Un año después del genocidio en Gaza y de la intensificación de la ofensiva militar y de lxs colonxs en Cisjordania, la niñez ha sido el grupo más sistemáticamente atacado por Israel en toda la Palestina histórica.
Todos los años, el nuevo año escolar ya ha comenzado por estas fechas en la Franja de Gaza y el estudiantado universitario comienza su primer semestre. Pero desde octubre del año pasado, no solo no hay más escuela, sino que toda la educación en la Franja de Gaza ha sido diezmada. Sin mencionar la matanza sistemática de niñxs durante toda la guerra: el jefe de la ONU, Antonio Guterres, dijo que Gaza se había convertido en un "cementerio de niñxs" solo un mes después de iniciada la guerra genocida. Además, están los efectos mentales y de salud a largo plazo que sufrirán lxs niñxs como consecuencia de la exposición a enfermedades, desnutrición crónica y violencia incesante.
Lxs niñxs de Cisjordania también han sido blanco de las fuerzas israelíes y lxs colonxs con alarmante regularidad, aunque en menor medida que en Gaza. Desde el 7 de octubre, los homicidios y mutilaciones de niñxs palestinxs a manos de las fuerzas israelíes y lxs colonxs se han disparado, según grupos de derechos humanos, lo que ha provocado la muerte de al menos 140 menores de 18 años palestinos en 11 meses: un menor muerto día de por medio.
Aunque los efectos de la guerra de Israel en Gaza han acaparado comprensiblemente la mayor atención mundial, las violaciones israelíes contra la infancia palestina tanto en Cisjordania como en Gaza han dejado claro que Israel ha lanzado una guerra contra toda una generación en toda Palestina.
El 29 de julio, el Ministerio de Educación con sede en Gaza anunció que 39.000 estudiantes de secundaria de la Franja de Gaza no se habían presentado este año al examen Tawjihi; 10.000 estudiantes y 400 docentes fueron asesinadxs.
La Oficina de Medios de Comunicación del Gobierno afirmó que, desde el comienzo de la guerra contra Gaza, el ejército israelí destruyó por completo 125 escuelas y universidades y 336 escuelas y universidades de manera parcial.
La ofensiva contra la educación se refleja en el ataque genocida a todos los demás sectores que hacen que la sociedad de Gaza funcione, desde la atención sanitaria a los sistemas alimentarios, pasando por las instalaciones de gestión de residuos. Pero lo más insidioso de dirigirse contra el sector educativo es que pretende borrar el futuro de lxs niñxs.
Sharif Alaa es uno de lxs muchos estudiantes originarios de al-Shuja'iyya, en la ciudad de Gaza, que viven ahora en la "zona segura" de Mawasi, en Khan Younis, tras siete rondas de desplazamiento. A esta altura del año pasado, empezaba el último curso de secundaria en su antiguo barrio de Gaza y esperaba poder solicitar una plaza en la universidad al año siguiente.
Sharif estudió mucho durante todo el año pasado, incluso en medio del genocidio, para obtener una nota alta que le permitiera especializarse en ciencias. Sharif se aferró a su sueño incluso cuando parecía imposible, dadas las circunstancias, y siguió estudiando a lo largo de sus múltiples desplazamientos. Se aferró a la esperanza de que al menos algunxs estudiantes pudieran rendir los exámenes en alguna de las zonas declaradas "seguras" en Gaza.
Pero nunca conoció la sala de exámenes. Durante el verano, escuchó con gran pesar los anuncios radiales anuales en los que los resultados del tawjihi de secundaria excluían a la Franja de Gaza por primera vez en su historia. En lugar de anunciar los resultados de lxs alumnxs que aprobaron, el Ministerio de Educación de Gaza anunció el número de estudiantes y docentes asesinadxs en la Franja de Gaza.
"Destruyeron mi futuro sin siquiera hacerme daño físico. Entonces, ¿qué pasa con quienes son heridxs? Siento un dolor indescriptible porque he perdido mi futuro. Esperaba comenzar un nuevo capítulo en mi vida, y ahora se ha perdido", declaró Sharif a Mondoweiss.
