Briefing

Boletín de la IP | N.º 28 | 38 millones de vidas

Un estudio del Centro de Investigación Económica y Política ha revelado que, entre 1971 y 2021, las sanciones de los Estados Unidos y la Unión Europea causaron la muerte de 38 millones de personas en todo el mundo.
En el vigésimo octavo Boletín de la Internacional Progresista de 2025, analizamos el brutal efecto de las sanciones imperialistas sobre los pueblos del mundo.

La población de Gaza está siendo sometida al hambre. Es imposible exagerar la magnitud de esta catástrofe provocada por el hombre, una fase cruel y aparentemente terminal del genocidio israelí. «El nivel de hambruna urbana en Gaza no se había visto desde el invierno del hambre holandés y el asedio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial», escribió Alex de Waal, experto en hambrunas, en el London Review of Books.

Esas palabras fueron escritas en febrero. Hoy, al menos una de cada tres personas en Gaza pasa días enteros sin comer nada. Al mismo tiempo, miles de camiones de ayuda humanitaria permanecen inmovilizados en la frontera, bloqueados por las fuerzas de ocupación israelíes. Solo la Agencia de las Naciones Unidas para lxs Refugiadxs Palestinxs (UNRWA) tiene 6000 camiones en espera, a la espera de que se les permita entrar. «Esto no se parece a nada de lo que hemos visto en este siglo», afirmó Ross Smith, director de Emergencias del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas. Toda la población de Gaza corre ahora el riesgo de morir lentamente y de forma dolorosa a causa del hambre.

Pero Gaza es solo un microcosmos, una condensación radical de una crisis mucho más amplia de violencia estructural que el imperialismo inflige a diario a lxs trabajadorxs y oprimidxs del mundo. La mayoría de las víctimas no mueren por las bombas, las balas o los proyectiles de artillería. Mueren por las miles de privaciones que se entrelazan —de forma activa o pasiva, con intención o como subproducto de los sistemas de acumulación— a través de la economía global.

Las sanciones son una de las principales herramientas de este arsenal de ruina, y su efecto es letal. Según un nuevo estudio histórico sobre las tasas de mortalidad y las sanciones en 152 países, realizado por el Centro de Investigación Económica y Política (CEPR) y publicado en The Lancet Global Health, las sanciones de los Estados Unidos y la Unión Europea han contribuido a 38 millones de muertes entre 1971 y 2021. Solo en la última década, estas sanciones han causado la muerte de aproximadamente 560.000 personas cada año. Eso equivale a unas 1500 personas al día, un número de muertes comparable al impuesto por la Alemania nazi a Leningrado durante su asedio de 872 días.

Las sanciones económicas se presentan a menudo como una alternativa humanitaria a la guerra, una forma de presionar a los «Estados rebeldes» o a los «regímenes terroristas» para que cambien su comportamiento sin recurrir al conflicto armado. Pero las últimas investigaciones confirman lo que las víctimas de los regímenes de sanciones saben desde hace tiempo: las sanciones son más letales que cualquier bomba. Según algunas estimaciones, durante el período objeto del estudio del CEPR, las sanciones de los Estados Unidos y la Unión Europea se han cobrado al menos tantas vidas como todos los conflictos armados y genocidios que han asolado el planeta juntos, formas de violencia que a menudo también fueron impuestas por los mismos sancionadores.

Hoy en día, aproximadamente el 25 por ciento de los países del mundo están sujetos a sanciones de los Estados Unidos, la UE o la ONU, y gran parte de ellas han sido impuestas unilateralmente por los Estados Unidos sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU.

Esto no es casualidad. Las sanciones son solo una parte de un arsenal imperial más amplio, que incluye operaciones clandestinas, bombardeos aéreos, campañas de propaganda, aislamiento político, presión diplomática, guerras de agresión y estrangulamiento económico. En conjunto, estas herramientas buscan obligar a los Estados a someterse a un orden económico internacional dominado por las potencias occidentales. Al igual que un asedio medieval, que niega alimentos y suministros a un territorio, las sanciones erosionan gradualmente la capacidad de los Estados para desarrollarse, al tiempo que debilitan la determinación de sus pueblos para defender su soberanía.

De esta manera, las sanciones funcionan como un castigo colectivo, violando principios fundamentales del derecho internacional humanitario, mientras permanecen encubiertas bajo el lenguaje de la diplomacia y la seguridad.

Pero en los pasillos del Departamento de Estado, los objetivos de las sanciones son explícitos. En el caso de Cuba, por ejemplo, un memorándum emitido en abril de 1960 llamaba a los Estados Unidos a tomar todas las medidas necesarias para negar «dinero y suministros a Cuba, para disminuir los salarios monetarios y reales, para provocar el hambre, la desesperación y el derrocamiento del gobierno». Sus efectos también son reconocidos. En la década de 1990, la ONU informó que las sanciones de los Estados Unidos contra Irak causaron la muerte de medio millón de niñxs. Cuando se le preguntó a la exsecretaria de Estado de los Estados Unidos, Madeleine Albright, sobre las muertes, ella respondió que «creemos que el precio vale la pena».

