A más de dos años después del estallido de la pandemia de Covid-19, a lo que se suman las catastróficas consecuencias de la invasión rusa de Ucrania, vemos surgir una "nueva normalidad". Este nuevo statu quo global refleja un empeoramiento de varias crisis: social, económica, política, ecológica, biomédica y geopolítica. Se acerca el colapso ambiental. La vida cotidiana se ha militarizado cada vez más. El acceso a buenos alimentos, agua potable y atención médica asequible se ha vuelto aún más restringido. Más gobiernos se han vuelto autocráticos. Lxs ricxs se han vuelto más ricxs, lxs poderosxs más poderosxs y la tecnología no regulada solo ha acelerado estas tendencias.
Los motores de este statu quo injusto —el capitalismo, el patriarcado, el racismo, el colonialismo, las relaciones depredadoras con la naturaleza y diversos fundamentalismos— están agravando la situación. Por lo tanto, debemos debatir e implementar urgentemente nuevas visiones de transición y transformación ecosocial que sean justas respecto al género, regenerativas y populares, que sean a la vez locales e internacionales.
En el presente Manifiesto por una Transición Energética Justa y Popular de los Pueblos del Sur, sostenemos que los problemas del Sur Global geopolítico son diferentes de los del Norte Global y de las potencias emergentes como China. Un desequilibrio de poder entre estas dos esferas no solo persiste debido a un legado colonial, sino que se ha profundizado debido a una economía global neocolonial. En el contexto del cambio climático, de la creciente demanda de energía y la pérdida de biodiversidad, los centros capitalistas han aumentado la presión para extraer la riqueza natural y depender de la mano de obra barata de los países de la periferia. No sólo sigue vigente el conocido paradigma extractivo, sino que la deuda ecológica del Norte con el Sur va en aumento.
Lo nuevo de este momento actual es la ‘transición energética’ del Norte a las energías limpias, que han ejercido aún más presión sobre el Sur Global para producir cobalto y litio para la producción de baterías de alta tecnología, madera de balsa para turbinas eólicas, brindar superficies de tierra para grandes conjuntos de paneles solares y nuevas infraestructuras para megaproyectos de hidrógeno. Esta descarbonización para lxs ricxs, un proceso orientado a la exportación impulsado por las grandes corporaciones, se asienta sobre una nueva fase de despojo ambiental del Sur Global que afecta la vida de millones de mujeres, hombres y niñxs, sin mencionar la vida no humana. Las mujeres, especialmente en sociedades agrarias, están entre las más afectadas. De esta forma, el Sur Global se ha convertido nuevamente en una zona de sacrificio, un almacén de recursos supuestamente inagotables, para los países del Norte.
Una prioridad para el Norte Global ha sido asegurar las cadenas de suministro globales, especialmente de materias primas críticas, y evitar que ciertos países, como China, monopolicen el acceso. Los ministros de comercio del G7, por ejemplo, recientemente abogaron por una cadena de suministro ‘responsable, sostenible y transparente’ para minerales críticos a través de políticas de cooperación internacional y finanzas, que incluye el comercio de bienes y servicios ambientales en el marco de la OMC. El Norte Global ha presionado para que se firmen más acuerdos comerciales y de inversión con el Sur Global para satisfacer su necesidad de recursos, en particular aquellos que son parte integral de la "transición energética". Estos acuerdos, diseñados para reducir las barreras al comercio y la inversión, protegen e incrementan el poder y los derechos de las corporaciones al someter a los estados a posibles juicios legales, de acuerdo con los mecanismos de arbitraje para controversias entre inversores y estados (ISDS, por sus siglas en inglés). El Norte Global está utilizando estos acuerdos para controlar la transición energética y generar un nuevo colonialismo verde.
Mientras tanto, los gobiernos del Sur han caído en la trampa de la deuda, tomando dinero prestado para construir industrias y agricultura a gran escala para abastecer al Norte. Para pagar estas deudas, los gobiernos se han sentido obligados a extraer aún más recursos del suelo, creando un círculo vicioso de desigualdad y destrucción. Hoy, el imperativo de ir más allá de los combustibles fósiles, sin ninguna reducción significativa en la producción o el consumo en el Norte, solo ha aumentado la presión para explotar estos recursos naturales. Además, a medida que avanza con sus propias transiciones energéticas, el Norte no ha ofrecido más que palabras respecto a su responsabilidad de abordar su histórica y creciente deuda ecológica con el Sur.
Pequeños cambios en la matriz energética no son suficientes. Todo el sistema energético debe transformarse, desde la producción y distribución hasta el consumo y la disposición de residuos. La sustitución de coches de combustión interna por vehículos eléctricos es insuficiente, pues es necesario cambiar todo el modelo de transporte individualista, reduciendo el consumo de energía y promoviendo opciones de movilidad colectiva y pública sostenible.
De esta manera, las relaciones deben volverse más equitativas no solo entre los países del centro y la periferia, sino también dentro de los países, entre la élite y el pueblo. Las élites corruptas del Sur Global también han colaborado en este sistema injusto lucrando con la extracción, reprimiendo a quienes defienden los derechos humanos y de la naturaleza y perpetuando la desigualdad económica.
Más que solo tecnológicas, las soluciones a estas crisis interrelacionadas son sobre todo políticas.
Como activistas, intelectuales y organizaciones de diferentes países del Sur, hacemos un llamado a lxs agentes de cambio de diferentes partes del mundo a comprometerse con una transición ecosocial radical, democrática, con justicia global, justicia de género, intercultural, regenerativa y popular que transforme tanto el sector energético como las esferas industrial y agrícola, que dependen de insumos energéticos a gran escala. Según los diferentes movimientos por la justicia climática, “la transición es inevitable, pero la justicia no”.
