Social Justice

La ley de castas aún rige el sistema penitenciario de la India. Primera parte.

Una investigación original sobre un sistema en el que ciertas vidas deben ser castigadas más que otras.
"Varixs prisionerxs contactadxs compartieron sus experiencias de ser segregadxs y forzadxs a realizar trabajos menores solamente en base a la casta en la que nacieron."

Este artículo, que forma parte de la serie “Tras las rejas: El proyecto de las prisiones”, es producido en colaboración con el Centro Pulitzer de Reportajes de Crisis.

Nueva Delhi/Mumbai/Bangalore: En su primer día en la prisión del distrito de Alwar, Ajay Kumar* se preparaba para lo peor. Tortura, comida rancia, frío mordaz y trabajo duro –Bollywood ya lo había familiarizado con la espeluznante realidad de las cárceles. "Gunah batao (Cuéntame tu crimen)", le preguntó un agente de policía, situado en la sección de detención preventiva (DP), tan pronto como fue escoltado al interior de una alta puerta de hierro.

Ajay apenas había murmurado algo, cuando el policía dijo: "Kaun jaati (¿De qué casta?)" Sin estar seguro, Ajay hizo una pausa y luego dijo vacilantemente, "Rajak". El agente no estaba contento con la respuesta. Preguntó además, "Biradari batao (Dime la categoría de la casta)". La identidad de casta de Ajay, una parte intrascendente de su vida hasta ese momento, iba a configurar ahora su estancia de 97 días en la prisión como parte de una "casta programada".

Ajay, con apenas 18 años en 2016, tuvo que limpiar baños, barrer la galería del pabellón y ayudar en otros trabajos menores como el almacenamiento de agua y la jardinería. Su trabajo comenzaba antes del amanecer y se prolongaba hasta las 5 de la tarde todos los días. "Había asumido que era algo que cada nuevo prisionero tenía que hacer. Pero en una semana más o menos, resultó evidente. Sólo a unos cuantos se les hacía limpiar los inodoros", dice.

La organización era clara: los que estaban en la base de la pirámide de castas hacían el trabajo de limpieza, los de arriba se ocupaban de la cocina o del departamento de documentación legal y los ricos e influyentes sólo se paseaban, no hacían nada. Estas disposiciones no tenían nada que ver con el crimen por el que se era arrestadx o por su comportamiento en la cárcel. "Sab kuch jaati ke aadhar par tha (Todo se basaba en la casta)", señala.

Han pasado casi cuatro años desde que fue enviado a prisión. Su empleador lo acusó de robo. "Cajas de conmutadores recién adquiridos habían desaparecido del taller. Yo era el empleado más reciente y también el más joven. El dueño decidió elegirme. Llamó a la policía y me entregó", recuerda.

Después de pasar 97 días en la cárcel y de enfrentarse posteriormente a un juicio ante el tribunal de magistradxs de Alwar, Ajay fue finalmente absuelto. Sin embargo, la ciudad de Alwar ya no era una opción; pronto se mudó a Delhi. Ahora, a los 22 años, Ajay trabaja como electricista en un centro comercial en el centro de Delhi.

Ese corto período en la prisión, dice Ajay, cambió su vida en más de un sentido. "De la noche a la mañana, fui marcado como un criminal. Además, también me redujeron a un choti jaat (una persona de casta inferior)". La familia de Ajay, originaria del bloque Sambhuganj del distrito Banka de Bihar, había emigrado a la capital nacional a principios de los años 80. Su padre trabaja en una empresa de mensajería en Delhi y su hermano como guardia de seguridad en un banco nacionalizado. "Pertenecemos a una casta dhobi o lavandera. Pero en mi familia jamás alguien participó en la ocupación de su casta. Mi padre eligió intencionalmente una vida en la ciudad, casi como si estuviera huyendo de la dura realidad de las castas de un pueblo."

Pero dentro de la cárcel, dice Ajay, los esfuerzos de su padre se deshicieron. "Me formé como electricista. Pero dentro de la cárcel eso no significaba nada. Ahora sólo era un safaiwala (un limpiador) en este espacio confinado", relata Ajay, sentado en su barsati alquilado en el norte de Delhi.

Lo más doloroso de todo, recuerda, fue cuando el guardia de la prisión lo llamó un día para limpiar una fosa séptica obstruída. Los baños del pabellón de la prisión estaban desbordados desde la noche anterior. Pero las autoridades de la cárcel no llamaron a nadie externo para arreglar el problema. "Me sorprendió que ellos (los funcionarios de la cárcel) quisieran que hiciera este trabajo. Protesté dócilmente y le dije al guardia que no conocía este tipo de trabajo, pero él dijo que no había nadie tan delgado y joven como yo. Levantó la voz y cedí". Ajay tuvo que desnudarse hasta la ropa interior, abrir la tapa del tanque y bajar su cuerpo al pozo de heces humanas. "Pensé que moriría por el hedor pútrido. Empecé a aullar. El guardia no sabía qué hacer y pidió a otros prisioneros que me sacaran a rastras."

