Imperialism

Dr. Ghassan Abu-Sittah: “Mañana es un día palestino”

Discurso del cirujano británico-palestino Ghassan Abu-Sittah tras su aplastante victoria como rector de la Universidad de Glasgow.
Dado que le fue negada la entrada a Alemania a Ghassan Abu-Sittah para hablar en el Congreso Palestino, la Agencia de Internacional Progresista publicó el discurso completo que dio en la Universidad de Glasgow.
Dado que le fue negada la entrada a Alemania a Ghassan Abu-Sittah para hablar en el Congreso Palestino, la Agencia de Internacional Progresista publicó el discurso completo que dio en la Universidad de Glasgow.

“Cada generación, dentro de una relativa opacidad, tiene que descubrir su misión, cumplirla o traicionarla.” – Frantz Fanon, Los condenados de la tierra

Lxs estudiantes de la Universidad de Glasgow decidieron votar en memoria de 52,000 palestinxs muertxs. En memoria de 14,000 niñxs asesinadxs. Votaron expresando su solidaridad con 17,000 niñxs que han quedado huérfanxs, 70,000 heridxs —de lxs cuáles el 50 por ciento son niñxs— y lxs 4-5,000 niñxs con extremidades amputadas.

Votaron expresando su solidaridad con lxs estudiantes y profesorxs de 360 escuelas destruidas y 12 universidades completamente arrasadas. Se solidarizaron con la familia y la memoria de Dima Alhaj, una exalumna de la Universidad de Glasgow que fue asesinada junto con su bebé y su familia completa.

A principios del siglo XX, Lenin predijo que el verdadero cambio revolucionario en Europa Occidental dependía de su estrecho contacto con los movimientos de liberación contra el imperialismo y en las colonias esclavistas. Lxs estudiantes de la Universidad de Glasgow comprendieron lo que podemos perder cuando permitimos que nuestra política se vuelva inhumana. También comprenden que lo importante y diferente sobre Gaza es que es el laboratorio en el que el capital mundial está analizando la gestión de las poblaciones excedentarias.

Se mantuvieron junto a Gaza y se solidarizaron con sus habitantes porque entendieron que las armas que Benjamin Netanyahu está usando hoy son las armas que Narendra Modi usará mañana. Los cuadricópteros y los drones equipados con armas de francotirador —utilizados tan taimada y eficientemente en Gaza que una noche en el Hospital Al-Ahli recibimos más de 30 civiles heridos que recibieron disparos de estos inventos afuera de nuestro hospital— utilizados hoy en Gaza serán utilizados mañana en Bombay, en Nairobi y en Sao Paulo. En algún momento, como el software de reconocimiento facial desarrollado por los israelís, llegarán a Easterhouse y Springburn.

Entonces, ¿por quién votaron estxs estudiantes en realidad? Mi nombre es Ghassan Solieman Hussain Dahashan Saqer Dahashan Ahmed Mahmoud Abu-Sittah y, a excepción de mí, mi padre y todos mis antepasados nacieron en Palestina, una tierra que fue cedida por uno de los anteriores rectores de la Universidad de Glasgow. Tres décadas antes de que su declaración de cuarenta y seis palabras anunciara el apoyo del Gobierno Británico a la colonización de Palestina, Arthur Balfour fue nombrado Lord Rector de la Universidad de Glasgow. “Un estudio del mundo… nos muestra un gran número de comunidades salvajes, aparentemente en una etapa de cultura no muy diferente a la que prevalecía en el hombre prehistórico”, mencionó Balfour durante su discurso rectoral en 1891.

Dieciséis años después, este antisemita ideó La Ley de Extranjería de 1905 para impedir que los judíos que escapaban de los pogromos de Europa Oriental pudieran refugiarse en el Reino Unido. En 1920, mi abuelo Sheikh Hussain construyó una escuela con su propio dinero en el pequeño pueblo donde vivía mi familia. Ahí sentó las bases de una relación que hizo a la educación una parte central de la vida de mi familia. El 15 de mayo de 1948, las fuerzas de la Haganá limpiaron étnicamente ese pueblo y expulsaron a mi familia, que había vivido en esa tierra por generaciones, a un campo de refugiados en Jan Yunis, que ahora está en ruinas en la Franja de Gaza. Mi tío encontró las memorias del oficial de la Haganá que invadió la casa de mi abuelo. En esas memorias, el oficial menciona con incredulidad que la casa estaba llena de libros y había un título en derecho de la Universidad de El Cairo que era de mi abuelo.

Al año siguiente de la Nakba, mi padre se graduó de la escuela de medicina de la Universidad de El Cairo y regresó a Gaza para trabajar en las clínicas recién creadas de La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA). Pero, como muchos de su generación, se fue al Golfo para ayudar a construir los sistemas sanitarios en esos países. En 1963, llegó a Glasgow para realizar sus estudios de posgrado en pediatría y se enamoró de la ciudad y de su gente.

