Esta semana ofreció al mundo una reveladora pantalla geopolítica dividida.

Por un lado, el Congreso de los Estados Unidos dio la bienvenida a un criminal de guerra y prófugo de la justicia. En el transcurso de su discurso de una hora de duración, Benjamin Netanyahu recibió 58 ovaciones de los cargos electos de los Estados Unidos, mientras las fuerzas de seguridad reprimían brutalmente a manifestantes en las calles de Washington.

Por otro lado, la Casa de Huéspedes del Estado Diaoyutai de Pekín acogió a las 14 facciones políticas palestinas. Los grupos, que incluyen a Fatah, Hamás y el comunista Frente Popular para la Liberación de Palestina, alcanzaron un acuerdo, mediado por el Ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, para formar un gobierno de unidad nacional.

Ambas imágenes sostienen visiones radicalmente distintas –aunque íntimamente conectadas– del futuro del orden mundial.

La hegemonía imperial de los Estados Unidos está menguando. Sí, todavía puede dominar el mundo militarmente y armar a Israel hasta los dientes. Sin embargo, el llamado liderazgo moral de los Estados Unidos –su capacidad de liderar por consentimiento– está quedando sepultado bajo los escombros de Gaza. Es imposible que los Estados Unidos se presenten como defensores de los derechos humanos y del derecho internacional mientras sus funcionarixs arman, financian y aplauden la masacre indiscriminada de civiles palestinxs.

El presidente saliente, Joe Biden, describe célebremente a Israel como un puesto de avanzada imperial de los Estados Unidos, repitiendo durante décadas la misma línea: "Si no existiera Israel, tendríamos que inventar uno para salvaguardar los intereses de los Estados Unidos en la región". Pero el abrazo literal y figurado de la clase política de los Estados Unidos a la descarada negación de Bibi del valor de la vida palestina subleva a la gran mayoría de los pueblos del mundo. Los crímenes coloniales de Israel son los crímenes de los Estados Unidos. Biden –con apoyo político bipartidista– es socio y facilitador de Netanyahu en el genocidio.

Según el discurso de Netanyahu, la campaña genocida de Israel contra Gaza no terminará hasta la "victoria total". Sus intenciones eran claras: " Dennos las herramientas y acabaremos el trabajo más rápido". Para él, lxs manifestantes que atascaron las calles de la capital de los Estados Unidos no eran más que "idiotas útiles de Irán".

Netanyahu explicó de una forma muy básica para su apreciativa audiencia, afirmando que la guerra que estaban financiando era un "choque entre la barbarie y la civilización". Describió el asalto –que ha matado directamente a decenas de miles de personas, incluidxs niñxs asesinadxs por disparos de francotiradorxs– como entre "quienes glorifican la muerte y quienes santifican la vida." En total, el genocidio puede haberse cobrado hasta 186.000 vidas, con muchas más en el horizonte cercano debido a la falta de alimentos, agua y medios de vida. Las estimaciones sugieren que lxs niñxs representan al menos la mitad de las muertes. Ahora, casi todas las personas de Gaza están peligrosamente enfermas, heridas o desnutridas, mientras sus infraestructuras yacen en ruinas bombardeadas.

Netanyahu tuvo el descaro de lavarse las manos ante la inanición de la población afirmando que "si hay palestinos en Gaza que no reciben alimentos suficientes, no es porque Israel se los esté impidiendo. Es porque Hamás la está robando".

No es una opinión compartida por el fiscal de la Corte Penal Internacional, Karim Khan, ni por ninguna de las agencias de ayuda que operan sobre el terreno. En la solicitud de Khan de mayo de una orden de detención contra Netanyahu y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, por responsabilidad penal por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, "la inanición de civiles como método de guerra como crimen de guerra contrario al artículo 8.2.b.xxv del Estatuto" encabezaba la hoja de cargos.

En Washington, vimos una visión del futuro de la humanidad, una visión en la que Gaza es una advertencia para todxs aquellxs que se atreven a resistirse a los contornos de la Nueva Guerra Fría de los Estados Unidos.