En conjunto, la escala de la violencia impuesta por el imperialismo a la humanidad es tan grande que equivale a un «genocidio estructural», un continuo desperdicio de vidas humanas y de la naturaleza. Este fue el tema de la lección de la semana pasada de The People’s Academy, en la que el profesor Ali Kadri impartió una clase sobre su emblemático libro, The Accumulation of Waste (La acumulación de residuos). Kadri sostiene que el capitalismo ha llegado a un punto en el que se ha convertido en un instrumento de muerte, que devalúa a las personas y a la naturaleza hasta el punto de su destrucción sistemática con el fin de garantizar la continuidad de las ganancias. (Puedes ver la lección aquí e inscribirte en futuras clases de La Academia del Pueblo aquí).

A través de estrategias de privación permanente y cada vez más profunda, el imperialismo deforma y trunca vidas humanas, golpeando a las personas hasta someterlas y agotando su propia creencia en la resistencia. Esto es lo que hacen las sanciones a nivel mundial, y lo que el hambre y los ataques destinados no a matar, sino a mutilar, hacen al pueblo palestino. Un cuerpo agotado por el hambre no puede levantar el puño, y unx niñx sin extremidades nunca podrá empuñar un arma. Pero puede que acabe entregando su tierra a la destrucción o trabajando por una miseria antes de caer, sin ceremonias, exhaustx. Este es el plan del imperialismo para todxs lxs trabajadorxs del mundo.

En contraste con la abundancia que hay más allá de sus muros, el hambre forzada de Gaza nos ofrece una imagen reflejada del mundo en general bajo el imperialismo, un mundo en el que existe una gran miseria entre una abundancia obscena, aislada tras vallas, al otro lado de los mares y bajo torres preparadas para arrasar a quienes buscan refugio de las privaciones. Esta profunda contradicción fue captada por una joven poeta palestina llamada Taqwa Al Wawi, que escribe desde Gaza en medio de un hambre creciente y devoradora:

En un mundo de platos llenos Y estantes rebosantes, Una miga de pan es escasa.

¿Qué comeremos Cuando no haya comida?

Lo último del Movimiento

Turquía se une a las medidas sin precedentes del Grupo de La Haya para detener el genocidio de Gaza

El martes Turquía se convirtió en el primer país en firmar la declaración de Bogotá desde la histórica cumbre del 16 de julio.

Las seis medidas de la declaración incluyen suspender las exportaciones militares a Israel, rechazar el tránsito de armas israelíes a través de sus puertos y espacio aéreo, y revisar todos los contratos públicos para evitar que las instituciones estatales y los fondos de pensiones apoyen a las empresas israelíes o la ocupación de los territorios palestinos.

«Apoyamos el justo llamado del Grupo de La Haya para defender el derecho internacional y anunciar medidas contra Israel por sus violaciones», dijo el viceministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Nuh Yilmaz.

El anuncio marca una expansión crítica de la coalición internacional que busca restaurar el imperio del derecho internacional.

Como destacó el ministro de Relaciones Exteriores de Sudáfrica, Ronald Lamola, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Palestina celebrada esta semana, El Grupo de La Haya es fundamental para elevar la primacía del derecho internacional, promover la rendición de cuentas y garantizar una paz justa.

Primera gran huelga hotelera en el Reino Unido en una generación

El domingo, trabajadorxs del Village Hotel de Glasgow lideraron la primera gran huelga hotelera británica en más de 40 años. Loxs miembros de Unite Hospitality se declararán en huelga durante todo el mes de agosto en protesta por la discriminación salarial.

Sin embargo, lxs trabajadorxs no solo se enfrentan a Village Hotels. Luchan contra Blackstone, la cadena propietaria del hotel, valorada en billones de dólares. Blackstone es una empresa de capital privado que invierte miles de millones en el genocidio de Israel. Los trabajadores del Village Hotel se enfrentan al imperialismo desde la primera línea.

El líder sindical Chris Smalls «estrangulado y pateado» mientras estaba detenido por las fuerzas israelíes

El sábado por la noche, las fuerzas de ocupación israelíes abordaron el Handala, un barco de ayuda humanitaria que intentaba llegar a Gaza como parte de la Coalición de la Flotilla de la Libertad. La Coalición informa de que soldados golpearon y estrangularon a Chris Smalls, fundador del Sindicato de Trabajadorxs de Amazon, que se encontraba entre los 21 periodistas y activistas internacionales a bordo del Handala.

«La Coalición de la Flotilla de la Libertad confirma que, al llegar a custodia israelí, el defensor de los derechos humanos de los Estados Unidos Chris Smalls fue agredido físicamente por siete individuos uniformados. Lo estrangularon y le dieron patadas en las piernas, dejándole signos visibles de violencia en el cuello y la espalda», escribió la Coalición de la Flotilla de la Libertad en un comunicado el martes por la mañana.

Arte de la Semana

Chavis Mármol (1982, México) es un artista radicado en la Ciudad de México que explora la identidad indígena en la sociedad contemporánea y la ironía de la materialidad en el capitalismo tardío. Su obra Tesla aplastado por una cabeza olmeca se inspiró en una obra de Jimmie Durham titulada Naturaleza muerta con espíritu y Xitle.

Los olmecas son un pueblo prehistórico que habitó la costa sur del golfo de México (c. 1200-400 a. C.), conocido por sus esculturas monumentales. La réplica de una cabeza olmeca de nueve toneladas de Mármol fue lanzada sobre un Tesla, representando la fuerza de la cultura frente a las nuevas tecnologías. El cobalto ha sido descrito como el diamante de sangre de los vehículos eléctricos. La República Democrática del Congo proporciona más del 70 por ciento de la producción mundial de cobalto.

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Date
02.08.2025
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