El 5 de febrero, el gobierno español anunció una financiación de emergencia adicional de 3.8 millones de dólares a la UNRWA, la principal agencia humanitaria de la ONU en Gaza. El dinero tiene como objetivo garantizar que la agencia pueda continuar suministrando ayuda humanitaria esencial a los palestinos en el corto plazo, ante la decisión de sus principales donantes de reducir la financiación. Esta acción de España constituye en gran medida un aumento simbólico, en relación con el presupuesto total de 1.170 millones de la agencia. Aun cuando una serie de países entre los que se incluyen Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido suspendió la financiación a la misión de la ONU, España fue uno de los pocos estados europeos que rechazó abiertamente dicha decisión.
Como resaltó el ministro español de Asuntos Exteriores José Manuel Albares, las acusaciones israelíes de que los empleados de la UNRWA estuvieron involucrados en los ataques del 7 de octubre solo se referían aproximadamente a "diez de sus casi 30.000 trabajadores". El ministro de Derechos Sociales Pablo Bustinduy, perteneciente a la coalición de izquierda Sumar, fue más allá, y denunció la suspensión de fondos de la UNRWA por parte de otros países occidentales como "una operación injustificable de castigo colectivo hacia el pueblo de Palestina".
Este fue otro ejemplo de cómo el gobierno liderado por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Sumar se han posicionado consistentemente como la excepción, defendiendo las posturas más propalestinas ante la Unión Europea. Antes de Navidad, cuando España ostentaba la presidencia rotatoria de la UE, el primer ministro de centro-izquierda Pedro Sánchez denunció el "asesinato indiscriminado de civilizaciones inocentes, incluidos miles de niños" por parte de Israel, y exigió un alto al fuego "inmediato" y "duradero". Todo esto en un momento en el que el resto de los líderes europeos simplemente ofrecían su apoyo incondicional al gobierno de Benjamín Netanyahu. Los Ministros de la coalición de izquierda Sumar probablemente han ido más allá que los funcionarios de cualquier otro lugar de Occidente al caracterizar la campaña de Israel como un caso de "genocidio contra el pueblo palestino".
No obstante, aun cuando la claridad de tales declaraciones ha contrastado fuertemente con la cobardía moral en otros sitios, traducir realmente tal sentimiento en medidas concretas ha sido más complicado. Como potencia de la OTAN de rango medio que opera dentro de las estructuras multilaterales de la UE, el margen que tiene España para intervenir es muy estrecho. Pero también está claro que Sánchez ha evitado en gran medida acciones diplomáticas más agresivas que están a su alcance. En los ámbitos en los que la coalición ha actuado, como con el aumento moderado en la financiación de la UNRWA, las acciones han sido desproporcionadas ante la campaña de exterminación y la limpieza étnica que las Fuerzas de Defensa de Israel llevan a cabo.
Sea cual sea sus límites, la clave para explicar el posicionamiento propalestino por parte de España es el consenso político doméstico, que se remonta algunas décadas atrás y que es crítico de la ocupación israelí. "En la izquierda española, históricamente ha existido un consenso en defensa de Palestina, mientras que la derecha española tradicionalmente no ha sido muy sionista. Aunque recientemente el partido de extrema derecha Vox se ha esforzado para moverse en esa dirección" le cuenta Txema Guijarro, diputado de Sumar, a Jacobin. "Tanto bajo la dictadura de Franco como posterior a esta, incluso muchos en la derecha han priorizado las relaciones con los estados árabes. Particularmente en lo referido a los suministros energéticos, pero también para garantizar la influencia en el sur del Mediterráneo y en el Golfo", añade.
Además, las acusaciones de antisemitismo, ahora utilizadas habitualmente en toda Europa para difamar a los críticos de Israel, no se han utilizado exitosamente en España para reprimir protestas o disciplinar voces de la izquierda. Los intentos de los medios conservadores en el contexto de los ataques terroristas del 7 de octubre de enmarcar los comentarios pro-palestinos de los diputados de Sumar y Podemos como un apoyo a Hamas nunca ganaron una fuerza sostenida.
