Palestine

BDS : La resistencia contra el colonialismo israelí y el apartheid en Palestina

Lxs progresistas deben canalizar su indignación moral ante el apartheid israelí en una presión estratégica que pueda poner fin de una vez por todas a la actual Nakba palestina.
Omar Barghouti, cofundador del movimiento BDS (Boicot, Desinversiones y sanciones), reflexiona sobre la situación en Palestina y hace un llamado a lxs progresistas de todo el mundo para que cuestionen la complicidad estatal, empresarial e institucional con el régimen de apartheid de Israel.

En su mensaje de video para celebrar el 75º aniversario del establecimiento de la colonización de origen europeo de Israel sobre las ruinas de Palestina, la presidenta de la Comisión de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, expresó en voz alta el racismo colonial más oscuro de la clase dirigente de la UE. "Literalmente han hecho que florezca el desierto", afirmó, un cliché racista que borra el florecimiento de la sociedad palestina indígena anterior al colonialismo de lxs colonxs sionistas y encubre la actual destrucción por parte de Israel de la tierra palestina y la limpieza étnica de su pueblo.

La hipocresía colonial de Von der Leyen tiene sus raíces en medio milenio de hegemonía europea sobre el mundo, un legado brutal que incluye la esclavitud transatlántica y múltiples genocidios en todos los continentes habitados. Su arrogante celebración del colonialismo sionista, que incluye actualmente una ocupación y asedio despiadados que han llevado a dos millones de palestinxs en Gaza al borde de la inanición, contiene oscuros ecos de la Europa de los años treinta. Lxs europexs "legitimaron" y "exoneraron" el genocidio perpetrado por las potencias coloniales europeas contra los "pueblos no europeos" en las colonias, como dice Aimé Césaire, pero se escandalizaron al ver poco después cómo los instrumentos genocidas de su colonialismo se volvían contra las comunidades racializadas de Europa.

Sin embargo, a medida que la hegemonía occidental comienza finalmente a declinar, también lo harán las perspectivas del régimen israelí de colonialismo de colonxs y apartheid contra el pueblo indígena de Palestina. 

Lxs palestinxs que vemos la escritura en la pared no somos ilusxs. Entendemos que el actual gobierno israelí, el más ultraderechista, racista, fundamentalista, autoritario, corrupto, sexista y homófobo de todos los tiempos, es a la vez un indicador decisivo de esta progresiva decadencia, y su catalizador más potente hasta la fecha.

Este gobierno fanático, con sus poderosas tendencias fascistas y genocidas, constituye una continuación desenmascarada del continuo régimen de opresión colonial de Israel y, simultáneamente, una ruptura con el statu quo debido a sus planes de gran alcance de "reformas" judiciales, sociales y culturales que afectan predominantemente a la sociedad colonial judía israelí.

Estas políticas, en el contexto de una resistencia palestina continua, han afectado drásticamente a los sectores financieros y económicos. La fuga de capitales, la migración de la alta tecnología, la reducción de la calificación crediticia de Moody's, la desaparición de las inversiones y el colapso de la confianza de lxs inversorxs, llevaron al ex presidente del Consejo Económico Nacional de Israel a predecir dos escenarios para la economía israelí: "un ataque al corazón o un cáncer".

La Economista Jefa de Israel, Shira Greenberg, estimó que la reducción de la calificación crediticia de Israel eliminaría la mitad de su crecimiento en el PIB durante los próximos cinco años, y más de 250 líderes empresariales estadounidenses de origen judío alertaron acerca de la "destrucción" de la economía de Israel, afirmando que podrían verse obligadxs a "reevaluar su confianza en Israel como destino estratégico para la inversión".

Todo esto brinda a lxs palestinxs y a quienes apoyan la liberación palestina en todo el mundo una oportunidad sin precedentes para impulsar nuestra lucha por la libertad, la justicia y la igualdad. No obstante, las oportunidades por sí solas no conducen al cambio, solo proporcionan el terreno fértil para ello. Todavía tenemos que maximizar nuestro trabajo con coherencia moral, construyendo un poder popular y fuertes alianzas interseccionales que integren la lucha por la liberación palestina dentro de las luchas globales por la justicia racial, económica, social, de género, indígena y climática.

Con su teoría del cambio centrada en cortar los vínculos de complicidad estatal, empresarial e institucional con el régimen de Israel, el movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), liderado por la mayor coalición palestina de la historia, es la forma más eficaz de solidaridad internacional con nuestra lucha para desmantelar el colonialismo de colonxs y el apartheid.

