Colonialism

Somos miles, somos millones: sobre la última actuación de Aaron Bushnell

La autoinmolación de Aaron Bushnell fue una impactante muestra de oposición a la ocupación israelí de Palestina y a la responsabilidad de EE. UU. en este genocidio.
La actuación de Aaron constituyó un acto de amor feroz y basado en principios enmarcado en una situación de extrema desesperación. Declaró sin titubeos que las mentiras del sionismo ya no se sostienen ni en lo más profundo del imperio.

La legitimidad de Israel no tendrá cabida en este mundo eternamente. No existe manera de rebobinar lo que hemos observado en los últimos cinco meses, ni de olvidar conjuntamente los bombardeos a hospitales, los niños blancos del miedo y el yeso, los francotiradores disparando al personal de enfermería mientras realiza su trabajo en quirófanos, las amputaciones sin anestesia, los bebés gritando por sus progenitores martirizados, las mujeres embarazadas hambrientas, los hombres obligados a desfilar desnudos y atados, las personas mayores presas y torturadas, los cuerpos de seres queridos sirviendo de alimento a los animales, los bebés llorando del dolor a los que no se les ha dado de comer (ni se les dará), o los cuerpos de recién nacidos descomponiéndose en las incubadoras de la UCI. Nunca borraremos de nuestra memoria a los adolescentes acampados con el objetivo de bloquear camiones de ayuda, a los soldados exhibiendo ropa interior de mujeres palestinas, los TikToks de israelís para celebrar las detonaciones de edificios de universidades y escuelas, a los políticos haciendo llamamientos públicos a "eliminar todo" y a "matar a todos". El pasado diciembre, después de que un ciudadano estadounidense se inmolara frente a la embajada de Israel en Atlanta (en una protesta que los medios de comunicación no tardaron en enterrar), el cónsul general de la embajada lo calificó de acto de "odio" contra Israel, alegando que "la santidad de la vida es nuestro más preciado valor". Esta afirmación nos hace reír. Nos reímos porque la otra opción es gritar. 

Aaron Bushnell gritó "FREE PALESTINE" (palestina libre) mientras su cuerpo ardía a las puertas de la embajada de Israel en Washington, D.C. el 25 de febrero de 2024. La fortaleza de su acto ha resonado en lo más profundo de aquellos que luchamos contra el genocidio israelí/estadounidense desde el corazón del imperio. Nos haremos eco de sus gritos y los amplificaremos un millón de veces más y desde todos los rincones de la tierra. Con su muerte, Bushnell se une a aquellos mártires que resistieron en Palestina; no solo a cada combatiente de la resistencia sino también a cada civil muerto. El día de la protesta de Bushnell, casi cien personas fueron martirizadas en Palestina, incluido Muhammed al-Zayegh, bebé de apenas 60 días que murió por inanición. Rendimos homenaje a todas estas personas. 

Lo que reveló el acto de Bushnell, como él pretendía, es que las mentiras sionistas se están desmoronando. El día en que se quemó vivo, Aaron Bushnell llevaba su uniforme militar y se declaró miembro activo de la fuerza aérea de EE. UU., no porque quisiera reivindicar el nacionalismo estadounidense (era un anarquista declarado con planes de abandonar la fuerza aérea), sino porque entendía el poder de su posición en relación con el imperio estadounidense. Lo que su acto declaró tan firmemente fue ni en el corazón del imperio (era un hombre blanco de veinticinco años, miembro activo de las fuerzas armadas de EE. UU. y criado en un hogar sionista) tienen ya cabida las mentiras. 

No podemos pasar por alto lo que esto significa. A pesar de que exista una máquina de propaganda global que trabaja sin descanso para decirnos que atacar hospitales no es atacar hospitales y matar civiles no es matar civiles, la concienciación sobre los crímenes de Israel se está extendiendo como la pólvora por todo el mundo. Esto se debe en gran medida a la tenacidad de la resistencia armada palestina, que ha logrado desafiar la contención del "muro de hierro" de 40 millas (65 km) de Israel y continúa resistiendo una invasión israelí sobre el terreno. Al mismo tiempo, artistas, escritores, periodistas y académicos palestinos han trabajado de forma incesante para retirar la colonización sionista del imaginario global, especialmente occidental, con historias, canciones, música y arte.

