Briefing

Boletín de la IP | N.º 42 | Puntos de quiebre

Mientras se celebra la COP30 en Brasil, las crisis mundiales se agravan hasta llegar a un punto de quiebre.
En el cuadragésimo segundo Boletín de la Internacional Progresista de 2025, analizamos la COP30 y la lucha histórica para salvar al planeta de la desaparición.

El 10 de noviembre, la Conferencia de las Partes (COP), el máximo órgano decisorio de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, se reunió en su 30ª sesión en Belém, Brasil.

La reunión se celebró en un sombrío contexto de crisis planetaria. En 2024, las temperaturas alcanzaron por primera vez 1,55-1,6 °C por encima de los niveles preindustriales, las temperaturas oceánicas se dispararon a nuevos máximos, las concentraciones de gases de efecto invernadero alcanzaron sus niveles más altos en 800.000 años y la pérdida acumulada de hielo de los glaciares del mundo y las capas de hielo de Groenlandia superó todos los récords conocidos.

Con pocas excepciones, como China, cuyos programas de reforestación han añadido nuevos bosques equivalentes aproximadamente al tamaño de Corea del Sur entre 2023 y 2024, existe una grave crisis de deforestación que amenaza el aire que respiramos. El anfitrión de la COP30, a pesar de los renovados esfuerzos del presidente Lula da Silva, encabeza la clasificación. Brasil fue responsable del 42 por ciento de toda la pérdida de selva tropical primaria en 2024, principalmente por incendios debidos a la sequía, lo que supone, con diferencia, la mayor contribución a la deforestación a nivel mundial.

Estas crisis ecológicas y climáticas han estado acompañadas por una escalada histórica de la violencia contra los pueblos del Sur Global. En Palestina, el genocidio de Israel probablemente se ha cobrado cientos de miles de vidas, al tiempo que ha destruido la tierra en la que vivían. En Sudán y el Congo, millones de personas han muerto como consecuencia de la guerra por poder librada en interés de las élites nacionales, sus patrocinadores extranjeros y, en última instancia, las empresas multinacionales que obtienen las ganancias de sus recursos abaratados y sus vidas acortadas.

No se trata de cuestiones distintas. Son los puntos de quiebre de un sistema mundial en crisis. El cambio climático y la violencia genocida que se impone a los pueblos del Sur Global forman parte del mismo proceso por el cual el imperialismo destruye los medios de reproducción social —la tierra y las vidas— para asegurar su capacidad de extracción y explotación. Es revelador que el ejército de los Estados Unidos, defensor de los niveles de consumo más obscenos del mundo, sea a la vez el mayor contaminador institucional del mundo y el principal patrocinador de la violencia que se está extendiendo rápidamente por nuestras sociedades.

«¿Por qué los grandes países consumidores de carbono han permitido el asesinato sistemático de miles de niños en Gaza?», preguntó Gustavo Petro, miembro del Consejo de la IP y presidente de Colombia. «Porque Hitler ya ha entrado en sus hogares y se están preparando para defender sus altos niveles de consumo de carbono y rechazar el éxodo que provoca».

La conexión entre el capitalismo y el cambio climático está clara desde hace tiempo. Como observó Karl Marx, el capitalismo rompe los sistemas de «metabolismo» social y natural, es decir, los ciclos de producción, consumo y naturaleza cuya estrecha interrelación sustenta toda la vida en la Tierra. Esto es especialmente visible en la agricultura, donde la creciente intensidad ha agotado los nutrientes necesarios para sostener un nuevo crecimiento, y en los campesinos, que, en número cada vez mayor, se ven obligados a abandonar sus tierras y a realizar trabajos precarios en ciudades superpobladas.

En conjunto, estas crisis apuntan a una conclusión contundente: el capitalismo ha llegado a su fase terminal. El aumento histórico del trabajo precario, la imposición de acuerdos neocoloniales a las naciones del mundo y la destrucción de los medios de reproducción social apuntan hacia una serie final de puntos de quiebre en cascada que acabarán con el capitalismo o con nosotros.

La urgencia se siente en la conferencia sobre el clima de este año. Cuando se inauguró la COP30, estalló la resistencia. Las comunidades indígenas de Brasil organizaron protestas a gran escala tanto dentro como fuera del Centro de Convenciones Hangar, derribando las puertas de las instalaciones de Belém. Como guardianes históricos del mundo natural, llamaron al fin de la mercantilización de la naturaleza y al fin de la destrucción que ha causado a sus comunidades y a nuestro futuro.