Irónicamente, Sharif pasó gran parte de su tiempo en recintos escolares convertidos en refugios durante la guerra, primero en el norte de Gaza y luego en el sur.
"Las escuelas ya no son un lugar de educación", afirmó Sharif. "Se han convertido en un lugar de desplazamiento, y pérdida de vivienda y seguridad".
"Estas sillas, estas mesas, se utilizaban para aprender", continuó Sharif. "Las mañanas en la escuela se llenaban de himnos nacionales…Ahora, las aulas se utilizan como dormitorios en los que viven varias familias, y la gente enciende leña en ellas para cocinar. Esto ya no es una escuela".
El 1 de agosto, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) puso en marcha un programa educativo para que lxs niñxs recuperaran las partes del año escolar perdidas. Al menos pretendía ofrecer un espacio seguro para que lxs niñxs jugaran, aprendieran, crecieran y se reencontraran con viejxs amigxs.
"En su primera fase, la UNRWA ampliará las actividades de apoyo psicosocial, centrándose en las artes, la música y los deportes, así como la sensibilización sobre los riesgos de los artefactos explosivos", dijo UNRWA en un comunicado de prensa.
"Lxs niñxs de Gaza están traumatizadxs y conmocionadxs", dijo en el comunicado Scott Anderson, Director de UNRWA en Gaza. "Hoy lanzamos el programa de vuelta a las aulas para ayudar a lxs niñxs a sobrellevar la situación y simplemente ser niñxs".
En Cisjordania, las condiciones de seguridad de lxs niñxs palestinxs se han ido deteriorando incluso un año antes del 7 de octubre. Pero desde el comienzo de la guerra el año pasado, estas condiciones han empeorado.
Según un estudio publicado por Defensa de Niñas y Niños Internacional-Palestina (DCIP) el 9 de septiembre, las fuerzas israelíes o lxs colonxs mataron al menos a 140 menores de 18 años palestinxs en 11 meses: un menor muerto cada dos días.
La última de estas víctimas fue Bana Baker Laboum, de 13 años, asesinada el 6 de septiembre durante un ataque de colonxs israelíes a su aldea de Qaryout, al sureste de Nablus. Fue asesinada dos días antes del inicio del año escolar.
Según testimonios de su familia y vecinos, Bana estaba en su dormitorio cuando lxs colonxs israelíes arrasaron la parte sur del pueblo, abriendo fuego contra las casas palestinas. Una de las balas le dio en el pecho. Fue hospitalizada en el hospital Rafidia de Nablus, donde más tarde la declararon muerta.
En la escuela de Bana, en Qaryout, pusieron un retrato de ella en medio de una corona de flores en su banco de clase. Su compañera de clase describió a Bana como "una persona muy bondadosa, siempre dispuesta a consolar a quienes lloraban al ver las imágenes de la gente sufriendo en Gaza".
En declaraciones a la cadena local palestina Fajer TV, entre lágrimas, la compañera de clase de Bana dijo que "ella estaba en su habitación preparando sus libros, y había planeado salir más tarde ese mismo día para comprar más cosas para el comienzo de las clases".
Su docente de inglés, también a cargo del grupo de niñas exploradoras del colegio, la describió como "una chica muy educada, alegre y aficionada a los libros". Su padre, Amjad Baker Laboum, dijo a Palestine TV "miro a sus compañerxs de clase y veo a Bana en cada unx de ellxs".
Mientras que lxs niñxs de la Franja de Gaza se ven obligadxs a perderse el comienzo del año escolar por segunda vez desde que comenzó la guerra, la vuelta a las clases en Cisjordania ha estado marcada por el aumento de la inseguridad y el miedo desde hace dos años, especialmente en las zonas más atacadas por la violencia israelí.
Ya en diciembre de 2023, UNICEF informó que el asesinato de niñxs palestinxs en Cisjordania, incluido Jerusalén oriental, había alcanzado "niveles sin precedentes." En las últimas 12 semanas de 2023, Israel ya había matado a 83 niñxs palestinxs en Cisjordania, más del doble que en todo 2022, que ya se consideraba uno de los años más letales para la niñez palestina. Más de 576 niñxs resultaron heridxs en el mismo periodo.
