El orden internacional está experimentando una transformación tectónica. Para el Sur Global, este proceso conlleva la promesa de un nuevo camino de dignidad y paz negado durante mucho tiempo a nuestros pueblos, pero también conlleva el riesgo de que este cambio tectónico vuelva a oprimir, hundir o devorar a nuestras naciones.
La guerra en Ucrania ha cobrado ya muchos miles de vidas, destruido medios de subsistencia e infraestructuras críticas, y generado miedo, pérdidas y desplazamientos.
También ha tenido un marcado impacto en las naciones y pueblos del Sur Global. Desde los drásticos aumentos de los precios de los alimentos y el combustible hasta la asfixiante presión para elegir un lado, todxs hemos sentido las repercusiones de esta guerra.
Por eso elegimos el camino del no alineamiento.
Elegimos la paz en la mesa diplomática antes que la victoria en el campo de batalla, porque la humanidad es la primera víctima de la guerra.
Optamos por no imponer sanciones, porque una guerra económica sigue siendo una guerra, y no puede ser la base para resolver los dilemas colectivos de la humanidad.
Elegimos la cooperación, porque nuestros recursos comunes deben utilizarse para mejorar nuestras sociedades y detener la destrucción irreversible de nuestro clima, no para acelerar su desaparición.
El Sur Global representa más del 80 % de la población mundial y más del 70 % del crecimiento económico mundial. Sin embargo, nos enfrentamos a una implacable explotación económica, exclusión política y marginación cultural.
Desde el Sahara hasta la Sierra Maestra, de Bandung a Yan'an, nuestros pueblos han librado una larga lucha para liberarse de las indignidades de ese orden.
Por atrevernos a buscar nuestro propio camino, también nos hemos enfrentado a sanciones, intervenciones e invasiones, y a la repetida exigencia de que nos involucremos en conflictos que no son nuestros.
Nuestra historia exige que elijamos un camino diferente, que sea pragmático, que traiga prosperidad a nuestras sociedades y que recupere la paz de las fricciones del antagonismo geopolítico.
Recibimos con satisfacción las propuestas del gobierno de Brasil de formar un Club de la Paz sobre Ucrania, y el documento de la República Popular China, de 12 puntos, en el que se llama al respeto de la soberanía de todos los países y se presenta una visión positiva de la paz, la seguridad colectiva y la reconstrucción.
Estas iniciativas representan un punto de partida para un proyecto renovado de no alineamiento, una política que a menudo se confunde con apatía o neutralidad. No es ni lo uno ni lo otro. Refleja, en cambio, la lucha continua por trazar un nuevo orden mundial, por crear nuevas instituciones políticas que rechacen la mentalidad de suma cero de la Guerra Fría y construyan una base para la cooperación y la paz.
Como escribieron en 1954 los arquitectos del movimiento de los no alineados, el yugoslavo Josip Broz Tito y el indio Jawaharlal Nehru, el no alineamiento es una "política positiva, activa y constructiva que, como objetivo, tiene la paz colectiva como fundamento de la seguridad colectiva".
Por eso nosotrxs, las fuerzas progresistas de todo el Sur Global, reafirmamos nuestro compromiso con el no alineamiento, y rechazamos los intentos de arrebatarnos la capacidad de trazar nuestro propio futuro.