Y de esa forma fue que, en 1988, llegué a la Universidad de Glasgow a estudiar medicina, y aquí descubrí lo que la medicina puede hacer, cómo la carrera de medicina te coloca en la cara fría de la vida de las personas y cómo, si estás preparado con los lentes políticos, sociológicos y económicos adecuados, puedes entender cómo están siendo moldeadas, y muchas veces tergiversadas, las vidas de las personas por fuerzas políticas que están fuera de su control. 

Y fue en Glasgow donde entendí por primera vez el significado de la solidaridad internacional. En aquella época, Glasgow estaba lleno de grupos que solidarizaban con El Salvador, Nicaragua y Palestina. El Consejo Municipal de Glasgow fue uno de los primeros en hermanarse con ciudades en Cisjordania y la Universidad de Glasgow creó su primera beca para las víctimas de la masacre de Sabra y Shatila. Fue durante mis años en Glasgow cuando realmente comenzó mi experiencia como cirujano de guerra; primero como estudiante cuando fui a la primera guerra estadounidense en Iraq en 1991; después con Mike Holmes en el sur de Líbano en 1993; después con mi esposa en Gaza durante la Segunda Intifada; después en las guerras emprendidas por los israelíes contra Gaza en 2009, 2012, 2014 y 2021; en la guerra de Mosul en el norte de Iraq; en Damasco durante la guerra siria y en la guerra de Yemen. Pero no fue hasta el 9 de octubre que llegué a Gaza y vi cómo se desarrollaba el genocidio. 

Nada de lo que había sabido sobre las guerras se comparaba con lo que había visto. Era la diferencia entre una inundación y un tsunami. Durante 43 días vi cómo las máquinas de matar destrozaban las vidas y los cuerpos de lxs palestinxs en la Franja de Gaza, la mitad de lxs cuales eran niñxs. Después de salir de allí, lxs estudiantes de Glasgow me pidieron que me postulara como rector. Poco después, uno de los salvajes de Balfour ganó la elección.

¿Qué hemos aprendido entonces del genocidio y sobre el genocidio durante los últimos seis meses? Hemos aprendido que el escolasticidio, la eliminación de instituciones educativas enteras, tanto la infraestructura como los recursos humanos, es un componente fundamental de la eliminación genocida de un pueblo. Doce universidades completamente arrasadas. Cuatrocientas escuelas. Seis mil estudiantes asesinadxs. Doscientos treinta maestrxs de escuela asesinadxs. Cien profesorxs y decanxs y dos rectorxs asesinadxs.

También hemos aprendido, y esto es algo que descubrí cuando me fui de Gaza, que el proyecto genocida es como un iceberg e Israel es solo la punta. El resto del iceberg está formado por un eje de genocidio. Este eje de genocidio son los Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Australia, Canadá y Francia… países que han apoyado a Israel con armas ―y continúan apoyando el genocidio con armas― y han mantenido el apoyo político para que el proyecto genocida continúe. No debemos dejarnos engañar por los intentos de los Estados Unidos de humanitarianizar el genocidio: matando gente mientras lanzan ayuda alimentaria por paracaídas.

También descubrí que parte del iceberg genocida son lxs facilitadorxs del genocidio. Gente común, hombres y mujeres, en todos los aspectos de la vida, en todas las instituciones. Existen tres tipos de estxs facilitadorxs del genocidio:

  1. El primero son aquellxs cuya racialización y total otredad de lxs palestinxs les ha vuelto incapaces de sentir algo por lxs 14,000 niñxs que han sido asesinadxs y para quienes lxs niñxs palestinxs siguen sin ser merecedorxs de luto. Si Israel hubiera matado 14,000 cachorros o gatitos, hubieran sido devastados por semejante barbarie.
  2. El segundo grupo son aquellxs sobre quienes Hannah Arendt afirmó en La banalidad del mal que “no tienen ningún motivo en absoluto, excepto una extraordinaria diligencia en la búsqueda de su progreso personal”.
  3. El tercero son lxs apáticxs. Como menciona Arendt: “el mal se alimenta de la apatía y no puede existir sin ella”.

En abril de 1915, un año después de que comenzó la Primera Guerra Mundial, Rosa Luxemburg escribió sobre la sociedad burguesa alemana. “Violada, deshonrada, bañada en sangre… la bestia voraz, el sabbat de la anarquía de las brujas, una plaga para la cultura y la humanidad”. Los que hemos visto, olido y escuchado lo que las armas de guerra le hacen intencionalmente al cuerpo de unx niñx, los que hemos amputado las extremidades insalvables de niñxs heridxs, no podemos tener más que el máximo desprecio por todxs los implicadxs en la fabricación, diseño y venta de estos instrumentos de brutalidad. El objetivo de la fabricación de armas es destruir la vida y devastar la naturaleza. En la industria armamentística, las ganancias aumentan no solo como resultado de los recursos obtenidos en o a través de la guerra, pero a través del proceso de destrucción de toda vida, tanto humana como medioambiental. La idea de que hubiera paz o un mundo sin contaminación mientras el capital crece mediante la guerra es absurda. Ni el comercio de armas ni el de combustibles fósiles tienen cabida en la Universidad.

Entonces, ¿cuál es nuestro plan, este “salvaje” y sus cómplices?