"Vivir con una sensación casi constante de miedo y dolor es, por desgracia, demasiado común para lxs niños afectadxs", declaró UNICEF. "Muchxs niñxs afirman que el miedo se ha convertido en parte de su vida cotidiana, y muchxs tienen miedo incluso de ir al colegio caminando o de jugar fuera debido a la amenaza de tiroteos".
Desde principios de 2024, la matanza y mutilación de niñxs no ha hecho más que aumentar con cada nueva campaña militar israelí.
En el último gran asalto israelí a ciudades de Cisjordania, bautizado como "Operación Campamentos de Verano" a finales de agosto, las fuerzas israelíes mataron a 11 niñxs y menores, de entre 13 y 17 años. La mayoría de ellxs procedían de Tulkarem, Tubas y Yenín, donde desde octubre del año pasado se concentra la mayor parte de las operaciones militares de Israel en Cisjordania.
"Las fuerzas israelíes están matando a niñxs palestinxs con brutalidad y crueldad calculadas en todo el territorio palestino ocupado", afirmó en un comunicado el director del DCIP, Jaled Quzmar.
Said Abu Eqtaish, también del DCIP, afirmó que "ni una sola persona ha rendido cuentas por el asesinato de estxs niñxs, lo que alienta a las fuerzas israelíes para seguir matando impunemente".
Las muertes y las mutilaciones son solo la parte más visible del impacto de la violencia israelí sobre la niñez palestina en Cisjordania.
"El rendimiento escolar de lxs niñxs ha descendido drásticamente, ya que muchxs no han ido a la escuela con regularidad debido a las constantes redadas", declaró a Mondoweiss Nehaya al-Jundi, madre y directora del centro de rehabilitación de niñxs discapacitadxs del campo de refugiadxs de Nur Shams. "Muchxs sufren distracción, miedo incontrolado y micción involuntaria, y para quienes sufren discapacidad mental es más duro, porque no entienden lo que ocurre a su alrededor".
Nur Shams ha sido una de las zonas más afectadas por la implacable campaña militar israelí del pasado agosto, que causó la destrucción generalizada de la infraestructura civil del campo.
"Mi hija entiende lo que ocurre en el campo, lo que dificulta protegerla de la realidad", dijo Al-Jundi. "Aunque se adapta y comprende, no puede ocultar su miedo, que es constante".
"Para nosotras, las madres, es difícil proteger a nuestrxs hijxs del trauma, porque nosotras mismas estamos traumatizadas", añadió. "El trauma más difícil para lxs niñxs es la falta de seguridad, incluso dentro de sus hogares, ya que muchxs han sido testigos de redadas en sus casas y de la detención, e incluso el asesinato, de miembros de su familia".
Mientras la represión israelí contra la población palestina de Cisjordania sigue intensificándose ante la expectativa de que se repita el "modelo Gaza", lxs niñxs palestinxs siguen siendo el sector más vulnerable a la violencia israelí, pues soportan la mayor parte de su impacto. Según el informe del DCIP, el 20 por ciento de lxs niñxs asesinadxs en Cisjordania entre 2000 y 2024 lo fueron después del 7 de octubre.
Mientras tanto, lxs niñxs palestinxs de la Franja de Gaza siguen siendo asesinadxs a diario, y las masacres no parecen detenerse. Quienes sobreviven se ven privadxs de educación, expuestxs a enfermedades y al hambre, huérfanxs sin padres sobrevivientes y traumatizadxs.
El resultado ha sido un año de guerra contra la niñez que ha convertido a Palestina en el lugar más precario del mundo para la niñez.
Tareq S. Hajjaj es corresponsal de Mondoweiss en Gaza y miembro de la Unión de Escritores Palestinos. Estudió Literatura Inglesa en la Universidad Al-Azhar de Gaza. Comenzó su carrera periodística en 2015, trabajando como redactor de noticias y traductor para el periódico local Donia al-Watan. Ha trabajado para Elbadi, Middle East Eye y Al Monitor. Síguelo en Twitter/X en @Tareqshajjaj.
Qassam Muaddi es el redactor de Mondoweiss en Palestina. Síguelo en Twitter/X en @QassaMMuaddi.
Foto: Mondoweiss