Gvir y Smotrich ocuparán puestos de alto nivel en los ministerios de Defensa y Seguridad Nacional. Sus cargos en el nuevo gobierno podrían hacer que los dos, ambos colonos asentados  en la Cisjordania ocupada, adquieran poder sobre los asentamientos ilegales en Cisjordania y nuevos niveles de poder sobre la policía israelí. 

Un proyecto de ley pretende modificar la normativa policial para permitir a Ben-Gvir, en su calidad de ministro de Seguridad Nacional, consolidar el control sobre el jefe de policía y las investigaciones policiales, lo que podría tener importantes implicaciones en lo que respecta al ya lamentable ritmo de investigaciones policiales sobre los ataques de colonxs contra palestinxs en Cisjordania.

Mirando hacia el 2023

El 2022 fue uno de los años más sangrientos para lxs palestinxs en la historia reciente.  El intento de Israel de aumentar el precio de la resistencia palestina provocó la muerte de cientos de personas durante la Operación Romper la Ola. Aun así, 2023 se perfila como un año aún más tumultuoso, ya que el Estado israelí parece dispuesto a desatar una nueva oleada de represión. 

Hace apenas dos días, el 27 de diciembre, la Knesset aprobó una enmienda a la Ley Fundamental que otorgaría a Bezalel Smotrich el poder de nombrar al nuevo jefe de la Administración Civil y Coordinador de las Actividades Gubernamentales en los Territorios (COGAT). El ministro de Defensa saliente, Benny Gantz, advirtió de las escaladas que se esperaban como resultado de las políticas de mano dura de Smotrich y Ben-Gvir, de quienes se prevé una mayor influencia en las políticas hacia Cisjordania dentro del nuevo gobierno israelí de derechas. 

Las líneas generales del próximo año no serán difíciles de predecir. Es probable que la actual confiscación colonial de tierras palestinas, la limpieza étnica de comunidades palestinas, los virulentos ataques de las bandas de linchamiento de colonxs y el asalto sin cuartel a comunidades palestinas desafiantes y centros de resistencia armada continúen en el nuevo año, hasta con mayor ferocidad que antes.

La respuesta a la pregunta clave sigue siendo incierta: ¿cuál será el destino de la resistencia palestina?

Yumna Patel es la directora de noticias sobre Palestina de Mondoweiss.

Mariam Barghouti es corresponsal principal para Palestina de Mondoweiss.

Faris Giacaman es redactor jefe de Mondoweiss.

Foto: Magne Hagesæter / Flickr

Available in
EnglishPortuguese (Brazil)Spanish
Authors
Yumna Patel, Mariam Barghouti and Faris Giacaman
Translators
Nora Bendersky and Oscar García Guardans
Date
10.01.2023
Source
Original article🔗
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