"Nosotrxs, como Sudáfrica, no miramos ni a Oriente ni a Occidente, miramos hacia adelante, avanzamos".
Esas fueron las palabras del ministro de Relaciones Exteriores de Sudáfrica, Ronald Lamola, a principios de este mes, repitiendo las palabras del gran revolucionario ghanés Kwame Nkrumah, al afirmar el no alineamiento de Sudáfrica en medio del último asalto de Washington a la soberanía de su nación.
La declaración del ministro Lamola ante el Parlamento de Sudáfrica se produjo tras la infame orden ejecutiva de Donald Trump que detuvo la ayuda financiera esencial con el falso pretexto de proteger a los afrikáneres de la "discriminación racial patrocinada por el gobierno".
Las verdaderas motivaciones de Trump, moldeadas por los supremacistas blancos sudafricanos de su órbita, desde Elon Musk hasta Peter Thiel, están claras. Lejos de "proteger" a una población afrikáner vulnerable, la orden de Trump solo pretende castigar a Sudáfrica por su búsqueda de justicia territorial para los trabajadores rurales en el país y justicia internacional para las comunidades palestinas en el extranjero.
Hoy, más de 100 diputadxs de todo el mundo, coordinados por la Internacional Progresista, se han unido para condenar la orden de Trump, han llamado a su derogación inmediata y se solidarizaron con el pueblo sudafricano. Puedes leer la carta aquí.
Desde Argentina hasta Australia y desde Brasil hasta Bélgica, lxs legisladorxs son clarxs: "Esta orden recuerda los capítulos más oscuros de la política exterior de Estados Unidos, como su apoyo al apartheid y su etiquetado del Congreso Nacional Africano como organización terrorista".
Las consecuencias humanitarias de la represalia de Trump son nefastas: 6 millones de sudafricanxs en tratamiento contra el VIH/SIDA corren el riesgo de perder la financiación del PEPFAR, mientras que 350.000 puestos de trabajo y 7000 millones de dólares en exportaciones están ahora amenazados.
Sin embargo, el ataque de Washington tiene ramificaciones de mayor alcance. "Les escribimos hoy no solo en defensa de Sudáfrica", advierten lxs diputadxs, "sino también en defensa de la Carta de las Naciones Unidas que garantiza la igualdad soberana de todas las naciones sin temor a la intervención extranjera".
Ante el Parlamento sudafricano, el ministro Lamola recordó la letra de Sing Our Own Song, escrita e interpretada por el grupo británico de reggae UB40:
«Lucharemos por el derecho a ser libres
Construiremos nuestra propia sociedad, y en nuestra propia sociedad
Cantaremos, cantaremos nuestra propia canción
(Amandla Awethu, Awethu)
La canción, dijo Lamola, fue creada como un himno contra el apartheid y se enfrentó a la censura en Sudáfrica. "Nuestra política exterior refleja el espíritu de esta canción. Construiremos nuestra propia sociedad. En nuestra propia sociedad cantaremos nuestra propia canción".
Hoy, en estos esfuerzos, el pueblo de Sudáfrica se une a un coro de voces de todo el mundo que se enfrentan al asalto de Donald Trump a su derecho a la autodeterminación. Lee más sobre la carta en The Mail y The Guardian aquí y comparte la noticia aquí.
La Confederación de Sindicatos Revolucionarios de Turquía (DISK, por sus siglas en turco) ha emitido una declaración pública en defensa del alcalde metropolitano de Estambul, Ekrem İmamoğlu, tras su detención. El presidente de DISK, Arzu Çerkezoğlu, argumentó: "La democracia es el pan del trabajador. Un gobierno que intenta eliminar a sus rivales políticos mediante acciones ilegales es una gran amenaza para todas las personas, especialmente para lxs trabajadorxs. Lxs trabajadorxs lo saben. Debemos permanecer unidxs, hombro con hombro. Es nuestro deber luchar por la justicia, la democracia y nuestro país".
Medu Art Ensemble (1979-1985, Gaborone, Botsuana) fue un colectivo panafricano, multirracial y anticolonial de más de 60 activistas culturales, entre quienes se encontraban músicxs, artistas de performance, escritorxs y poetas. Medu significa raíces en sepedi. La mayoría de lxs trabajadorxs culturales de Medu eran sudafricanxs, que se habían visto obligadxs a exiliarse tras el mortífero levantamiento de Soweto. Desempeñaron un papel importante en la definición de la resistencia cultural al apartheid a través de exposiciones, eventos educativos y producción de carteles.
En 1976, Soweto fue escenario de varias protestas escolares contra el aprendizaje en afrikáans, la "lengua del opresor". Las estimaciones sugieren que hubo hasta 700 muertes de 20.000 estudiantes que participaron en las protestas. Teresa Devant fue una de las primeras artistas blancas internacionales en unirse al Ensemble, fotografiando los acontecimientos y organizando actividades, como la impresión del póster Unity is Power en 1979, que probablemente inspiró la fotografía* Brazos de Thami Mnyele y Monica Holts* en 1981. El titular de los derechos de imagen es Freedom Park, al que se accede a través de la Biblioteca Digital de la UCLA.