Lanzado en 2005 por la mayoría absoluta de la sociedad palestina, en la Palestina histórica y en el exilio, el BDS exige el fin de la ocupación militar y del sistema de apartheid de Israel, así como el derecho de lxs refugiadxs palestinxs a regresar a sus hogares y recibir reparaciones. Basado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el movimiento BDS se opone categóricamente a todas las formas de racismo, incluidas la islamofobia y el antisemitismo. El BDS se opone a la complicidad, no a la identidad. Un número creciente de judíxs-israelíes anticolonialistas partidarixs del BDS desempeñan un papel importante en el movimiento, y una encuesta de 2022 muestra que el 16 por ciento de todxs los judíxs estadounidenses apoyan el BDS, porcentaje que aumenta considerablemente entre lxs menores de 40 años.

En los últimos 17 años, el movimiento BDS ha construido una red masiva en todo el mundo, apoyada por sindicatos, coaliciones de agricultorxs y movimientos por la justicia racial, social y climática, que en conjunto representan a decenas de millones de personas en todo el mundo. Ha conseguido que grandes multinacionales, como Veolia, Orange, G4S, HP y otras, pongan fin total o parcialmente a su colaboración con los crímenes de Israel contra lxs palestinxs. Ben and Jerry's retiró el año pasado a Israel de los lugares en los que hace negocios.

Fondos estatales gigantes de Noruega, Luxemburgo, los Países Bajos, Nueva Zelanda y otros países, así como la Fundación Bill y Melinda Gates, han retirado sus inversiones de empresas y bancos israelíes o internacionales implicados en la ocupación de Israel.

Los sindicatos portuarios de Oakland (California) y Durban (Sudáfrica) se han negado a manipular buques israelíes.

Las principales iglesias en Sudáfrica han respaldado el BDS, mientras que importantes iglesias de los Estados Unidos han retirado inversiones de empresas cómplices y bancos israelíes.

Hace unos días, la ciudad belga de Lieja votó a favor de poner fin a todos los vínculos con Israel. Para ello, citó al régimen israelí de "apartheid, colonización y ocupación militar" contra lxs palestinxs, siguiendo el ejemplo de la alcaldesa de Barcelona, que suspendió todos los lazos con el apartheid israelí a principios de este año.

Todo lo anterior refleja una cada vez mayor comprensión de que Israel se ha convertido en un modelo para gran parte de la extrema derecha mundial, perjudicando no solo a lxs palestinxs sino también a millones de personas en todo el mundo. Israel se asocia con grupos fascistas en Occidente, la mayoría de los cuales son antisemitas en su esencia, y con regímenes autoritarios y de extrema derecha. Vende sus tecnologías de seguridad militar y sus doctrinas coloniales como "probadas en combate". Por ejemplo, Israel exporta sus doctrinas militares y sus tecnologías de software espía armado, como Pegasus de la NSO, y otros servicios de guerra cibernética y de desinformación y manipulación de elecciones como herramientas diplomáticas en todo el mundo.

Pese a ello, muchos Estados, empresas e instituciones siguen siendo profundamente cómplices del apartheid israelí. Por lo tanto, una solidaridad significativa para con nuestra lucha debe empezar por poner fin a esta complicidad. Esto requiere campañas de boicot y desinversión basadas en principios y estrategias, graduales y orientadas a objetivos en todos los ámbitos, a partir de amplias coaliciones que designen a Israel como Estado de apartheid y, en consecuencia, presionen para que se le impongan sanciones legales y selectivas, empezando por un embargo militar integral. 

Hay que presionar a los gobiernos y a las instituciones públicas para que retiren inversiones y excluyan de la contratación a todas las empresas implicadas en graves violaciones de los derechos humanos, incluido el apartheid israelí.

Lxs palestinxs hacemos un llamado a lxs progresistas de todo el mundo para que canalicen su indignación moral ante el régimen de opresión de Israel, hacia la presión estratégica y la construcción de un poder popular que pueda contribuir significativamente a poner fin, de una vez por todas, a la Nakba que asola a nuestro pueblo desde hace 75 años.

Omar Barghouti es cofundador del movimiento BDS por los derechos de lxs palestinxs y co-receptor del Premio Gandhi de la Paz 2017.

Available in
EnglishGermanArabicPortuguese (Brazil)SpanishTurkish
Author
Omar Barghouti
Translators
Nora Bendersky and Maria Inés Cuervo
Date
16.05.2023
PalestineApartheidColonialism
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