Es tarea de las fuerzas progresistas de todo el mundo unirse a esa lucha organizándose para desmantelar el imperialismo y sus agentes, ya sea en Palestina, el Congo o las vastas extensiones de la Amazonía.

Lo último del Movimiento

La salud bajo sanciones

Hasta hace poco, los sistemas de salud cubanos eran un modelo a seguir: universal, preventivo, de alta calidad y gratuito. Pero en los últimos años, la esperanza de vida ha disminuido y la mortalidad infantil casi se ha duplicado. La salud en Cuba hoy en día es una sombra de lo que fue.

Un nuevo y impactante documental producido por Belly of the Beast y transmitido por Al Jazeera, Health under Sanction, revela cómo la «máxima presión» de las sanciones de los Estados Unidos contra Cuba perjudica al mundialmente famoso sistema de salud de la isla. Los sistemas de salud cubanos, que en su día fueron un modelo a seguir —universal, preventivo, de alta calidad y gratuito—, se están viendo afectados por el inmenso peso de las sanciones.

Aunque los medicamentos están técnicamente exentos del embargo, el cumplimiento excesivo está muy extendido. Las grandes farmacéuticas de los Estados Unidos se niegan a vender medicamentos a Cuba, alegando el embargo. Los proveedores asiáticos no envían equipos de diagnóstico. Y los principales bancos europeos bloquean los pagos rutinarios del Ministerio de Salud Pública de Cuba.

Health under Sanction (La salud bajo sanciones) cuenta las historias de lxs pacientes que se ven más afectadxs por la guerra económica del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, y de lxs médicos que luchan por mantenerles con vida.

Puedes ver el documental aquí y obtener más información sobre Belly of the Beast y ver su galardonada serie documental The War on Cuba (La guerra contra Cuba) en la página web de Belly of the Beast.

Activistas pro palestinxs encarceladxs en huelga de hambre

Lxs miembros de lxs «Filton 24» llevan más de un año encarceladxs en el Reino Unido, mucho más allá del límite estándar de 182 días de prisión preventiva. Algunos juicios están programados para 2027. Seis de estxs presxs políticxs han iniciado una huelga de hambre indefinida.

Lxs Filton 24 están siendo procesadxs por llevar a cabo una acción directa en agosto de 2024 para inutilizar armas en una instalación perteneciente al mayor fabricante de armas de Israel, Elbit Systems, uno de los principales proveedores del genocidio en Gaza. En una represión sin precedentes del derecho a la protesta, el gobierno británico ha desplegado poderes antiterroristas contra los activistas. A todos se les ha denegado la libertad bajo fianza y la mayoría se enfrenta a dos años de prisión antes del juicio.

Heba Muraisi, recluida en la prisión de New Hall, explicó a Declassified UK por qué se ha declarado en huelga de hambre: «Cada vez que hablaba, sentía que no me escuchaban. Me silenciaban. No me escuchaban. Literalmente, sentí que era la única opción que me quedaba». Lxs activistas han presentado cinco demandas: fin de la censura, libertad bajo fianza inmediata, juicio justo, desclasificación y cierre de Elbit. Lxs huelguistas de hambre han recibido el apoyo político de la izquierda británica, y Zarah Sultana, miembro del Consejo de la Internacional Progresista, advirtió en una carta al secretario de Justicia que «el uso prolongado y punitivo de la prisión preventiva en estas circunstancias corre el riesgo de equivaler a un encarcelamiento político en todo menos en el nombre».

Mientras tanto, Jeremy Corbyn, también miembro del Consejo de la Internacional Progresista, se unió a los activistas por la paz frente al Tribunal de Magistrados de Westminster, en solidaridad con los detenidos por protestar contra el genocidio.

Arte de la Semana

Star Gossage (nacida en 1973) es una artista de Aotearoa (Nueva Zelanda) de ascendencia ngati manuhiri/wai, ngati ruanu, francesa, inglesa y portuguesa que explora temas como las emociones y los recuerdos, los viajes de pérdida y la resistencia. Aunque hace referencia a movimientos europeos como el expresionismo, el impresionismo y el surrealismo, su obra incorpora conceptos maoríes como whānau (familia) y whakapapa (que se traduce vagamente como genealogía, pero que abarca una perspectiva más amplia de lo que esto significa).

Las nostálgicas abstracciones de Gossage, que fusionan el retrato con el paisaje, hablan de la interconexión de la humanidad con el medio ambiente. Sobre tu obra, Gossage ha dicho que las figuras no son «nadie en particular, sino que representan algo más universal».

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Date
15.11.2025
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