A pesar de que la limpieza manual de excrementos fue prohibida en la India hace tres décadas, la ley sufrió una enmienda en 2013 para reconocer el uso de hombres para la limpieza de alcantarillas y fosas sépticas como "limpieza manual de letrinas" en la enmienda de la Ley de Prohibición del Empleo de Recolectores Manuales y su Rehabilitación. Lo que los guardias obligaron a Ajay hacer es un delito.

"Cada vez que pienso en el incidente, pierdo el apetito", dice. Cada vez que ve a un limpiadorx o a un barrenderx en la calle, se estremece. "Esa imagen me recuerda a mi propia indefensión", dice.

Por sorprendente que parezca, el de Ajay no es un caso poco común. Dice que todo en la prisión se decide por la casta de una persona. Podía determinar la casta de una persona simplemente mirando la vida que vivía en la prisión. Ajay era un detenido preventivo y, a diferencia de lxs condenados, lxs detenidos preventivxs están exentxs de trabajar en la cárcel. Pero en la prisión preventiva, donde los presos convictos eran sólo un puñado, los detenidos como Ajay eran llamados a trabajar de forma gratuita.

Cuando las propias normas son casteístas

El trabajo basado en castas, de hecho, está permitido en los manuales de las prisiones de muchos estados. Los textos coloniales de finales del siglo XIX apenas han sido modificados y el trabajo basado en castas sigue siendo una parte intacta de estos manuales. Aunque cada estado tiene su propio manual de prisiones, la mayoría se basan en la Ley de Prisiones de 1894. Estos manuales de prisiones mencionan cada actividad en detalle –desde la cuantificación de la comida y el espacio por prisionerx hasta los castigos para lxs "desordenadxs".

La experiencia de Ajay coincide con lo que el Manual de Cárceles de Rajastán establece. Mientras que cocinar y manejar la atención médica en la prisión se considera un trabajo de las castas altas, barrer y limpiar se asigna directamente a las castas bajas.

Para el departamento de cocina, el manual de la prisión establece:

"Cualquier brahmán o prisionerx hindú de casta suficientemente alta de su clase si es elegible para ser nombradx cocinerx".

Del mismo modo, la sección 10 del manual titulado "Empleo, instrucciones y control de lxs reclusxs", tal como también se menciona en las normas del párrafo 12 del artículo 59 de la Ley de prisiones, establece:

"Lxs barrenderxs serán elegidxs entre aquellxs que, por costumbre del distrito en el que residen o por haber adoptado la profesión, realicen trabajos de barrenderxs, cuando estén libres. Cualquier otra persona puede también ofrecerse voluntariamente para realizar este trabajo, pero en ningún caso se obligará a una persona que no sea barrenderx profesional a realizar el trabajo".

La norma, sin embargo, no menciona la cuestión del consentimiento de lxs miembros de la "comunidad de barrenderxs".

Estas normas se redactan teniendo en cuenta esencialmente a la población masculina más numerosa y se reproducen también en las cárceles de mujeres, en los estados donde no se han establecido normas específicas para las mujeres. En ausencia de una mujer presa de los grupos de castas "apropiadas", el manual de la prisión de Rajastán dice, "...dos o tres hombres convictos Mehtars especialmente seleccionados pueden ser llevados al recinto por un trabajador asalariado bajo la condición..." Mehtar es un nombre de casta, que denota a quienes se dedican a la recolección manual de basura como una ocupación de casta.

En cuanto a trabajadorxs médicos, el manual dice: "Dos o más prisionerxs de buena casta deben ser entrenadxs y empleadxs como asistentes hospitalarixs".

En todos los estados, los manuales y reglas de las prisiones estipulan el trabajo diario que debe realizarse. La división del trabajo se determina a grandes rasgos en la dicotómica escala de "pureza-impureza", en la que las castas superiores sólo realizan el trabajo considerado "puro" y las inferiores en la escala de castas se encargan de los trabajos "impuros".

Consideremos el caso de Bihar. La sección titulada "Preparación de la comida" comienza con esta línea: "De igual importancia es la calidad, la preparación adecuada y la cocción de los alimentos y su expedición en cantidad completa." Además, detallando las medidas y técnicas de cocción en la cárcel, el manual dice: "Cualquier brahmán de clase 'A' o prisionerx hindú de casta suficientemente alta es elegible para ser nombradx cocinerx". El manual especifica además: "Cualquier prisionerx en una cárcel que sea de una casta tan alta que no pueda comer alimentos cocinados por lxs cocinerxs existentes será nombradx cocinerx y se le hará cocinar para todo el grupo. No se permitirá bajo ninguna circunstancia que lxs reclusxs condenadxs cocinen por sí mismxs, a menos que se trate de reclusos de una división específica a la que se le permita hacerlo en virtud del reglamento".