Un claro ejemplo es el marcado contraste entre la caza de brujas política que Rashida Tlaib ha tenido que soportar en Estados Unidos y la respuesta en España a las experiencias de primera mano de la Ministra de la Infancia y Juventud Sira Rego sobre la ocupación en Cisjordania. El padre de Rego es palestino, por lo que ella pasó una significativa parte de su infancia viviendo en una Jerusalén Oriental ocupada. Hoy en día es miembro del Partido Comunista Español. El 7 de octubre, tan solo horas después del ataque liderado por Hamas, escribió en las redes sociales:
Palestina tiene el derecho de resistirse luego de décadas de ocupación, segregación racial y exilio. Ante aquellos que hoy abogan por volver al castigo colectivo de bombardear la Franja de Gaza, es urgente defender el derecho internacional. La única solución es poner fin a la ocupación.
Si bien tales declaraciones claramente antisionistas llevaron a la demonización en otros lugares, Rego fue nombrada ministra de gobierno poco más de un mes después de haberlas pronunciado. Dicho nombramiento generó poca controversia en los medios de comunicación convencionales.
En el contexto de un amplio apoyo a Palestina por parte de la sociedad española, las críticas de Sánchez a las atrocidades cometidas por Israel y sus numerosas iniciativas diplomáticas a nivel europeo claramente han sido hechas teniendo en cuenta la opinión pública en casa. Indudablemente, con su clara necesidad política de desviar el foco mediático lejos de la negociación de una ley de amnistía impopular para el movimiento de independencia catalana, el corresponsal de La Vanguardia, Enric Juliana, describió a Sánchez como un político que buscaba un efecto en la opinión popular similar al de "una segunda retirada de Iraq". Esto fue una referencia a la decisión del entonces líder del PSOE, José Luis Rodriguez Zapatero, de retirar inmediatamente todas las tropas españolas de Irak —ocupado por Estados Unidos— al convertirse en primer ministro en 2004. Esa medida también causó consternación en Washington, pero fue muy popular en casa.
Sin embargo, como director del grupo de expertos Fundació Sentit Comú, Mario Ríos argumenta que Sánchez se ha posicionado a sí mismo como "un líder global con la voluntad de tomar una postura firme y basada en principios con respecto a Gaza, la cual funciona bien a nivel nacional. Aun así, al mismo tiempo, no existe una traducción directa en términos políticos". Para Ríos, esto tiene que ver principalmente con el hecho de que "no hay suficientes estados europeos que respalden una postura similar a la de España para reorientar la posición del bloque, sumado a que la UE continuaba tambaleándose hacia la derecha antes de las elecciones del parlamento europeo en junio".
Esto se resaltó en la declaración conjunta hecha el 14 de febrero en la que se pidió a la Comisión Europea que realice una revisión urgente del acuerdo entre la UE e Israel ante el inminente asalto a Rafah en el sur de Gaza. De los 27 estados miembros, solo España e Irlanda firmaron. "Es muy difícil tomar una postura progresista fuerte cuando toda Europa está cambiando hacia una posición de reacción a tu alrededor y cuando tienes que trabajar con estos estados en otras áreas" insiste Ríos. "Además, España por sí sola no tiene el tipo de poder militar necesario para ejercer una presión seria sobre Israel".
Sin embargo, como señala el analista político Xan López, "Al ser cuidadoso en lo que respecta a mantenerse dentro de los límites aceptables para un país perteneciente a la OTAN, y al no querer arriesgar nada", Sánchez ni siquiera ha intentado ir por "el camino fácil, como respaldar públicamente las conclusiones preliminares de la CIJ (Corte Internacional de Justicia) en el caso de genocidio de Sudáfrica contra Israel". Siguiendo esta misma línea, el PSOE ha rechazado en repetidas ocasiones las llamadas de su socio menor de la coalición, Sumar, para un embargo completo al comercio de armas con Israel.
España tiene un protocolo jurídico estándar según el cual se congelan temporalmente todas las ventas de armas a zonas de conflictos en el momento en el que estallan las hostilidades. Sin embargo, en al menos una oportunidad desde el 7 de octubre, los funcionarios del estado español no han hecho cumplir este protocolo, ya que en noviembre se exportaron cerca de un millón de euros en armamento a Israel. Ya que España ha importado cientos de millones de euros en armas de Israel durante la última década, además de haber firmado contratos de fabricación de defensa nacional con consorcios internacionales entre los que se incluyen compañías israelíes, no hay interés en el partido de Sánchez para un embargo más amplio.
