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Politics

Cómo Gran Bretaña permitió que Pinochet escapara de la justicia por sus atrocidades

Hace 25 años, el gobierno del Reino Unido permitió que el exdictador chileno evadiera la extradición a España.
El exdictador chileno Augusto Pinochet fue autorizado a regresar a Chile tras ser declarado no apto para comparecer en juicio en el Reino Unido, pese a enfrentar solicitudes de extradición por parte de España vinculadas a violaciones de derechos humanos, incluidos asesinatos y torturas cometidas bajo su régimen.

El 2 de marzo del 2000, Augusto Pinochet cruzó tambaleante la pista de la estación Royal Air Force Waddington en Lincolnshire y embarcó en un avión de la fuerza aérea chilena, dando sus últimos pasos en suelo británico.

El ministro de interior de Gran Bretaña, Jack Straw, acababa de declarar que el exdictador no estaba en condiciones para ser juzgado y se le permitió regresar a Chile inmediatamente.

Pinochet había pasado los 16 meses previos bajo arresto domiciliario en Gran Bretaña. Allí esperaba la resolución de una solicitud de extradición española por violaciones de derechos humanos cometidas bajo su régimen.

Entre 1973 y 1988, agentes del Estado chileno fueron responsables de más de 3.000 muertes o desapariciones y decenas de miles de casos de tortura y detenciones políticas. La solicitud de extradición española para Pinochet incluía cargos de asesinato y tortura.

Como consecuencia, la decisión del gobierno británico de permitir que Pinochet escapara de la justicia fue recibida con indignación, especialmente luego de que el déspota pareciera mostrar signos milagrosos de recuperación al llegar a Santiago.

Muchxs sospecharon que existía un acuerdo político que permitía a Pinochet regresar a Chile bajo el amparo de un polémico informe médico el cual afirmaba que era incapaz de dar instrucciones a sus abogadxs.

Los archivos recientemente desclasificados indican ahora cómo el proceso legal se había complicado a raíz de un acuerdo secreto entre Pinochet y Margaret Thatcher durante los 80.

Los archivos sugieren que Thatcher había prometido al dictador asistencia médica en Gran Bretaña a cambio de apoyo militar y de inteligencia por parte de Chile durante la Guerra de las Malvinas en 1982.

Además, los documentos indican que la idea de liberar a Pinochet por motivos de salud se había debatido extensamente a puerta cerrada, con las autoridades chilenas impulsando una solución "humanitaria" a la crisis.

El diputado Jeremy Corbyn, un destacado partidario de la campaña para extraditar a Pinochet, comentó: "Todo el tiempo hubo presión para que Pinochet regresara... Se creó esta historia sobre su salud y nos dijeron que era un hombre que estaba perdiendo la memoria, que la edad se estaba imponiendo y que no estaría en condiciones de enfrentarse a un juicio".

"Sería vergonzoso si esto saliera a la luz"

La orden de arresto contra Pinochet se ejecutó poco antes de la medianoche del 16 de octubre de 1998 en la London Clinic, un hospital privado de la capital de Inglaterra.

Se emitió tan entrada la noche ya que "los servicios de inteligencia afirmaron que Pinochet planeaba abandonar el hospital y el país de manera inminente", según señala un informe desclasificado de la Policía Metropolitana.

Agentes británicos vestidos de civiles apostados en el hospital también estaban "discretamente armados" para evitar la "fuga asistida de la custodia policial" de Pinochet hacia la cercana embajada chilena.

Mientras la policía cumplía sus obligaciones legales, las noticias de la detención de Pinochet comenzaron a llegar a Whitehall, centro del gobierno británico, provocando frenéticas discusiones internas que preveían una potencial tormenta política.

Uno de los comunicados más destacados lo envió John Holmes, el principal secretario privado del entonces primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, el día del arresto de Pinochet.

"Debe saber que las autoridades españolas han pedido la extradición del general Pinochet, quien se encuentra actualmente en Londres recibiendo tratamiento médico", informó a Blair.

"La situación es bastante más complicada de lo que parece", continuó Holmes. "Al parecer, tenemos con él un entendimiento de hace tiempo debido a nuestra cooperación con los chilenos contra Argentina durante la crisis de las Malvinas, por el cual lo ayudaríamos con tratamiento médico en Londres".

Holmes señaló de modo siniestro: "Obviamente sería vergonzoso si todo esto saliera a la luz".

Temiendo el expansionismo argentino, el régimen de Pinochet proporcionó apoyo militar y de inteligencia a Gran Bretaña durante la Guerra de las Malvinas a cambio de beneficiosos acuerdos de armas. Estos incluían la venta de aviones Hawker Hunter y aviones Canberra de reconocimiento fotográfico.

Varios archivos sobre el apoyo del régimen chileno a los británicos durante la guerra permanecen clasificados por el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido.

A pesar de las complicaciones, Holmes permaneció cautelosamente optimista sobre el caso Pinochet. "Todo esto podría quedar en nada, con suerte", le confesó a Blair.

Holmes añadió: "El Ministerio del Interior comparte mi opinión de que es mejor si la solicitud de extradición no llega a ninguna parte", traicionando supuestamente la postura inicial de Jack Straw sobre el asunto.

"Peligro nacional extremo"

No fueron solo las autoridades chilenas las que abogaron por la liberación de Pinochet.

Margaret Thatcher escribió a Blair el 25 de noviembre de 1998 para manifestar que "la decisión correcta ahora es actuar rápidamente para liberarlo y que regrese a casa".

Pinochet era "un hombre mayor y enfermo que, solo por compasión, se le debería evitar lo que, de otro modo, le depararía el futuro", argumentó.

Refiriéndose a la Guerra de las Malvinas, Thatcher añadió que "la reputación de este país solo se vería afectada si se supiera que quienes, como el senador Pinochet, fueron nuestros amigos cercanos en tiempos de extremo peligro nacional, puedan esperar un trato similar en el futuro".

Intervino incluso el Vaticano.

A las pocas semanas de la detención de Pinochet, el homólogo al secretario de asuntos exteriores de la Santa Sede escribió a Blair para aclarar su convicción de que "se cumplen todos los requisitos para un gesto humanitario a favor de un hombre enfermo de 83 años que había ido a Londres para una operación seria".

A mediados de 1999, la presión conjunta sobre el gobierno británico para liberar al ex dictador parecía dar sus frutos cuando se elaboró un acuerdo entre Chile, Francia, España y Reino Unido para que Straw rechazara la solicitud de extradición y "devolviera a Pinochet a su país por 'razones humanitarias'".

Al parecer, el ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Robin Cook, le dijo a su homólogo español, Abel Matutes, que "no lo dejaría morir [a Pinochet] en Gran Bretaña", a lo que Matutes respondió: "No le permitiré venir a España".

Tras su regreso a Chile, Pinochet fue objeto de muchas causas judiciales relacionadas con abusos de derechos humanos y corrupción. Sin embargo, nunca fue sentenciado y murió en 2006.

John McEvoy es Investigador Jefe de Declassified UK. John es un historiador y cineasta cuyo trabajo se centra en la política exterior británica y América Latina. Su doctorado se centró en las Guerras Secretas de Gran Bretaña en Colombia entre 1948 y 2009, y actualmente trabaja en un documental sobre el papel de Gran Bretaña en el ascenso de Augusto Pinochet.

Foto - World History Archive / Alamy Stock

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Author
John McEvoy
Translators
Sheila Vázquez Ledo, Dante Reimondi and ProZ Pro Bono
Date
07.04.2025
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