Brasilia
Más de 50 académicxs e intelectuales de Argentina, Francia, los Estados Unidos, Australia, Reino Unido, España, Suiza e Italia han firmado una carta abierta criticando la presión del multimillonario Elon Musk sobre Brasil. La carta llama a "quienes defienden los valores democráticos" a apoyar a Brasil.
El documento, obtenido por esta columna, será publicado el martes (17). Está encabezado por destacadxs economistas y autorxs internacionalmente reconocidxs por su trabajo e investigación sobre gigantes tecnológicos.
Lxs signatarixs expresan su profunda preocupación por la soberanía digital de Brasil y enfatizan que las grandes compañías de tecnología a menudo "operan como gobernantes" ante la ausencia de acuerdos regulatorios internacionales que rijan sus actividades. También subrayan que Brasil lidera la lucha entre las enormes corporaciones de tecnología y quienes buscan crear un espacio digital democrático.
"La disputa de Brasil con Elon Musk es solo el ejemplo más reciente de esfuerzos más amplios para reducir el poder de las naciones soberanas de establecer una agenda de desarrollo digital independiente de las megacorporaciones de los Estados Unidos", sostiene la carta.
"Más que una advertencia para Brasil, sus acciones envían al mundo un mensaje perturbador: los países democráticos que se esfuercen por obtener su independencia del dominio de los gigantes tecnológicos enfrentan el riesgo de ver sus democracias socavadas, debido a que algunos gigantes tecnológicos brindan su apoyo a movimientos y partidos de extrema derecha", continúa.
Entre lxs signatarixs notables están incluidxs lxs economistas franceses Gabriel Zucman, Julia Cagé, y Thomas Piketty; la filósofa y profesora emérita de la Escuela de Negocios de Harvard, Shoshana Zuboff; el antiguo ministro argentino de economía Martín Guzmán; y Daron Acemoglu profesor del MIT (Instituto de Tecnología de Massachussets).
Otrxs simpatizantes incluyen a la economista italiana Francesca Bria, el economista político y coordinador general de la Internacional Progresista, David Adler, la economista india Jayati Ghosh, el investigador y escritor bielorruso Evgeny Morozov y el antropólogo Jason Hickel.
El texto argumenta que los gigantes tecnológicos no solo dominan el ámbito digital, sino que también presionan a las autoridades públicas y actúan contra las agendas independientes que proponen. "Cuando sus intereses económicos se ven amenazados, colaboran con gobiernos autoritarios", destaca el documento.
Lxs signatarixs instan a Brasil a permanecer firme en la implementación de su agenda digital y a denunciar las presiones en su contra. También apelan a las Naciones Unidas para que apoyen estos esfuerzos y enfatizan que "este es un momento crucial para el mundo".
La carta menciona a Elon Musk por nombre y apellido. Musk es propietario de X (antiguo Twitter), que ha estado suspendido en Brasil desde el 31 de agosto por orden del Ministro Alexandre de Moraes del Tribunal Federal Supremo (STF).
La plataforma fue suspendida después de haber incumplido repetidamente las órdenes del tribunal, tales como remover perfiles y publicaciones que contenían ataques criminales contra delegadxs de la Policía Federal (PF).
Lea la carta completa a continuación:
Quienes suscribimos esta carta expresamos nuestra profunda preocupación respecto a los continuos ataques de los Gigantes Tecnológicos y sus aliados contra la soberanía digital de Brasil. La disputa de Brasil con Elon Musk ejemplifica intentos más amplios de limitar la capacidad de las naciones soberanas de aspirar a su desarrollo digital, libres del control de las megacorporaciones de los Estados Unidos.
A finales de agosto, el Tribunal Supremo de Brasil prohibió la permanencia de X en el ciberespacio brasileño por desafiar las órdenes de la corte y exigió la suspensión de cuentas que incitaban a fanáticxs de extrema derecha a ocupar la sede de los poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo el 8 de enero de 2023. Acto seguido, el Presidente Lula da Silva explicó el objetivo del gobierno brasileño de alcanzar la independencia digital: reduciendo la subordinación del país a entidades extranjeras por datos, competencias en IA e infraestructura digital, al mismo tiempo que se fomente el crecimiento de los ecosistemas tecnológicos locales. En línea con estos objetivos, el estado brasileño también pretende responsabilizar a los Gigantes Tecnológicos asegurándose de que paguen impuestos justos, se adhieran a las leyes locales y aborden las consecuencias sociales de sus modelos de negocio, que a menudo propagan violencia y desigualdad.
Estas iniciativas han enfrentado la resistencia del propietario de X y de dirigentes de extrema derecha, críticos de la gobernanza democrática y la libertad de expresión. Sin embargo, en un espacio digital que carece de acuerdos internacionales de infraestructura regulatoria, los Gigantes Tecnológicos actúan como gobernantes de facto, determinando qué contenidos son moderados y promovidos en sus plataformas.
Es más, X y otras empresas han comenzado a coordinar con aliados, tanto domésticos como internacionales, para socavar los esfuerzos de Brasil hacia la autonomía tecnológica. Sus acciones, lejos de ser solo una advertencia para Brasil, envían un mensaje global perturbador: las naciones democráticas que se esfuercen por obtener su independencia de los Gigantes Tecnológicos corren el riesgo de ver sus democracias socavadas, debido a que algunos gigantes tecnológicos brindan su apoyo a movimientos y partidos de extrema derecha.
Brasil se ha transformado en el frente de la creciente lucha global entre las enormes corporaciones tecnológicas y quienes buscan crear un espacio digital democrático, enfocado en las personas y que dé prioridad al desarrollo social y económico. Los Gigantes Tecnológicos no solo controlan el espacio digital sino que también ejercen presiones y actúan contra la habilidad del sector público de establecer agendas digitales independientes que estén en consonancia con las necesidades, valores y aspiraciones locales. Cuando sus intereses financieros están en juego, colaboran espontáneamente con regímenes autoritarios. Lo que se necesita es un espacio digital en el que los estados puedan dirigir la tecnología, dando prioridad a las personas y al planeta por encima del lucro privado o el control unilateral del estado.
Todxs lxs defensorxs de los valores democráticos deberían apoyar a Brasil en su lucha por la soberanía digital. Exigimos que los Gigantes Tecnológicos detengan sus tentativas de obstruir las iniciativas de Brasil dirigidas a construir sus capacidades independientes en inteligencia artificial, infraestructura digital pública, manejo de datos y tecnología de nube. Estos esfuerzos socavan no solo los derechos de la ciudadanía de Brasil, sino también las aspiraciones más amplias de todas las naciones democráticas de alcanzar su independencia digital.
Convocamos también al gobierno brasileño a mantenerse firme en la implementación de su agenda digital y a exponer las presiones que enfrenta. Las Naciones Unidas y los gobiernos del mundo deben apoyar estos esfuerzos. Este es un momento crucial para la comunidad global. Un camino independiente para reclamar la soberanía digital y el control sobre nuestro espacio público digital es urgentemente necesario. También existe una necesidad inmediata de establecer, dentro de la estructura de la ONU, principios básicos para la regulación internacional de los servicios digitales, promoviendo ecosistemas digitales que den prioridad a las personas y al planeta por encima del lucro, para impedir que la intrusión de los Gigantes Tecnológicos se convierta en algo común en otras regiones.
Foto: Folha de S.Paulo