Palestine

Los testimonios palestinos de los asesinatos deliberados por parte de israelíes en zonas de "ayuda" gestionadas por Estados Unidos fueron ignorados hasta que los perpetradores lo admitieron

El bloqueo de Israel y la distribución de ayuda militarizada en Gaza han convertido las zonas humanitarias en trampas mortales, con más de 100 palestinos muertos diariamente.
Desde marzo de 2024, hay un bloqueo total que ha cortado la ayuda humanitaria, obligando a los civiles desesperados a entrar en zonas caóticas y letales de distribución de alimentos donde, bajo órdenes explícitas, los soldados israelíes disparan a civiles desarmados. A pesar de meses de testimonios por parte de los palestinos y evidencia en video, la atención mundial solo surgió después de que los medios israelíes (Haaretz) y los medios occidentales (AP, Reuters) confirmaran las atrocidades.

Actualmente, en Gaza, cada día más de 100 personas son asesinadas por las fuerzas israelíes. No todos mueren en tiendas de campaña: muchos son atacados indiscriminadamente mientras intentan llegar a alimentos en las llamadas zonas de "ayuda" administradas por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), la compañía respaldada por Israel y dirigida por Estados Unidos que ha reemplazado el sistema de ayuda de la ONU en la Franja. 

Desde el 1 de marzo, Israel ha impuesto un bloqueo total a Gaza, impidiendo que toda la ayuda humanitaria ingrese al enclave costero. Entre marzo y el 19 de mayo, no se permitió el paso de un solo camión de ayuda. Cuando se reanudaron los envíos, fueron restringidos severamente, y muchos fueron interceptados o saqueados por grupos respaldados por Israel antes de llegar a los almacenes. Los centros de "ayuda" del GHF, promocionados como una iniciativa humanitaria, han convertido la distribución de alimentos en sádicas "trampas mortales", como las han descrito los buscadores de ayuda palestinos en innumerables testimonios.

Los palestinos llevan meses diciendo esto, describiendo cómo el ejército israelí abre fuego contra las personas necesitadas, incluso después de que se les ordenó entrar; cómo son acorralados en pasillos estrechos y vallados como ganado y obligados a pelear por cajas de comida en una escena de caos deliberado y planificado. Pero los testimonios han sido ignorados, a pesar de que más de 500 personas han muerto y cientos más han resultado heridas cerca de estas zonas. El hecho de que las Naciones Unidas y otros numerosos grupos humanitarios se hayan negado a cooperar con el GHF, citando violaciones de la neutralidad y de las normas humanitarias básicas —y llamando al plan del GHF un “proyecto para la limpieza étnica”— siquiera tuvo algo de impacto en la opinión pública.

"Esta operación de ayuda apoyada por Estados Unidos es intrínsecamente insegura", dijo el secretario general de la ONU, António Guterres. "Está matando gente".

Luego, Haaretz publicó una exclusiva a fines de junio destacando testimonios de primera mano de soldados israelíes que corroboraron lo que los palestinos habían estado diciendo durante semanas: los soldados recibieron órdenes explícitas de disparar a civiles desarmados en las zonas de ayuda de GHF. Las masacres no eran accidentes, sino órdenes. 

Al respecto, Haaretz no descubrió nuevos hechos, solo repitió lo que ya hemos estado gritando al vacío. Pero debido a que las palabras salieron de bocas israelíes, estas fueron tomadas en serio.

El informe despertó la atención inmediata a nivel mundial. Reuters, AP y AFP publicaron informes de seguimiento, e incluso el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el ministro de Defensa, Israel Katz, se vieron obligados a condenar el informe como una "calumnia de sangre". 

Nuestro sufrimiento fue validado solo después de que nuestros opresores lo admitieron. Nosotros fuimos los primeros en publicar las imágenes. Nosotros fuimos los primeros en compartir los testimonios. Nosotros fuimos los primeros en transmitir en vivo nuestro dolor. Pero nadie nos creyó.

Los campos donde ocurren los asesinatos siguen siendo ignorados

Antes del advenimiento del GHF y la política de hambruna de Israel recientemente intensificada en Gaza, la distribución de ayuda se realizaba a través de 400 centros operados por la ONU. El sistema era simple y eficiente: las familias recibían notificaciones por SMS con los horarios de recogida y los alimentos se distribuían en menos de una hora.

