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Boletín de la IP | N.º 27 | El capitalismo es ilegal

Una histórica sentencia de la CIJ lo confirma: el capitalismo basado en los combustibles fósiles viola el derecho internacional.
En el vigésimo séptimo Boletín de la Internacional Progresista de 2025, les traemos noticias del tribunal más alto del mundo, que se ha pronunciado sobre las responsabilidades legales de los Estados con respecto al cambio climático.

Este año, el Día del Sobregiro de la Tierra cayó el 25 de julio, fecha en la que la humanidad ya ha consumido más recursos de los que el planeta puede regenerar en todo un año. Dos días antes, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) emitió un fallo histórico: los Estados tienen la obligación legal de detener este sobreconsumo planetario y de exigir responsabilidades a lxs responsables. En efecto, el más alto tribunal del mundo ha confirmado lo que los movimientos de todo el mundo llevan mucho tiempo insistiendo: la crisis climática no es solo un fracaso político. Es un fracaso económico y jurídico. Y el sistema que la impulsa, el capitalismo, es, en todos los sentidos, ilegal.

En una opinión consultiva unánime emitida el 23 de julio, lxs 15 jueces de la CIJ concluyeron que: el límite de 1,5 °C no es solo un objetivo, es un umbral legal; todos los Estados tienen obligaciones legales vinculantes para prevenir «daños significativos» al medio ambiente; la producción, el consumo y los subsidios a los combustibles fósiles pueden constituir «actos internacionalmente ilícitos»; y los países ricos tienen responsabilidades legales adicionales para liderar la lucha contra el cambio climático.

Es importante destacar que la Corte afirmó que la inacción climática constituye una violación no solo de los tratados ambientales, sino también del derecho internacional general y de los derechos humanos. En palabras del profesor Jorge Viñuales, de la Universidad de Cambridge, la Corte «se puso esencialmente del lado del Sur Global y de los pequeños Estados insulares en desarrollo».

Esta sentencia es el resultado de una valiente iniciativa lanzada por la República de Vanuatu, una pequeña nación insular en la primera línea del colapso climático. Su equipo jurídico incluía al miembro del Consejo de la IP Julian Aguon, abogado de derechos humanos y defensor de loxs indígenas chamorro, que ayudó a dar forma a los argumentos jurídicos presentados ante la Corte.

En un artículo escrito a principios de este año, Aguon describió el caso no solo como una acción legal, sino como una postura moral de comunidades que «no han contribuido de manera significativa al cambio climático, pero están sufriendo sus peores efectos». Sus palabras ahora tienen el peso del derecho internacional.

En respuesta a la opinión de los jueces, Aguon dijo: «Se acabó el statu quo.

Se avecina una nueva era de responsabilidad climática». La justicia climática ya no es una demanda. Es un imperativo legal.

El fallo de la CIJ es un desafío al sistema económico que impulsa la destrucción del planeta. Un sistema en el que los combustibles fósiles reciben 7 billones de dólares en subsidios anuales, en el que el daño ambiental se trata como «externalidades» y en el que la búsqueda de las ganancias se antepone a la supervivencia de las personas y del planeta.

Al declarar que promover la producción y el consumo de combustibles fósiles puede ser ilegal, la Corte ha entregado a los movimientos de todo el mundo una nueva herramienta legal y un poderoso discurso: quienes contaminan, saquean y obtienen ganancias no solo son inmorales. Son criminales.

Por eso, esta semana decimos: el capitalismo es ilegal.

Y actuamos en consecuencia.

Lo último del Movimiento

Huelga en Kenia: lxs trabajadorxs no se moverán

La huelga de lxs trabajadorxs de los depósitos y puertos de Kenia ha entrado en su segunda semana. Las demandas de lxs trabajadorxs —un salario digno, seguridad en el trabajo, reconocimiento sindical y el fin de la explotación— no han sido atendidas con justicia, sino con represión. Mientras los empleadores y la policía intentan intimidar y dividir, lxs trabajadorxs se mantienen firmes. «O los capitalistas ceden», declaró el miembro de la IP y presidente nacional del Partido Comunista Marxista de Kenia (CPMK), Mwaivu Kaluka, «o se enfrentan a un cierre indefinido de sus empresas explotadoras».

La huelga no es solo un conflicto laboral, es un frente en la guerra de clases mundial. La detención ilegal y las denuncias de tortura de tres organizadores militantes —Baraza Wechuli, Julius Owino y Obwonyo— han puesto al descubierto el papel del Estado en la defensa del capital mediante la violencia.

Profundiza el hambre, secuestrado el Handala

Mientras la hambruna se extiende por Gaza, con la ONU advirtiendo de que la ayuda aprobada recientemente por Israel es «insuficiente para detener la hambruna», Israel ha intensificado su bloqueo interceptando y deteniendo el Handala, un barco humanitario que transportaba 5500 toneladas de ayuda a la Franja sitiada. El buque, organizado por la Flotilla de la Libertad, fue desviado por la fuerza por la marina israelí en aguas internacionales y su tripulación fue detenida.

Soldados israelíes detenidos en Bélgica

En una acción sin precedentes, dos soldados israelíes han sido detenidos en Bélgica, acusados de crímenes de guerra cometidos durante el asalto de Israel a Gaza. Las detenciones se producen tras una denuncia presentada por la Fundación Hind Rajab y la Red de Acción Legal Global (GLAN), lo que supone un paso significativo en el esfuerzo mundial por llevar ante la justicia a los responsables del genocidio de Gaza.

Arte de la Semana

Robin White (Ngāti Awa, 1946 Te Puke, Aotearoa, Nueva Zelanda) es conocida por sus serigrafías, pinturas y obras colaborativas sobre tela Tapa. Proviene de una comunidad de artistas pacifistas que huyeron a la zona rural de Nueva Zelanda en la década de 1970 para llevar una vida austera y remota. Es reconocida por los paisajes que pintó durante esta época, en los que representa colinas cultivadas, sencillos edificios coloniales y lxs estoicxs habitantes de ascendencia británica y pacífica.

White se dedicó al tapá en la década de 1980, cuando su familia vivía en el remoto atolón de Kiribati, en el Pacífico, el primer país amenazado por la subida del nivel del mar. El tapa consiste en una laboriosa transformación colectiva de la corteza en tela, sobre la que se aplican tintes naturales. Las formas geométricas de la obra, de casi tres metros de ancho, representan el mar. En 2013, el presidente Tong se refirió al aumento del nivel del mar provocado por el cambio climático como «inevitable».

Available in
EnglishSpanishPortuguese (Brazil)GermanFrench
Translator
Maria Inés Cuervo
Date
29.07.2025
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