A 11.000 kilómetros de distancia y justo el día anterior, 14 facciones palestinas firmaron la Declaración de Pekín. Se produjo tras tres días de intensas conversaciones en Pekín, en las que se sentaron las bases de conversaciones anteriores entre Hamás y Fatah, las dos facciones más importantes, celebradas en Pekín en abril.

China se está posicionando cada vez más como un intermediario honesto en disputas y conflictos de todo el mundo. El año pasado, China medió en un acuerdo para reducir las tensiones y mejorar las relaciones bilaterales entre Irán y Arabia saudita. El acuerdo contribuyó a poner fin a la brutal guerra de ocho años en Yemen, que cobró al menos 377.000 vidas a causa de la violencia directa, la hambruna y la falta de asistencia sanitaria. Los rivales regionales restablecieron sus lazos diplomáticos y reanudaron un acuerdo de cooperación en materia de seguridad. No cabe duda de que, sin el acuerdo, Yemen no podría solidarizarse con Palestina como lo hace hoy.

La antigua política oficial china de no injerencia en los asuntos internos de otros Estados se está adaptando para incluir la facilitación internacional. El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, que actuó como mediador tanto en los acuerdos entre Arabia Saudí e Irán como entre las facciones palestinas, declaró esta semana que "la reconciliación de las facciones palestinas es un asunto interno de lxs palestinxs, pero al mismo tiempo no puede producirse sin apoyo internacional". Dijo que la Declaración era un "momento histórico importante en la causa de la liberación palestina" y parte del "principio impulsor de que lxs palestinxs gobiernen Palestina".

Con este fin, la Declaración obliga a las 14 facciones a trabajar juntas en la formación de un gobierno de unidad nacional para iniciar la reconstrucción de los territorios destrozados, unir las instituciones palestinas divididas en Cisjordania y Gaza y preparar las elecciones nacionales.

A menudo se afirma, siguiendo a Aimé Césaire y Franz Fanon, que el colonialismo desciviliza al colonizador al tiempo que embrutece al colonizado. De ello se deduce que la resistencia a ese embrutecimiento en la colonia y en la metrópoli es la verdadera fuerza civilizadora tanto para el colonizado como para el colonizador. La dignidad de afirmar nuestra humanidad común frente a la brutalidad es la base de la verdadera civilización.

Aquí vemos ese espíritu. En Pekín, las facciones palestinas dieron pasos prácticos hacia su afirmación de que lxs palestinxs gobernarán Palestina, como es su derecho. En Washington, la gente inundó las calles para oponerse a la destrucción israelí-estadounidense de Palestina, mientras una minoría de la clase política de los Estados Unidos realizaba débiles gestos de protesta: 135 demócratas y el independiente Bernie Sanders no asistieron al discurso de Netanyahu, frente a los 50 de 2015. La única representante palestino-estadounidense del Congreso, Rashida Tlaib, asistió al discurso no para aplaudir, sino para sostener un cartel en el que condenaba a Netanyahu como "criminal de guerra" y "culpable de genocidio": la única voz discrepante en la sala.

Como ha venido documentando este boletín, el péndulo de la historia mundial está oscilando de Norte a Sur. Los motines, tanto en el Norte como en el Sur, crecen y se conectan cada día más. Y a medida que lo hacen, un nuevo mundo construido sobre el diálogo y la cooperación asoma por las grietas de un orden imperial que se desmorona.

Lo último del Movimiento

Ruto debe caer

Mientras el pueblo keniano, dirigido por fuerzas como el Partido Comunista de Kenia y el Centro de Justicia Social Mathare, miembro de la IP, continúa su lucha contra el régimen de William Ruto y la austeridad dictada por el FMI, los mensajes de solidaridad llegan de todas partes del mundo.

En Polonia, el miembro de la IP Akcja Socjalistyczna denunció las "crueles soluciones económicas del FMI que sólo sirven a las élites capitalistas" de todo el mundo.