Todavía estamos a tiempo de iniciar una transición justa y democrática, que desmonte las relaciones (neo-)coloniales entre Norte y Sur Globales. Podemos alejarnos del sistema económico neoliberal en una dirección que sustente la vida, combine la justicia social con la justicia ambiental en lugar de ponerlas a competir entre sí, reúna valores igualitarios y democráticos con una política social holística y resiliente, y restablezca un equilibrio ecológico necesario para un planeta sano. Pero para eso necesitamos más imaginación política y más visiones utópicas de otra sociedad socialmente justa y respetuosa tanto de la diversidad como de nuestra casa común planetaria.
La transición energética debe ser parte de una visión integral que aborde la desigualdad radical en la distribución de los recursos energéticos y promueva la democracia energética. Debería restar importancia a las instituciones a gran escala (agricultura corporativa, grandes empresas de energía), así como a las soluciones basadas en el mercado. En cambio, debería fortalecer la resiliencia de la sociedad civil y las organizaciones sociales.
Por lo tanto, desde el presente Manifiesto, establecemos los siguientes ocho puntos:
Nuestra alternativa ecosocial se basa en innumerables luchas, estrategias, propuestas e iniciativas comunitarias. Nuestro Manifiesto se conecta con la experiencia vivida y las perspectivas críticas de lxs campesinxs, los pueblos indígenas y otras comunidades locales, mujeres y jóvenes en todo el Sur Global. Se inspira en el trabajo realizado sobre los derechos de la naturaleza, buen vivir, vivir sabroso, sumak kawsay, ubuntu, swaraj, los comunes, la economía de los cuidados, la agroecología, la soberanía alimentaria, el postextractivismo, el pluriverso, la autonomía y la soberanía energética. Sobre todo, hacemos un llamado a una transición ecosocial radical, democrática, popular, con justicia de género, regenerativa e integral.
Siguiendo los pasos del Pacto Ecosocial e Intercultural del Sur, este Manifiesto propone una plataforma dinámica que invita a unirse a nuestra lucha compartida por la transformación ayudando a crear visiones y soluciones colectivas.
Te invitamos a respaldar este manifiesto con tu firma.
Lista corta de organizaciones patrocinadoras:
Actrices Argentinas
BioVision Africa
Censat Agua Viva-Amigos de la Tierra Colombia
Centre de Recherches et d’Appui pour les Alternatives de Développement – Océan Indien
Centre for Labour Studies, National Law School of India University, Bangalore
Chile Sin Ecocidio
Consumers Association of Penang
Cooperativa Macondo
EcoEquity
Pacto Ecosocial e Intercultural del Sur
Ekomarin
Endorois Welfare Council
Extinction Rebellion Medellín
Focus on the Global South
Friends of the Earth Malaysia
Global Justice Now
Global Tapestry of Alternatives
Greenpeace
Grupo Socioambiental Lotos
Health of Mother Earth Foundation
Kebetkache Women Development & Resource Centre
Les Amis de la Terre Togo
Mining Watch Canada
NGO Forum on ADB
Observatorio de Ecología Política de Venezuela
People’s Resource Center
Peoples Response Network
Secretariado Social Mexicano
Seminario permanente Re-Evolución de la Salud
Ser Humanos
Sustainable Holistic Development Foundation
Third World Network
Transnational Institute
War on Want
WoMin
Lista breve de firmantes individuales (instituciones sólo con fines de identificación)
Alberto Acosta (Ecuador)
Volahery Andriamanantensasoa, CRAAD-OI (Madagascar)
Alhafiz Atsari, EKOMARIN (Indonesia)
Haris Azhar (Indonesia)
Gerry Arances, Center for Energy, Ecology, and Development (Filipinas)
Tatiana Roa Avendaño, Censat Agua Viva-Amigos de la Tierra (Colombia)
Nnimmo Bassey, Health of Mother Earth Foundation (Nigeria)
Karina Batthyany, CLACSO (Uruguay)
Walden Bello, Laban ng Masa (Filipinas)
Lucio Cuenca Berger, Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (Chile)
Patrick Bond, University of Johannesburg (Sur África)
Mirta Susana Busnelli, Actrices Argentinas (Argentina)
Fiona Dove, Transnational Institute (Holanda/Sur África)
Desmond D’Sa, South Durban Community Environmental Alliance (Sur Africa)
Jose De Echave, CooperAccion (Perú)
Arturo Escobar, UNC Chapel Hill (USA/Colombia)
Ashish Kothari, Global Tapestry of Alternatives (India)
Makoma Lekalakala, Earthlife Africa (Sur África)
Alex Lenferna, Climate Justice Coalition (Sur África)
Xochitl Leyva, Ciesas Sureste (México)
Thuli Makama, Oil Change International (Swaziland)
Marilyn Machado Mosquera, Kaugro ri Changaina (Colombia)
Kavita Naidu, Internacional Progresista (Fiji/Australia)
Asad Rehman, War on Want (Reino Unido)
Oscar Rivas, Partido Ecologista Verde (Paraguay)
Fernando Russo, CTA (Argentina)
Yeb Sano (Filipinas)
Rocío Silva-Santisteban, Comite Ana Tallada (Perú)
Gustavo Castro Soto, Otros Mundos Chiapas (México)
Maristella Svampa, Pacto Ecosocial e Intercultural del Sur (Argentina)
Pablo Vommaro, UBA/CLACSO (Argentina)
Noble Wadzah, Oilwatch (Ghana)
Chima Williams, Friends of the Eath (Nigeria)
Ivonne Yanez, Accion Ecologica (Ecuador)
Raúl Zibechi, Brecha (Uruguay)
Ilustración: Pia Alizé