Esta resistencia en todas sus formas está produciendo efectos en cadena. Desde el 7 de octubre, la gente ha seguido inundando las calles de todas las naciones con cánticos como "somos miles, somos millones, todos somos palestinos". Josephine Guilbeau, una exmiembro de las fuerzas armadas de EE. UU., dijo el lunes en una vigilia dedicada a Bushnell: "No creo que esto vaya a ser lo último que veamos de nuestros militares en la resistencia. Siento que hay muchos, muchos como Aaron por ahí. ¿Quién hablará por ellos? Las mentiras de Israel han carecido durante mucho tiempo de legitimidad entre los pueblos del Sur Global y especialmente Oriente Medio. Pero a día de hoy los fans de Taylor Swift se presentan en las protestas sosteniendo carteles que declaran "Swifties por Palestina" y mostrando videos de abogados que proclaman que la ocupación israelí es "existencialmente ilegal" antes de que la Corte Internacional de Justicia se haga viral en Twitter. Los periodistas palestinos que informan desde Gaza tienen más seguidores en línea que el presidente de EE. UU., y los edificios en Occidente están adornados con sus imágenes y citas. En una declaración en respuesta a la protesta de Bushnell, el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) declaró "(La actuación de Bushnell) indica que el estado de la causa palestina, especialmente en círculos estadounidenses, se está arraigando más profundamente en la conciencia global y revela la verdad sobre la entidad sionista como una herramienta colonial barata en manos del imperialismo salvaje".

La legitimidad de Israel se está desmoronando y está arrastrando al imperio de EE. UU. con ella. Esto no sugiere que Israel esté tirando de los hilos, sino que muestra hasta dónde está dispuesto a llegar EE. UU. antes de arriesgar su hegemonía en la región. La negativa de prácticamente todos los estados, excepto un puñado, a unirse a la coalición "Guardián de la Prosperidad" liderada por EE. UU. para derrotar a Yemen en el Mar Rojo (brillaba por su ausencia Arabia Saudita, que desde entonces se ha unido al grupo de naciones BRICS junto a China, Rusia e Irán) era reveladora. El imperialismo de los medios de comunicación occidentales se está viendo cada vez más expuesto, y una nueva generación está encontrando nuevas formas de escuchar las voces del Sur Global que localizan estas mentiras dentro de historias mucho más largas de violencia colonial occidental. 

En una presentación que llevó a cabo el 21 de octubre de 2023, el historiador Ilan Pappé afirmó: "Antes de octubre escribí un artículo diciendo que este es el principio del fin del sionismo... Después de lo ocurrido la semana pasada, de hecho, estoy incluso más convencido. Tal y como ocurrió en la Sudáfrica del apartheid, este es un periodo muy peligroso. El régimen lucha por su vida... Históricamente no tengo dudas de que esto es lo que estamos experimentando, estamos siendo testigos de crueldad y brutalidad porque un cierto régimen está descontrolándose, no porque esté ganando, sino porque está perdiendo". Los ataques de Israel a Irán y Líbano, intentando atraer a EE. UU. a una guerra regional más amplia, son otra señal de esa desesperación. 

Cuando se detuvo frente a la embajada israelí el lunes, envuelto por bolas de fuego naranja oscuro, Aaron Bushnell optaba por encarnar su rechazo a esta brutalidad. “Ya no seré cómplice del genocidio”, explicaba momentos antes. “Estoy a punto de participar en un acto extremo de protesta, pero en comparación con lo que la gente está experimentando en Palestina a manos de sus colonizadores, no es extremo en absoluto. Así es como nuestra clase dominante ha decidido que sea la normalidad”. Lo que hizo Bushnell fue un acto de amor feroz y basado en principios en una situación de extrema desesperación, en la que la maquinaria política de EE. UU. y los medios sionistas nos han acorralado a aquellos y aquellas que no deseamos ser cómplices del genocidio en un espacio cada vez más restringido.

El acto de Bushnell será (y ha sido) tergiversado por los medios de comunicación imperialistas; no es algo que sorprenda. Al igual que ocurrió con Mohamed Bouazizi, el vendedor ambulante tunecino murió quemándose en protesta contra la corrupción del gobierno tunecino, intentarán despojar a la muerte de Bushnell de su contenido político, patologizar su acto como si fuera de alguna manera el resultado de una enfermedad mental individual (como si eso fuera en sí mismo antitético a la voluntad) y considerarlo una tragedia personal. Incluso dentro del movimiento, los organizadores han respondido a la muerte de Bushnell afirmando que debemos actuar 'colectivamente' y no 'individualmente', lamentando su acto como equivocado y desesperado. Pero lo que demostró la protesta de Bushnell fue que siempre somos un ente colectivo y que es por ello que no se ocultará la verdad sobre la violencia de Israel. Esta verdad resonará desde lo más profundo de las grietas del imperio, testimonio de la supervivencia de aquello que nos une a aquellos que resisten en Palestina. Aparecerá en un brillante estallido de luz, en millones de cuerpos inundando las calles, en un coro de voces haciendo resonar las palabras de Bushnell y las de cada persona que ha resistido en Palestina desde 1948: 

PALESTINA LIBRE

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Available in
EnglishArabicPortuguese (Brazil)FrenchGermanItalian (Standard)Spanish
Author
Britt Munro
Translator
Almudena Arroyo
Date
28.03.2024
Source
Original article🔗
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