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En Bélgica, el PTB quiere “despertar la conciencia de clase”

Para el marxista Partido del Trabajo de Bélgica (PTB, por sus siglas en francés), el éxito electoral no se ha producido a expensas de una organización fuerte, sino gracias a su construcción.
Aunque los resultados electorales del PTB han sido prometedores, el partido se niega a dormirse en los laureles y hacer política según las encuestas.

A pocos metros del mar del Norte, en la ciudad flamenca de Ostende, el Partido del Trabajo de Bélgica (PTB) celebró su retorno a la política el pasado septiembre con una gran Manifiesta a la que asistieron 15.000 personas. El programa incluyó numerosxs invitadxs internacionales, quienes se encontraban el parlamentario británico Jeremy Corbyn, el sindicalista estadounidense Shawn Fain y el periodista francés Serge Halimi, así como talleres sobre política, cultura y deportes para lxs simpatizantes del partido. En el transcurso de todos los debates, hubo un denominador común: la reivindicación de la herencia del marxismo y la labor de reconstruirlo. 

De este modo, el PTB tiene como objetivo mantenerse más a la ofensiva que el Partido Comunista Francés (PCF), que se ha tambaleado y ha tenido unos resultados electorales flojos. Una y otra vez, el partido de la izquierda radical ha demostrado su creciente capacidad para organizar la clase obrera en varios organismos, según el modelo de los partidos de masas del siglo XX. Más allá de las campañas electorales, que son vistas simplemente como otro modo de politizar a las personas, el presidente del partido, Raoul Hedebouw, propinó un recordatorio claro de los objetivos del PTB: “despertar la conciencia de clase” y posibilitar “a las personas organizarse frente a la atomización” para “materializar el contrapoder”.

Un partido que no puede ser ignorado

Si bien el PTB se ha convertido en uno de los partidos principales de la política belga, aún queda mucho por hacer. En las elecciones del 9 de junio —cuando lxs belgas eligieron a sus parlamentarixs nacionales, regionales y europexs— el PTB hizo nuevos avances. Envío un segundo miembro al Parlamento Europeo, pasó de 12 a 15 escaños a nivel nacional y mejoró considerablemente su representación en la región de Bruselas y Flandes, pasando de 11 a 16 y de 4 a 9 miembros electxs respectivamente. Por primera vez, el partido fue incluso consultado por el rey de Bélgica con vistas a formar parte del Gobierno, aunque todos los demás partidos lo descartaron rápidamente.

Así pues, el PBT tenía buenas razones para celebrar el éxito de esta campaña. Su movilización de las bases en Flandes contribuyó sin duda a disuadir a una parte de la clase obrera de votar a la extrema derecha, a la que se pronosticaba como vencedora en esta parte del país desde hacía varios meses. A pesar de que el Vlaams Belang (partido flamenco de extrema derecha que aboga por la independencia) se ha consolidado hace tiempo, el PTB (conocido como PVDA en Flandes) ha conseguido, a costa de una gran inversión de y en sus militantes, encarnar una alternativa para lxs votantes enfadadxs con el statu quo. Al situarse segundo en Amberes, la principal ciudad portuaria del norte, el partido dio la sorpresa en una ciudad a menudo descrita como un bastión de la derecha.

El único contratiempo ha sido un ligero retroceso en Valonia, donde la izquierda en su conjunto perdió votos como consecuencia del éxito de la campaña dirigida por el Mouvement Réformateur (Movimiento Reformador, partido de derechas) y su ambicioso presidente Georges-Louis Bouchez. Es cierto que este año el PTB se había centrado especialmente en Flandes para reequilibrar sus fuerzas en todo el país, lo que le era indispensable al ser el único partido defensor de la unidad belga. Sin embargo, serán necesarios grandes esfuerzos de movilización para recuperar el apoyo en Valonia, que, aunque no cuenta con un partido de extrema derecha, se ha dejado seducir por la retórica de un MR cada vez más conservador que se ha apropiado hábilmente del “valor del trabajo” enfrentando a las personas que trabajan contra las desempleadas. El Partido Socialista mantiene deliberadamente a estas últimas en la asistencia social, asegurándose así su clientela electoral.

El conflicto social “en pausa”

Aunque los resultados electorales del PTB han sido prometedores, el partido se niega a dormirse en los laureles y hacer política según las encuestas, tal y como nos indicó Raoul Hedebouw en una entrevista con LVSL. Durante la Manifiesta, lxs distintxs dirigentes del partido recalcaron con rotundidad la necesidad de atacar la retórica que persigue dividir a la ciudadanía, enfrentándola a las personas extranjeras o a las supuestamente “subvencionadas”. Esto es de lo más necesario dado que la futura coalición de gobierno, conocida como “Arizona” (por la combinación de colores similar al de la bandera de dicho Estado de los Estados Unidos), está diseñando un programa antisocial extremadamente violento: aumento del IVA de los productos esenciales del 6 al 9 por ciento, eliminación de la ley que vincula los salarios a la inflación, flexibilización de la normativa para trabajar los domingos y festivos, supresión de la semana laboral de 38 horas, ataque a los derechos de lxs representantes sindicales, recorte de las pensiones, etc.

