Environment

Agricultorxs de Multán sufren las graves consecuencias del calor extremo de un Punyab en pleno calentamiento

En Multán, los efectos de la crisis climática, incluyendo el calor abrasador, están perjudicando la salud y los medios de subsistencia de la población agrícola, lo que resulta en cosechas dañadas, enfermedades relacionadas con el calor, entre otros.
El cambio climático ha afectado seriamente al Punyab pakistaní: el calor extremo, las inundaciones y la alteración de los patrones meteorológicos amenazan la vida, la salud y la agricultura. Lxs trabajadorxs agrícolas se enfrentan a una gran escasez de agua y pérdidas de cosechas debido al limitado acceso a una asistencia sanitaria adecuada y ayuda ante catástrofes en la región.

Allah Wasaai, una agricultora de 52 años de Rangpur, un pueblo en la provincia pakistaní de Punyab, ha vivido personalmente las consecuencias del cambio climático. Tras las catastróficas inundaciones de 2022 y su destrozo absoluto, Allah y su familia se vieron obligadxs a abandonar su casa, situada cerca del río Chenab en la ciudad de Multán. Actualmente se encuentran en Muzaffargarh y, en nuestra entrevista de julio, sufrían un calor extremo en contraste con las lluvias monzónicas que suelen recibir en esta época del año.

"Los patrones climáticos han cambiado drásticamente", señala Wasaai. "O bien afrontamos lluvias torrenciales que inundan nuestros hogares, o sufrimos la falta de precipitaciones, lo que repercute en nuestra vida y nuestro trabajo. No llevamos una vida normal".

El cambio climático antropogénico está provocando olas de calor más intensas, frecuentes y prolongadas, así como alteraciones drásticas de los patrones meteorológicos y catástrofes naturales. Según el Índice de Riesgo Climático Global 2021, Pakistán es uno de los países más vulnerables al cambio climático pese a producir menos del uno por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Un informe del Banco Asiático de Desarrollo indica que las temperaturas en Pakistán aumentarán una media de tres a cinco grados centígrados de aquí a finales de siglo, e incluso de cuatro a seis grados si las emisiones mundiales de carbono continúan creciendo. Asimismo, se prevé que el país se enfrente a una mayor alteración en el régimen fluvial debido a la irregularidad de las precipitaciones y a la aceleración del deshielo de los glaciares.

En los últimos años, el Punyab pakistaní se ha visto gravemente afectado por catástrofes climáticas. Este es el caso, precisamente, de la ciudad de Multán, conocida como uno de los lugares más calurosos del mundo y registrando olas de calor extraordinarias y precipitaciones irregulares. El verano de 2022 trajo consigo un calor desorbitante en todo Punyab, con temperaturas que superaron los 45 grados centígrados en diversos distritos, amenazando la vida de millones de personas. También creció la incidencia de enfermedades relacionadas con el calor, problemas respiratorios y enfermedades transmitidas por el agua, al tiempo que languidecieron la agricultura, la ganadería y los pequeños negocios. Las lluvias monzónicas, inusualmente pesadas, causaron inundaciones severas, estragos en las infraestructuras y agricultura y perjudicaron a millones de personas y medios de subsistencia.

A nivel mundial, el año 2023 fue el más caluroso en la historia de la humanidad y continúan registrándose cifras extraordinarias en 2024. Punyab no ha tenido descanso, principalmente porque una gran sequía redujo el rendimiento de los cultivos y la disponibilidad del agua en 2023. Estos acontecimientos han acentuado la presión sobre el limitado gasto público y las autoridades están recibiendo un mayor número de solicitudes para subsanar daños y proporcionar subsidios y ayuda.

Lxs agricultorxs locales luchan por salir adelante frente a las altas temperaturas y la escasez de agua dada la gran vulnerabilidad de la agricultura punyabí al calor extremo. Esto afecta profundamente a la seguridad alimentaria y la economía. La agricultura emplea aproximadamente a la mitad de la población pakistaní y representa casi una cuarta parte de su Producto Bruto Interno. 

Agravando la situación, "todas las estaciones han cambiado", señala Asad Imran, responsable de programas de agricultura y alimentación sostenibles del Fondo Mundial para la Naturaleza de Pakistán (WWF-Pakistán). "Pasamos directamente del invierno al verano sin un aumento gradual de la temperatura". Imran explica que "debido a estos patrones alterados, el entorno adecuado para los cultivos en junio y julio se está desplazando a abril y mayo, lo cual modifica, a su vez, el calendario agrícola". 