No solo en el papel

No son meras palabras impresas en un libro oficial y luego olvidadas. La práctica de castas omnipresente en el subcontinente indio se manifiesta en más de un sentido. Varixs prisionerxs que fueron abordadxs compartieron sus experiencias de ser segregadxs y forzadxs a hacer trabajos serviles solo en base a la casta en la que nacieron. Mientras que lxs brahmanes y otrxs prisionerxs de casta alta consideraban que su exención era una cuestión de orgullo y privilegio, el resto solo podía culpar al sistema de castas por su condición.

"La cárcel te dice cuál es tu aukaad (estatus) correcto", dice Pintu, un ex prisionero, que pasó casi una década en la Cárcel Central de Jubba Sahni Bhagalpur y unos meses en la Cárcel Central de Motihari. Pintu pertenece a una comunidad “nai” o de barberxs y durante su estancia en la cárcel sirvió como tal.

El manual de la prisión de Bihar también oficializa las jerarquías de castas en el trabajo. Por ejemplo, dice que para aquellxs asignadxs al trabajo de barrido: "Lxs barrenderxs serán elegidxs de la casta Mehtar o Hari, también de la casta Chandal u otras castas bajas, si por la costumbre del distrito realizan un trabajo similar cuando están libres, o de la casta si lxs prisionerxs se ofrecen voluntariamente para hacer el trabajo." Las tres castas entran en la categoría de castas desfavorecidas.

De vez en cuando, los manuales de la prisión han sufrido algunos ajustes. En ocasiones desencadenados por la protesta pública o la intervención de la Corte Suprema o un tribunal superior; a veces los propios estados sintieron la necesidad de hacerlo. Sin embargo, en la mayoría de los estados se ha pasado por alto la cuestión de las prácticas laborales basadas en las castas.

En algunos estados, por ejemplo en Uttar Pradesh, "los escrúpulos religiosos y los prejuicios de casta" se consideran importantes para "las influencias reformadoras". Un capítulo separado que se centra en las influencias reformadoras en la prisión dice: "Se brindará un respeto razonable a los escrúpulos religiosos y a los prejuicios de casta de lxs prisionerxs en todos los asuntos, en la medida en que sea compatible con la disciplina". La administración penitenciaria tiene epoder discrecional exclusivo sobre el alcance de la "razonabilidad y compatibilidad" de estos prejuicios. Sin embargo, la "razonabilidad" sólo ha significado fomentar los flagrantes prejuicios de casta al asignar el trabajo y eximir a algunxs de los trabajos duros, tanto en las cárceles de hombres como de mujeres.

El Manual de Cárceles de Madhya Pradesh, que fue enmendado hace apenas unos años, continúa con la asignación de tareas de conservación basada en la casta, término oficial utilizado para la limpieza manual de las letrinas. El capítulo titulado "Mal Vahan" o conservación establece que un "prisionerx de Mehtar" sería responsable de manipular los excrementos humanos en los retretes.

Se mencionan algunas prácticas idénticas en los manuales y reglas de las prisiones estatales de Haryana y Punjab. La selección de barrenderxs, barberxs, cocinerxs, personal del hospital, entre otros, se deciden previamente según la identidad de casta de cada unx. Si alguna prisión se enfrenta a la escasez de prisionerxs de una determinada casta para llevar a cabo el trabajo requerido, lxs prisionerxs deben ser traídxs de las prisiones cercanas. Sin embargo, en el manual no se mencionan excepciones ni cambios en las normas.

Cuando Sabika Abbas, oficial de programas que trabaja con la Iniciativa de Derechos Humanos de la Mancomunidad (Commonwealth Human Rights Initiative o CHRI), una organización no gubernamental que se ocupa de los derechos de lxs reclusxs, visitó recientemente las cárceles del Punjab y Haryana, dijo que la flagrancia de la práctica le había sorprendido. "Tanto lxs prisionerxs hombres como mujeres compartieron sus experiencias sobre las castas y el trabajo basado en castas que se les asignó. Algunxs se vieron obligadxs a realizar el trabajo debido a la pobreza y a la falta de apoyo financiero de sus familias. Pero estxs prisionerxs también provenían principalmente de los grupos de castas inferiores", agrega Abbas.