Por su parte, Guijarro acepta que el gobierno de coalición de España necesita avanzar en varios frentes. "Necesitan respaldar el caso de la CIJ, aunque nosotros [en Sumar] hemos tenido éxito en asegurar la financiación del gobierno a la investigación de los crímenes de guerra [específicos] de Israel llevada a cabo por la Corte Penal Internacional", explica el diputado. Sin embargo y más allá de eso, él ve que la prioridad de Sumar se enfoca actualmente en asegurar financiaciones futuras para la UNRWA, a la cual se le ha congelado al menos el 60 por ciento de su presupuesto. Como él explica:
La retirada de los servicios de la misión llevaría a un sufrimiento humano incalculable y representaría la culminación de la vigente política genocida. Le hemos pedido en repetidas ocasiones al ministro de Asuntos Exteriores que se comprometa a una cifra más sustanciosa que se corresponda con la necesidad urgente y de corto plazo que exige la situación. Hasta ahora, los 3.8 millones de dólares en financiación adicional siguen siendo, en gran medida, simbólicos. No es poco, pero necesitamos ser más ambiciosos, y utilizar nuestra influencia política en ciertas regiones para lograr que otros países ofrezcan financiación de emergencia. Me gustaría ver a España asumir un rol de mayor liderazgo en la coordinación de este tema.
“El PSOE guarda con recelo su derecho a establecer políticas en asuntos exteriores y defensa”, señala Guijarro. Pero insiste en que en Sumar, "seguimos interviniendo e impulsando nuevas medidas porque existen diferencias básicas y fundamentales que nos separan de ellos". Una de esas diferencias es la postura de los dos partidos con respecto a la OTAN, ya que Sánchez desea evitar una crisis gubernamental como un factor clave que influye en su decisión de no participar en los recientes ataques liderados por Estados Unidos contra los hutíes en Yemen.
Para López, el margen que tiene Sumar para intervenir y presionar al PSOE es muy estrecho. "Idealmente, uno querría que España imponga serias sanciones económicas a Israel y que corte todas las relaciones diplomáticas. Pero la izquierda parlamentaria tiene que conformarse con avanzar en objetivos más alcanzables, aunque necesarios, en torno a la financiación de la UNRWA. O quizás convencer a la coalición para que apoye el caso de Sudáfrica", argumenta.
La postura de Sumar se ha complicado aún más tras su separación del resto del partido Podemos. Este último enmarca su exclusión de los ministerios gubernamentales al inicio de la segunda legislatura de la coalición, el pasado noviembre, como resultado de su firme postura sobre Gaza. En realidad, la exclusión del partido se debió más bien a una amarga lucha de dos años por el liderazgo dentro de la izquierda española. La plataforma Sumar fue creada por la actual vicepresidente Yolanda Díaz en 2022 para conseguir una mayor autonomía de su predecesor Pablo Iglesias y para reconfigurar un espacio de izquierda fragmentado con ella como líder. Esto, a su vez, generó una abierta hostilidad por parte de la guardia pretoriana de Iglesias que controlaba Podemos.
Ahora en modo de supervivencia, luego de haber perdido la mayoría de su cuadro dirigente y su peso institucional en los últimos dos años, Podemos está buscando hacer frente a las elecciones europeas en junio, bajo el liderazgo de su exministra de igualdad Irene Montero. "A estas alturas, Podemos se ha convertido básicamente en un partido monotemático, posicionándose a sí mismo como un partido capaz de una firme defensa moral de Palestina y usando a Gaza como su principal argumento a la hora de atacar a Díaz y al resto de la izquierda española" argumenta Ríos.
Para la izquierda española, entrar en el gobierno como socio menor de la coalición en un Estado miembro de la OTAN entraña evidentes contradicciones. Contradicciones que Iglesias y la actual líder de Podemos, Ione Belarra, estaban dispuestos a asumir cuando negociaron la primera coalición entre el PSOE y Unidas Podemos a finales de 2019. Díaz es la funcionaria de mayor rango en cualquier gobierno europeo que describe el ataque violento de Israel en Gaza como genocida. Ahora que las IDF están estrechando el cerco sobre Rafah, anunció el miércoles que viajará a Palestina en los próximos días en lo que probablemente será un viaje muy cargado.
"España puede hacer más" insistió mientras anunciaba la visita. "No es suficiente pedirle a la UE que actúe. Tenemos que hacer más".
Eogan Gilmartin es un escritor, traductor, y colaborador de Jacobin con sede en Madrid.