Hay que admitir que este programa de conflicto social previsto por una amplia alianza, compuesta por los socialistas flamencos de Vooruit (Adelante), la derecha francófona del MR, la N-VA (en neerlandés, Nieuw-Vlaamse Alliantie; en español, Nueva Alianza Flamenca) (derecha flamenca), la CD&V (en neerlandés, Christen-Democratisch en Vlaams; en español, Cristianodemócrata y Flamenco) (democratacristianos) y Les Engagés (Los Comprometidos) (de centro) se ha atenuado últimamente. Según Raoul Hedebouw, por una sencilla razón: “Apretaron el botón de pausa hasta las elecciones del 13 de octubre. Y pensaron que la gente sería demasiado estúpida para comprender lo que estaban haciendo”. Ese día, la ciudadanía belga votaba para renovar sus consejos locales para los próximos seis años. Temiendo una derrota en las urnas, los partidos de la alianza Arizona prefirieron esperar hasta después de la votación antes de lanzar su ofensiva.

“Comunismo municipal” como fuente de inspiración

Las victorias son posibles, pero ¿con qué fin? Una de las prioridades del PTB es frenar el aumento del precio de la vivienda mediante la imposición de una sencilla norma a los promotores: un tercio de vivienda social, un tercio de vivienda asequible y un tercio a precio de mercado. Cuando hablamos de transporte, el partido, sin lugar a dudas, promueve el desarrollo del transporte público, pero se opone firmemente a las políticas antisociales contra los automóviles cuando no existe otra alternativa. Esto en particular está dirigido a las personas trabajadoras que dependen del coche a causa de su horario laboral o de la distancia que deben recorrer hasta su trabajo como resultado de la especulación inmobiliaria. El partido también quiere reequilibrar la fiscalidad local, gravando más a las grandes empresas para rebajar los impuestos a las empresas locales, tal y como se ha hecho en Zelzate y Borgerhout, dos pequeños municipios flamencos donde el PVDA forma parte de la mayoría saliente. Finalmente, al más clásico estilo de la izquierda, promete grandes inversiones en los servicios públicos como guarderías y policía de proximidad, así como en el sector sin ánimo de lucro.

Hablando ante la Manifiesta, Raoul Hedebouw describe este programa como el primer paso hacia el “comunismo municipal” que cita como fuente de inspiración. Esta tradición de progreso social a escala municipal tiene una larga historia, mediante la construcción de vivienda pública, el desarrollo de una serie de actividades culturales y campamentos de vacaciones para las personas más desfavorecidas, y programas de asistencia social como el CCAS (Centre Communal d'Action Sociale; en español, Centro Comunal de Acción Social), sociedades de ayuda mutua, centros de planificación familiar y cooperativas alimentarias. En toda Europa Occidental, los partidos comunistas y obreros han conseguido durante mucho tiempo convertir sus bastiones en ejemplos. Así como mejorar de manera inmediata las condiciones de vida de lxs residentes locales, el objetivo también era mostrar como podría ser una futura vida comunista. Este legado en gran medida se ha perdido durante el último medio siglo, pero todavía sigue vivo y coleando en Austria, donde el partido comunista KPÖ (Kommunistische Partei Österreichs) gobierna en Graz (la segunda ciudad más grande del país), y en Chile, donde el comunista Daniel Jadue lidera políticas de vanguardia en un suburbio de Santiago.

En comparación, el programa del PTB parece más reformista, lo que se explica por la necesidad de gobernar con aliados más moderados, como el Partido Socialista y Ecolos (Écologistes Confédérés pour l'Organisation de Luttes Originales; en español, Ecologistas Confederados para la Organización de las Luchas Originales), o incluso Vooruit. Aun cuando estos partidos siempre han rechazado las ofertas del PTB de formar coaliciones progresistas, como señala David Pestieau, secretario político del partido, la situación puede estar cambiando: estos partidos están perdiendo terreno, excluidos de las negociaciones nacionales y compitiendo con el PTB a su izquierda. Como el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) de Pedro Sánchez, podrían, por tanto, abandonar su estrategia evasiva e intentar alcanzar mayorías con el PTB para reconstruir su credibilidad política. Para el partido marxista, una situación como esta podría ser de doble filo: por un lado, podría romper su aislamiento político y desmontar el argumento de que todavía es un partido de oposición, incapaz de gobernar. Por otro, se le podría hacer responsable de tomar malas decisiones y perder parte de la credibilidad que ha ganado durante los últimos quince años.