Su investigación, encargada por las Autoridades de Servicios Legales de Haryana y el Punjab, cubre una plétora de temas que plagan el sistema penitenciario. Abbas observa que aunque lxs detenidxs preventivxs están exentxs de realizar trabajos en la cárcel, el sistema vigente lxs obliga a trabajar. "En la mayoría de las prisiones de ambos estados, observamos que los puestos de barrenderxs y limpiadorxs estuvieron vacíos durante años. Se entendía que esos trabajos serviles serían realizados por prisionerxs pertenecientes a grupos de castas inferiores", observa. A diferencia de otras prisiones estatales que siguen las reglas de las prisiones coloniales, Abbas señala las enmiendas del manual del Punjab. "El de Punjab es relativamente más reciente. Se actualizó por última vez en 1996, pero aún no ha eliminado las disposiciones basadas en las castas", añade.

Bengala Occidental, quizás el único estado que adopta disposiciones especiales para lxs prisionerxs detenidxs en relación con "movimientos políticos o democráticos", sigue siendo tan regresivo e inconstitucional como otros cuando se trata de asignar el trabajo según la casta. Al igual que en Uttar Pradesh, el manual de prisiones de Bengala Occidental contempla "la no interferencia con las prácticas religiosas o los prejuicios de casta". El manual da cabida a ciertas preferencias específicas: unx brahmán que viste el "hilo sagrado" o unx musulmán que desea una cierta longitud de pantalones. Pero con ello, el manual también señala: "La comida será cocinada y llevada a las celdas por prisionerxs de una casta adecuada, bajo la supervisión de unx oficial de la cárcel." Asimismo, "Lxs barrenderxs deben ser elegidxs de la casta Mether o Hari, también de la casta Chandal u otras castas, si por la costumbre del distrito realizan un trabajo similar cuando están libres, o de cualquier casta si lxs prisionerxs se ofrecen voluntariamente para hacer el trabajo".

Estas prácticas han permanecido en el libro de normas de la prisión pero no han sido cuestionadas. El Dr. Riazuddin Ahmed, ex Inspector General de Prisiones de Andhra Pradesh y ex director de la Academia de Prisiones y Administración Correccional del gobierno en Vellore, dice que el tema de las castas nunca se ha deliberado al tomar decisiones políticas. "En mi carrera de más de 34 años, el tema nunca ha sido objeto de debate", dice. Ahmed cree que las cláusulas mencionadas en el manual son en su mayoría un reflejo de la actitud del estado hacia los encarcelados. "Lxs funcionarixs de prisiones, después de todo, son un producto de la misma sociedad de castas que existe afuera. Independientemente de lo que dice el manual, depende totalmente del personal de la prisión asegurar la dignidad y la igualdad de lxs prisionerxs", piensa Ahmed.

Disha Wadekar, abogada de Delhi y crítica del sistema de castas de la India, compara las leyes de la prisión con las regresivas "leyes de Manu". Se cree que Manu, una figura mítica, es el autor de los Manusmriti, que en la antigüedad aprobaba la degradación de la humanidad por motivos de casta y género.

"El sistema penitenciario simplemente replica las dandniti (leyes) de Manu. El sistema penitenciario no ha logrado funcionar según el sistema penal normativo que se basa en los principios de "igualdad ante la ley" y "protección de la ley". Por el contrario, sigue la ley de Manu que se basa en los principios de la injusticia –un sistema que creía que ciertas vidas deben ser castigadas más que otras y que algunas vidas tienen más valor que otras. Los estados se han ceñido al conceptode "justicia" atribuido a las castas y deciden el castigo y el trabajo según la posición del individuo en la clasificación de castas", explica Wadekar.

Los estados de la India, salvo Bengala Occidental, adoptaron la Ley de Prisiones de 1894. "No sólo la adoptaron, sino que también permanecieron atrapados en ella", añade Ahmed. En 2016, la Oficina de Investigación y Desarrollo de la Policía (BPRD por sus siglas en inglés) elaboró un modelo elaborado de manual de prisiones. El manual modelo de prisiones se ajusta a normas internacionales tales como las Reglas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de las Reclusas(Reglas de Bangkok de las Naciones Unidas) y las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos (Reglas de Mandela). En ambos se pide la derogación de las prácticas que discriminan por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, propuesto por las Naciones Unidas en 1977, del cual India es parte, lo ha establecido claramente: "Nadie estará obligadx a realizar trabajos forzados u obligatorios".

*Algunos nombres han sido cambiados para mantener el anonimato.

Ilustración: Pariplab Chakraborty

Available in
EnglishSpanishItalian (Standard)GermanFrenchHindiPortuguese (Portugal)Portuguese (Brazil)
Author
Sukanya Shantha
Translators
Marisol Wexman and Nora Bendersky
Date
28.01.2021
Source
Original article🔗
Privacy PolicyManage CookiesContribution SettingsJobs
Site and identity: Common Knowledge & Robbie Blundell