Haremos campaña a favor de la desinversión en la fabricación de armas y en la industria de combustibles fósiles en esta Universidad, ambos para reducir el riesgo de la Universidad tras la decisión de la Corte Internacional de Justicia de que se trata plausiblemente de una guerra genocida y el actual caso jurídico presentado contra Alemania por Nicaragua por complicidad en genocidio.

El dinero manchado de sangre del genocidio obtenido como beneficio de estas acciones durante la guerra será utilizado para crear un fondo que ayude a reconstruir las instituciones académicas palestinas. Este fondo estará a nombre de Dima Alhaj y en memoria de una vida interrumpida por este genocidio.

Formaremos una coalición de grupos y sindicatos estudiantiles y de sociedades civiles para convertir la Universidad de Glasgow en un campus libre de violencia de género.

Haremos campañas para encontrar soluciones concretas para acabar con la pobreza estudiantil en la Universidad de Glasgow y para ofrecer alojamiento asequible a todxs lxs estudiantes.

Haremos campaña por el boicot de todas las instituciones académicas israelíes que han progresado a partir de ser cómplices del apartheid y la negación de la educación a lxs palestinxs, del genocidio y la negación de la vida. Haremos campaña a favor de una nueva definición de antisemitismo que no mezcle el antisionismo y el colonialismo de asentamiento antiisraelí con el antisemitismo.

Lucharemos junto con todas las comunidades segregadas y racializadas, incluyendo a las comunidades judías, gitanas, musulmanas, negras y todos los grupos racializados, en contra del enemigo común, de un creciente fascismo de derecha, ahora absuelto de sus raíces antisemitas por un gobierno israelí a cambio de su apoyo para la eliminación del pueblo palestino.

Solo esta semana, solamente esta semana, vimos cómo una institución financiada por el gobierno alemán censuró a una intelectual y filósofa judía, Nancy Fraser, por apoyar al pueblo palestino. Hace más de un año, vimos cómo el Partido Laborista suspendió a Moshé Machover, un activista judío antisionista, por ser antisemita.

En el vuelo de ida, tuve la fortuna de leer We are free to change the world de Lyndsey Stonebridge. Cito del libro: “Es cuando la experiencia de impotencia es más aguda, cuando la historia parece más sombría, que más importa la determinación de pensar como un ser humano, de forma creativa, audaz y complicada”. Hace 90 años, en su Canción de la solidaridad, Bertolt Brecht preguntó: “¿De quién es el mañana que es mañana? ¿Y de quién es el mundo que es el mundo?”

Bueno, mi respuesta para él, para ustedes, y para lxs estudiantes de la Universidad de Glasgow: es su mundo por el que luchar. Es su mañana para construir. Para nosotros, todos nosotros, parte de nuestra resistencia a la eliminación del genocidio es hablar del mañana en Gaza, es planificar la curación de las heridas de Gaza mañana. Seremos dueños del mañana. Mañana será un día palestino.

En 1984, cuando la Universidad de Glasgow nombró rectora a Winnie Mandela en los días más oscuros del gobierno de P.W. Botha bajo un brutal régimen de apartheid, apoyado por Margaret Thatcher y Ronald Reagan, nadie podría haber soñado que dentro de 40 años hombres y mujeres sudafricanxs podrían estar ante la Corte Internacional de Justicia defendiendo el derecho a la vida del pueblo palestino como ciudadanos libres de una nación libre.

Uno de los fines de este genocidio es ahogarnos en nuestra propia pena. Como nota personal, quiero hacer un espacio para que mi familia y yo podamos expresar nuestro dolor por la pérdida de nuestros seres queridos. Dedico esto a la memoria de nuestro querido Abdelminim, asesinado a los 74 años en el día de su nacimiento. Se lo dedico a la memoria de mi colega el Dr. Midhat Saidam, quien salió por media hora para llevar a su hermana a su casa para que estuviera a salvo con sus hijos y nunca regresó. Se lo dedico a mi amigo y colega el Dr. Ahmad Makadmeh, quien fue ejecutado por el ejército israelí en el Hospital Shifa hace poco más de diez días con su esposa. Se lo dedico al siempre sonriente Dr. Haitham Abu-Hani, jefe del Departamento de Urgencias en el Hospital Shifa, que siempre me recibía con una sonrisa en la cara y una palmada en el hombro. Pero, sobre todo, se lo dedicamos a nuestra tierra. En las palabras del siempre presente Mahmoud Darwish:

“Para nuestra tierra, y es una recompensa de la guerra, la libertad de morir de anhelo y ardor y nuestra tierra, en su noche ensangrentada, es una joya que brilla para lo lejano sobre lo lejano e ilumina lo que está fuera de ella… Y nosotros, adentro, ¡nos asfixiamos más!

Y así, quiero concluir con esperanza. En las palabras del inmortal parlamentario Bobby Sands: “Nuestra venganza será la risa de nuestros niñxs”.

¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!

Available in
EnglishTurkishSpanishPortuguese (Brazil)GermanFrench
Author
Dr Ghassan Abu-Sittah
Translators
Helena Ajuria-Ibarra, Andrew Morris and ProZ Pro Bono
Date
12.04.2024
ImperialismDeclaraciones
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