Los centros de GHF, por el contrario, son zonas militarizadas sin supervisión donde las personas necesitadas son apiñadas en jaulas glorificadas, con la esperanza de llegar a la comida antes de que se cierren las puertas, o antes de que los soldados abran fuego. Los tiempos de distribución se anuncian de manera impredecible a través de una página de Facebook, a veces con solo cinco o diez minutos de anticipación. Un día, las puertas se abren a las 8 a.m., otro a la medianoche, o no se abren en absoluto.

"Tuve que ir allí varias veces para llevar comida a casa", dijo Naji Hamad, de 18 años, que pasa casi 10 horas al día bajo el sol para vender 200 paquetes de agua helada para alimentar a su familia. "No tenemos harina blanca, ni frijoles, ni siquiera lentejas. Todo se vende a precios increíbles".

El centro de GHF más cercano a Hamad está cerca del corredor de Netzarim, a unos dos kilómetros de su refugio. Tarda unos 30 minutos a pie en llegar allí. Algunas noches, duerme cerca de la entrada, con la esperanza de ser el primero en la fila. Pero incluso eso no garantiza el acceso.

"La última vez que fui, juré que no volvería a ir", dijo. "Fue un caos. Pensé que moriría. De repente estaba en el suelo. Todos corrían, empujaban, trataban de agarrar comida. Regresé a casa con las manos vacías".

Incluso para aquellos que logran asegurar un paquete de alimentos, el peligro no terminado allí. "A veces esperan afuera hombres con cuchillos", explicó Hamad. "Te amenazan. Si te resistes, te golpean o algo aún peor. Lo he visto suceder".

Todo el calvario depende de tu suerte. Si tienes suerte, obtienes un paquete de comida y esquivas a los saqueadores. Si no, recoges un puñado de pasta o lentejas derramadas del suelo, lo empacas en una bolsa y lo llevas a casa, con la esperanza de limpiarlo y alimentar a tu familia. Pero la violencia no termina ahí. Los soldados y tanques israelíes están estacionados a pocos metros de los centros de ayuda, con rifles apuntando a la multitud. Sin previo aviso, las balas vuelan, los botes de gas explotan y estalla el pánico. 

La historia de Naji Hamad es una entre muchas, ya que los supervivientes han estado  derramando sus historias durante semanas. Las imágenes gráficas se han extendido por las redes sociales. Pero nada de eso importaba — nadie estaba escuchando.

Días después de que Haaretz publicara su historia sobre los "campos de exterminio" de la GHF, Associated Press publicó otra noticia impactante: Los mercenarios estadounidenses, contratados a través de empresas militares privadas, también estuvieron involucrados en los tiroteos cerca de los centros de GHF. El informe, basado en comunicaciones internas filtradas, relatos de testigos presenciales y evidencia en video, confirmó que los ciudadanos estadounidenses se habían unido a las fuerzas israelíes para atacar a civiles.

La respuesta de GHF fue la negación rotunda, descartando la historia como desinformación, tal como lo han hecho con cada vídeo, testimonio y emisión en directo desde Gaza.

Y, sin embargo, ya no me importan las revelaciones. No me importa si un periódico finalmente simpatiza, o si otra investigación confirma lo que ya sabíamos desde hace meses. Solo me importa el resultado.

Me importa que nada ha cambiado. El número de muertos no ha disminuido. La ayuda no ha aumentado. Los "cinturones de fuego" y los zumbidos de los drones todavía resuenan en los oídos de mi hijo después de más de 600 días de guerra.

Mientras tanto, Israel continúa matando a más de 100 habitantes de Gaza al día, algunos en líneas de ayuda, otros en refugios y la mayoría de ellos sin que otros se enteren.

Noor Alyacoubi es una traductora y escritora radicada en Gaza.

Translated by Karla I. Roque Figueroa, Rosanna Lenci and the Open Language Initiative.

Available in
EnglishSpanishPortuguese (Brazil)GermanFrenchItalian (Standard)Urdu
Author
Noor Alyacoubi
Translators
Karla I. Roque Figueroa, Rosanna Lenci and Open Language Initiative
Date
14.08.2025
Source
MondoweissOriginal article🔗
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