Organizando a lxs trabajadorxs: la consigna del PTB

Para evitar este escenario, el partido tendrá que utilizar hábilmente su capacidad de bloqueo en aquellos ámbitos en los que sus votos serán decisivos para obtener la mayoría y apoyarse también en su presencia fuera de las instituciones. Este último punto presenta una gran diferencia con otros partidos de la izquierda radical, como, por ejemplo, Podemos, que se ha mostrado sutil en términos de tácticas parlamentarias respecto del PSOE, pero ha abandonado el terreno de los sindicatos y los movimientos sociales. Por otro lado, el PTB continúa invirtiendo en las secciones de empresa, “primer bastión” de la organización obrera, y presta apoyo concreto a lxs trabajadorxs en batallas decisivas contra su dirección. La movilización más reciente fue el apoyo de lxs empleadxs de Audi en Bruselas (VW Forest), amenazadxs por el cierre de su planta, que es el centro líder en la producción de vehículos eléctricos en Bélgica y emplea a cerca de 3.000 personas. Invitado por el presidente del Comité de Asuntos Económicos, Roberto d'Amico, antiguo sindicalista de la FGTB (Fédération Générale des Travailleurs de Belgique; en español, Federación General del Trabajo de Bélgica) y actual miembro del parlamento por el PTB, a explicar su situación ante el Parlamento belga, la dirección de Audi no respondió, pero, a pesar de ello, fue obligada a abrir las puertas de su planta a miembros del parlamento de todos los partidos para aclarar sus intenciones.

Se trata de una primera victoria frente a la reunión a puerta cerrada que, en un principio, pretendía zanjar el destino de lxs empleadxs de Audi y confirmar la inviabilidad de los distintos planes de adquisición. Robin Tonniau, diputado federal del PTB, lo explica: “Audi ha cometido errores estratégicos que afectan a miles de empleadxs, ¿y debemos creer en su palabra de que ninguno de los 24 escenarios que se han estudiado es rentable? Exigimos a Audi total transparencia, tal y como exigen los sindicatos. (…) ¿Cómo puede ser que, de acuerdo con la dirección, no haya interés financiero en mantener un negocio de fabricación de coches?” La pregunta es incluso más pertinente debido a que la formuló un antiguo empleado de la planta. Robin Tonniau, que fue elegido para el Parlamento flamenco en 2019 y para la Cámara en 2024, pasó 16 años trabajando en la industria de la automoción. Se trata de una trayectoria en línea con la que intenta promover el PTB para transformar los cargos electos en puestos de tribuna, donde pueda oírse el eco de un auténtico “portavoz popular”, capaz de dirigirse a todxs lxs trabajadorxs del país. De acuerdo con algunx de lxs activistas del PBT con quienes nos encontramos en la Manifiesta, recordándole a la gente que las movilizaciones sectoriales son también causas nacionales es como lxs miembros del parlamento del PTB consiguen “despertar la conciencia de clase”.

Si hay una consigna que explica el progreso del PTB durante los últimos años, es, sin duda, la de organización, que va más allá de hacer campaña en los periodos electorales. Cuando normalizamos los “movimientos gaseosos”, justificamos “un retraso organizativo”, argumentó Raoul Hedebouw en un debate con Serge Halimi, exdirector de Le Monde Diplomatique, sobre el tema del auge de la extrema derecha. En su opinión, los partidos nacionalistas se aprovechan de este desfase, construyendo un nuevo “nosotrxs” el lugar del “nosotrxs” construido históricamente por el movimiento obrero. Para revertir esta tendencia, el presidente del PBT cree que necesitamos volver a una izquierda de la clase trabajadora, no a una izquierda de valores. Es cierto que la oposición no es binaria, pero se deben hacer ciertos análisis: ¿consideramos a lxs votantes de extrema derecha perdidos para la causa o, por el contrario, capaces de emanciparse del “caos político e ideológico” que la clase dirigente mantiene deliberadamente? En Bélgica, no hay debate sobre la respuesta: todxs lxs votantes son ante todo trabajadorxs y, como tales, no están más allá de la redención. Esto contrasta con las evasivas de las fuerzas izquierdistas del otro lado de la frontera, que todavía se están preguntando cómo —y por qué— recuperar a las clases trabajadoras.

Esta es una versión resumida del artículo original publicado por LVSL el 13 de octubre.

Foto: LVSL

Available in
FrenchEnglishSpanishPortuguese (Brazil)GermanItalian (Standard)Arabic
Authors
Laëtitia Riss and William Bouchardon
Translators
David Manuel Díaz Sánchez and Fabian Aruquipa
Date
08.11.2024
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