En Turquía, SYKP, miembro de la IP, llamó a la clase obrera turca a estrechar sus lazos con lxs trabajadorxs de toda África y se solidarizó firmemente con la "lucha del pueblo keniano contra el imperialismo, el colonialismo y la tiranía".

En los Estados Unidos, el Comité Internacional del DSA, miembro de la IP, subrayó la necesidad de "la organización y la solidaridad persistentes de los socialistas en los Estados Unidos, una solidaridad que debe incluir el sacrificio voluntario".

En Pakistán, el HKP, miembro de la IP, que se enfrenta a su propia oleada de protestas contra la austeridad del FMI, envió un mensaje de solidaridad a Bangladesh y Kenia.

Ningún puerto para el genocidio

El Overseas Santorini, un petrolero de los Estados Unidos cargado de combustible para que los aviones israelíes bombardeen Gaza, se encuentra en el Atlántico Medio. Su paso está siendo vigilado por una coalición de grupos, entre ellos la Internacional Progresista. Debería llegar al puerto español de Algeciras el 30 de julio por la tarde.

El sábado 27 de julio, a partir de las 11.30 en la Plaza Juan de Lima de Algeciras, ciudadanxs y organizaciones declararán "Ningún puerto para el genocidio" y llamarán al gobierno español a impedir que este barco genocida entre en el puerto.

Biden abandona

El domingo, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, finalmente se rindió ante lo inevitable y abandonó la carrera presidencial de 2024. En respuesta, los Socialistas Democráticos de los Estados Unidos (DSA), miembro de la IP, dijeron que Biden se había "ganado un final vergonzoso para su carrera".

DSA acusa a Biden de ser desde hace tiempo "belicista y perpetrador de genocidios, un cómplice de las corporaciones, un enemigo de lxs inmigrantes y del medio ambiente, y un fracaso para la clase trabajadora". La organización política llama a "un nuevo partido que represente a un movimiento de masas de gente corriente que quiera levantarse y luchar por un mundo libre de guerras, fanatismo y explotación corporativa". Nos merecemos un partido que defienda el poder obrero, luche por la liberación y la dignidad de todas las personas, ponga fin a la crisis climática y cree programas universales como la vivienda pública, la universidad gratuita y Medicare para todxs".

El Primer Ministro británico suspende a dos miembros del Consejo de la IP

Keir Starmer, nuevo primer ministro británico tras las elecciones celebradas a principios de mes, ha suspendido la afiliación partidista de siete diputadxs, entre ellxs lxs miembros del Consejo de la IP Zarah Sultana y John McDonnell. Lxs siete diputadxs laboristas habían votado a favor de una enmienda al programa legislativo de Starmer para eliminar un límite a las prestaciones de las familias con más de dos hijxs, una política que por sí sola sume en la pobreza a cientos de miles de niñxs. Durante al menos seis meses, lxs siete diputadxs actuarán como independientes, uniéndose a otrxs cinco diputadxs independientes elegidos este mes, entre ellxs Jeremy Corbyn, miembro del Consejo de la IP, con una plataforma a favor de la paz y contra la austeridad.

Arte de la Semana: Adam Rouhana (nacido en 1991 en Boston, MA) es un fotógrafo palestino-estadounidense radicado entre Jerusalén y Londres. La fotografía de Rouhana trabaja para deconstruir el orientalismo a través de su lente subjetiva en el contexto más amplio de Palestina.

Tomadas en Jerusalén, Jericó, Haifa, Hebrón, Belén y en toda la Palestina histórica durante los dos últimos años, estas fotografías de la serie Antes de la Libertad son sólo dos de las 20 imágenes que muestran el prisma completo de la vida en un lugar del que tanto se habla pero que rara vez se ve de verdad: lxs niñxs juegan, lxs amigxs nadan y las familias van de picnic, y el tiempo pasa sin descanso a pesar de la aplastante realidad de la Nakba en curso.