El intenso calor también aumenta la tasa de evaporación del agua, lo que supone una mayor presión sobre las limitadas fuentes de agua e instalaciones de riego de la región. "Lxs agricultorxs no saben lo que está pasando", afirma Imran, "y sus conocimientos tradicionales no bastan para afrontar estos nuevos retos".

"El cambio climático está afectando desmesuradamente a las poblaciones más vulnerables de Pakistán, desde olas de calor abrasadoras hasta inundaciones devastadoras", declara Mahar Abdul Rehman, funcionario de la Autoridad Provincial de Gestión de Desastres (PDMA) de Punyab y coordinador de gestión de desastres de la división de Multán. Esto es, lxs pobres, y particularmente las mujeres, las infancias y las personas mayores. Rehman subraya la importancia de las medidas de mitigación y adaptación para combatir los desafíos del cambio climático en Multán. "Intentamos actuar con anticipación, prepararnos para emergencias imprevistas y colaborar con las autoridades competentes, como las policiales, los servicios de rescate y departamentos de agricultura y riego para garantizar una respuesta eficaz ante catástrofes".

El departamento de agricultura es fundamental para ayudar a lxs agricultorxs a adaptarse al cambio climático. Las autoridades han desarrollado una serie de esfuerzos para reducir el impacto del cambio climático en la agricultura. Ello incluye facilitar información sobre agricultura resiliente al cambio climático, un calendario de riego adecuado para reducir el desperdicio de agua, pesticidas botánicos para un control ecológico de plagas, pautas de policultivo y un uso equilibrado de fertilizantes en condiciones climáticas extremas. "El principal problema es que la población local suele aferrarse a las prácticas tradicionales, lo que dificulta la adopción de nuevos métodos", afirma Rehman. "Estamos trabajando para fomentar esto mediante la cooperación mutua, asesorando sobre protección de cultivos, calendario de riego y cuidado del agua para superar estos obstáculos".

Fatima Faraz, una joven activista ambiental radicada en el norte del país en Peshawar, provincia de Jáiber Pastunjuá, insiste en el impacto negativo de las olas de calor en el sector agrícola pakistaní y sus graves consecuencias para la seguridad alimentaria en Punyab. "A medida que la población crece, la escasez de alimentos puede causar malnutrición y enfermedades, especialmente en infancias", señala. Faraz explica que los fenómenos meteorológicos extremos no solo afectan al rendimiento de los cultivos, sino que también empeoran su calidad.

"El gobierno de Pakistán promueve varias iniciativas para fomentar prácticas agrícolas más saludables y seguras", afirma Faraz. "Sin embargo, son iniciativas nacionales, no regionales. Deben adaptarse a lugares específicos". Por ejemplo, "las soluciones para lxs agricultorxs de Multán deben adaptarse a sus necesidades y dificultades particulares", añade.

Con una regularidad alarmante, las fuertes olas de calor ahora afectan a franjas de la región y exponen a millones de personas a enfermedades relacionadas con el calor, como la fatiga, las infecciones cutáneas y la insolación. Con aproximadamente de 128 millones de habitantes, Punyab alberga a más de la mitad de la población de Pakistán. Lxs dermatólogxs han alertado sobre la amenaza que suponen las intensas olas de calor para salud cutánea en todo Pakistán. La población pobre y vulnerable es la más perjudicada, dado que padece de enfermedades cutáneas sin acceso a atención médica adecuada.

"Contamos con muy poca electricidad, y el calor intenso nos ha producido erupciones en la piel", explica Shameem, de 38 años y madre de nueve hijxs en Multán. "Pero no tenemos dinero para ir a hospitales privados, y los públicos no nos brindan una atención digna, lo que genera infecciones". Shameem y su familia han padecido enfermedades cutáneas a causa del calor y la humedad extremos. El deterioro de la calidad del agua y la inseguridad alimentaria también acarrean un gran número de consecuencias sanitarias indirectas. Asimismo, las temperaturas más elevadas y los mayores niveles de humedad favorecen la reproducción de mosquitos portadores de malaria y dengue.

El estrés térmico es producto de muchos factores, como la humedad, la falta de hidratación y la falta de ejercicio físico. La gran variedad de daños que causa dificulta identificar sus efectos a largo plazo con precisión. Ante un calor más intenso, el cuerpo humano debe realizar un mayor esfuerzo para mantener una temperatura interna sana. Así, se sobrecarga el sistema cardiovascular y aumenta el riesgo de numerosos problemas de salud, que, en casos extremos, incluyen la insuficiencia cardiaca y renal. 

