Labor

Cuando intentaron despedirlxs, lxs trabajadorxs de la industria automotriz tomaron el control de su fábrica

Un viernes de julio de 2021 por la mañana, 422 empleadxs de la fábrica de automóviles GKN de Campi Bisenzio, en Florencia (Italia), estaban disfrutando de un inesperado día libre cuando recibieron un correo electrónico en el que se les comunicaba que habían sido despedidxs en masa
En lugar de resignarse y aceptar el despido, lxs trabajadorxs iniciaron una campaña de resistencia que ha culminado en la ocupación de fábricas más larga en la historia de Italia. Su historia es un indicio de cómo podrían reaccionar lxs trabajadorxs cuando sus puestos de trabajo se encuentren amenazados por el cambio climático en los próximos años.

La histórica fábrica, propiedad de la Fiat hasta 1994, fue un gran empleador en la ciudad de Campi Bisenzio, a 20 km de Florencia. Ahora estaba por cerrar. El fondo británico de capital riesgo Melrose, propietario de GKN y que ha reportado 5.500 millones de libras a lxs accionistas en sus 10 años de existencia, atribuyó los despidos a la transición a un transporte más ecológico y a la "pérdida de productividad" de la planta.

Tras enterarse de que iban a perder su empleo, lxs trabajadorxs de GKN dispusieron de 75 días para formular un plan antes de que se hicieran efectivos los despidos. No perdieron ni un segundo.

Ese mismo día se concentraron frente a la fábrica y "echaron a patadas" a lxs 20 guardias privados armadxs que no llevaban uniforme, "parecidxs a los escuadrones fascistas" de Mussolini, según Dario Salvetti, del Collettivo di Fabbrica (Colectivo de Fábrica GKN), un sindicato autónomo y radical creado por lxs trabajadorxs.

Con su sindicato oficial, la Federación Italiana de Trabajadorxs del Metal (FIOM-CGIL), lxs trabajadorxs declararon que la fábrica sería ocupada por ellxs las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Lxs trabajadorxs evitarían que GKN se llevara la maquinaria y mantendrían la fábrica abierta. Esto se conoce como "asamblea permanente", una táctica desarrollada por lxs trabajadorxs de las fábricas italianas en la década de 1970.

"Encontramos la manera de entrar en la fábrica e iniciamos lo que en Italia llamamos 'asamblea permanente'. Es la forma más legal de decir que has tomado el control de la fábrica", explicó Salvetti, que habló con Novara Media durante una visita oficial a Londres.

Además de la FIOM-CGIL, lxs trabajadorxs también se organizaron con el Colectivo de Fábrica de GKN, que se fundó cuando Melrose compró la empresa en 2018. El Colectivo actúa de una manera más fluida que los sindicatos burocráticos: lxs trabajadorxs no tienen que afiliarse con una tarjeta de membresía, sino a través de la participación en acciones y se adhieren a un conjunto de reglas básicas acordadas colectivamente, como "nunca intercambiar dinero por derechos". El Colectivo celebró múltiples manifestaciones y consiguió miles de simpatizantes a través de la organización comunitaria y transnacional bajo su lema "Insorgiamo" (¡Levantémonos!).

En septiembre de 2021, 40.000 personas marcharon por las calles de Florencia para protestar contra los despidos. Ese mismo mes, GKN anunció despidos en su fábrica de Birmingham (Reino Unido). El sindicato Unite canceló una huelga prevista, ya que las partes interesadas de GKN acordaron celebrar una reunión de crisis. Pero las negociaciones fracasaron y más de 500 personas fueron despedidas en noviembre de 2021. Por el contrario, casi dos años después de que se anunciaran sus despidos, lxs trabajadorxs siguen ocupando las instalaciones de Campi Bisenzio. Es la ocupación de una fábrica más larga en la historia de Italia.

El proceso judicial entablado contra Melrose por FIOM-CGIL declaró ilegales los despidos masivos. La empresa fue declarada culpable de "conducta antisindical" por infringir un artículo del Estatuto de lxs Trabajadorxs. Pero el cierre de la planta seguía siendo una posibilidad, y lxs trabajadorxs decidieron continuar con su ocupación.

Después de que les enviaran ese correo electrónico el 9 de julio de 2021, la producción de ejes se paralizó. En su lugar, el Colectivo ha utilizado la fábrica como centro de organización de su movimiento: prevención de despidos, sensibilización sobre su causa, elaboración de su propia "cerveza obrera" y, ahora, reanudación de la producción en la fábrica, dirigida por lxs trabajadorxs.

El Colectivo Insorgiamo está financiando mediante crowdfunding la recompra de la fábrica para formar una cooperativa de trabajadorxs y transformar su producción anterior, de piezas de automóvil que generan emisiones, a bicicletas de carga sostenibles y paneles solares, con el fin de garantizar el futuro de sus puestos de trabajo y del planeta.

El Colectivo lleva tiempo planeando su transición. En diciembre de 2021, crearon un comité científico técnico compuesto por investigadorxs universitarixs y elaboraron planes industriales para establecer qué podría producir la fábrica en beneficio del planeta. En otoño, fabricaron dos prototipos de bicicletas de carga que servirán para vincular a lxs agricultorxs rurales con las cooperativas de reparto de alimentos en las ciudades.

También se han reunido con una empresa emergente para estudiar la posibilidad de fabricar paneles solares sin utilizar litio, silicio ni cobalto —minerales que emiten miles de millones de toneladas de dióxido de carbono cuando se extraen, a menudo en condiciones laborales precarias.

Salvetti, que se incorporó a GKN en 2015, afirmó: "Existe la posibilidad de que se pierdan 300.000 puestos de trabajo debido a la transición de vehículos de gasolina a los eléctricos".

"[Nuestrxs jefxs] argumentaban que nuestro producto quedaba destruido como consecuencia de la transición ecológica, por eso desarrollamos una posición en torno a este factor. Y su razonamiento era erróneo por muchos motivos, entre ellos uno técnico: el eje que fabricábamos también se utiliza en vehículos eléctricos.

"Cuando nos contrataron, nadie nos preguntó qué queríamos producir. Así que no aceptamos que se nos culpe de lo que producimos cuando alguien nos despide. Si pudiéramos elegir qué producir, por supuesto [tendríamos] otras ideas".

Los puestos de trabajo en las industrias contaminantes están cada vez más en peligro, mientras que los empleos en la economía de bajas emisiones de carbono están en alza: en el Reino Unido, la economía de bajas emisiones de carbono es cuatro veces mayor que el sector industrial del país. En 2022, el sindicato GMB se unió al Gobierno conservador del Reino Unido en apoyo del fracking, afirmando que podría "crear miles de buenos puestos de trabajo". El Colectivo GKN intenta afrontar este reto —defender el empleo y la transición hacia una industria más ecológica— desde las bases.

"Es falso que el movimiento obrero esté separado del movimiento ecologista; ha sido falso desde el principio", dijo Salvetti. "Muchas de las luchas medioambientales de los años 70 en Italia tuvieron lugar dentro de las fábricas y fueron iniciadas por lxs trabajadorxs". Esos movimientos lucharon por mejorar las condiciones medioambientales dentro de las fábricas, incluyendo protestas contra el asbesto y la mala calidad del aire, así como por obtener  salarios más altos.

Sin embargo, la presión continúa para lxs trabajadorxs de GKN. Desde noviembre de 2022, tras haber finalizado sus planes de autogestión de la fábrica, lxs trabajadorxs no han recibido salarios de lxs propietarixs de la fábrica. Disponen de un fondo de ayuda mutua, pero unxs 120 compañerxs se han marchado para buscar otro trabajo.

Salvetti dijo: "Al fin y al cabo, estamos gestionando una lucha que dura ya 22 meses. No te puedes imaginar lo complicado que es. Hay que ocuparse de los temas comerciales, de los turnos, de organizar manifestaciones.

"No es fácil. Mantenemos la moral alta con manifestaciones y eventos, como un festival de literatura obrera a principios de abril. Lxs trabajadorxs ven que la gente sigue apoyando la fábrica y eso les sube la moral".

No obstante, Salvetti tiene claro lo que está en juego.

"[Nuestrxs jefxs] tienen que demostrar que son libres de cerrar la fábrica cuando quieran, por la razón que quieran y que no hay discusión al respecto. Es una lucha por quién controla la sociedad. No les importa una fábrica, pero tienen que demostrar que son lxs que mandan.

"Hemos visto que muchas de las jerarquías utilizadas en el lugar de trabajo eran inútiles. No servían más que para dividirnos. Hemos organizado nuestras vidas sin jefxs. Podemos gestionar la fábrica mejor que ellxs. Dos antiguxs jefxs de turno, que eran nuestrxs enemigxs cuando producíamos [ejes], son ahora nuestrxs aliadxs estrechxs en la lucha."

"Aún corremos el riesgo de fracasar. Lo que podemos decir es que hemos llegado a un punto que pocas luchas obreras han alcanzado en Europa en los últimos años."

Frankie Lister-Fell es periodista y reportera del Camden New Journal.

Foto: GKN Factory Collective

Available in
EnglishPortuguese (Brazil)Spanish
Author
Frankie Lister-Fell
Translators
Cristina Frodden and Nora Bendersky
Date
19.07.2023
Source
Novara MediaOriginal article🔗
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