Para lxs expertxs resulta difícil precisar cómo la salud y el bienestar se verán afectados por el cambio climático y el aumento de las temperaturas a nivel regional, sobre todo en Punyab, donde un gran número de personas ya han sido perjudicadas, pero se carece de datos. Al igual que con muchas cuestiones vinculadas al clima, los daños y riesgos son más graves en lugares como Multán, que cuentan con menos capacidad de respuesta. El personal de la salud de la región se muestra cada vez más alarmado por los efectos en sus pacientes, puesto que fenómenos como el calor son cada vez más comunes, lo que pone en tela de juicio la capacidad de los hospitales para continuar atendiendo a sus pacientes durante acontecimientos meteorológicos extremos. 

Shameem y algunxs de sus parientes mayores resultaron heridxs en un incidente laboral en julio, pero sus heridas no se han tratado. "Fuimos al hospital público y solamente nos dieron iodoprovidona y nos indicaron que mantuviéramos el corte abierto para que sanara", explica Shameem. "Sin embargo, debido al calor extremo y ahora a la humedad, no podemos recuperarnos del todo".

Según Rehman, la PDMA ha adoptado medidas para reducir los perniciosos efectos de las olas de calor en las comunidades locales. La agencia instaló campamentos y estaciones de refrigeración en espacios públicos para socorrer ante el calor abrasador. En los hospitales, se están construyendo salas de emergencia independientes para tratar los casos relacionados con el calor y garantizar que las personas afectadas reciban atención médica rápida y adecuada.

El calor extremo en Multán a menudo causa agotamiento e insolación, erupciones cutáneas, fatiga y calambres. Quienes corren mayor riesgo suelen ser lxs agricultorxs. Jamaima Afridi

Junto a las medidas, Rehman comenta que la concienciación es crucial para combatir el impacto de las olas de calor en Multán. Su equipo emplea diversas estrategias para difundir información, como campañas en las redes sociales, distribución de panfletos en oficinas y espacios públicos y colaboración con agrupaciones comunitarias. Rehman añade que, en las zonas rurales, donde el acceso a la información es muy limitado, uno de los enfoques más eficaces consiste en colaborar con las mezquitas locales para alertar a la población sobre las olas de calor, inundaciones o cambios climáticos drásticos.

A pesar de los esfuerzos del gobierno, muchxs residentes han recibido ayuda escasa o nula, incluso tras haber sufrido terribles pérdidas. "El gobierno no ha hecho nada para ayudarnos, tampoco esperábamos que lo hiciera, pues sólo saca beneficio de nosotrxs", declara Allah Ditti, pastor de 45 años de Multán. Los animales de Ditti, su principal fuente de ingresos, también se han visto afectados por el calor extremo. Las condiciones meteorológicas adversas ocasionaron la pérdida de más de 50 de sus animales, valorados cada uno en aproximadamente 50.000 PKR, lo que equivale a unos 180 USD.

"La carga financiera es constante, y ahora el clima cada año es más severo", dijo Ditti. "Ya no sabemos qué hacer". A medida que el clima extremo continúa arrasando Multán y otras partes de Pakistán, lxs locales como Ditti se preguntan si tendrán algún día agradable en sus vidas. 

Es esencial saber cómo proteger mejor a lxs más desfavorecidxs en Punyab. Si bien organizaciones como WWF-Pakistán pueden fomentar la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos, funcionarixs como Imran reconocen que el gobierno y otras partes interesadas desempeñan un papel importante en la aplicación de políticas y programas eficaces. Actualmente, uno de los principales objetivos es determinar con mayor precisión cuántas personas más, particularmente agricultorxs, padecerán enfermedades relacionadas con el calor, y con qué frecuencia y gravedad.

Las olas de calor de los últimos años son un buen indicador de los riesgos a los que se enfrentará la región en las próximas décadas. Si los niveles actuales de calentamiento global no disminuyen, las olas de calor extremas que sufren muchos habitantes de Punyab se convertirán en la nueva norma.

Available in
EnglishFrenchArabicGermanItalian (Standard)Portuguese (Brazil)Spanish
Author
Jamaima Afridi
Translators
Dalia Abdul Haleem, Fabian Aruquipa and ProZ Pro Bono
Date
21.11.2024
Source
Original article🔗
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