Hace un año te escribimos con una advertencia: «Israel planea llevar a cabo un genocidio en Gaza».
Lxs palestinxs llevan 75 años diciendo que la Nakba de 1948 nunca terminó. Ha continuado durante 75 años, todos los días. En los abarrotados campos de refugiadxs de Gaza, en los callejones de Jerusalén, en las colinas de Haifa y en los rincones de Yenín.
Pero hoy es diferente. Mientras millones de palestinxs de Cisjordania, Jerusalén, el 48 y de toda la diáspora observan cómo su pueblo de Gaza es expulsado en masa, mientras Israel destruye sus hogares y masacra a quienes se quedan, las únicas palabras que puede decir la gente es «está ocurriendo otra vez».
Una segunda Nakba.
Un año después, volvemos a escribir como testigos de esta segunda Nakba: 365 días en los que Israel ha anunciado, cometido y celebrado un genocidio contra el pueblo palestino.
En el Boletín nº 39, analizamos estas afirmaciones y nos preguntamos: ¿Puede nuestra humanidad colectiva no sólo soportar estos horrores, sino también resistirlos con la urgencia, claridad y convicción que serán necesarias para desmantelar la maquinaria de guerra y fundar en su lugar un nuevo proyecto de paz y liberación?
Para responder a estas preguntas, hacemos balance del año del genocidio.
Hace un año, los altos cargos de Israel anunciaron sus intenciones genocidas. El 8 de octubre, el primer ministro Benjamin Netanyahu dijo a lxs habitantes de Gaza que «se fueran ya» —a pesar de no tener adónde ir, atrapadxs en una prisión al aire libre controlada por Israel— porque las bombas de Israel convertirían la franja en «escombros». Cumplió su palabra. Israel ha lanzado más bombas sobre Gaza que las que sufrieron Londres, Dresden y Hamburgo juntas en toda la Segunda Guerra Mundial. Más de 160.000 edificios han sido arrasados. Gaza es ahora y será durante años una tierra de escombros grises: hormigón roto mezclado con los cadáveres putrefactos de lxs inocentes.
El 9 de octubre, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, anunció un «asedio total» de Gaza sin «electricidad, alimentos, agua ni combustible». Dijo que Israel luchaba contra «animales humanos» y que «actuaría en consecuencia». Se ha utilizado el hambre como arma de guerra, provocando hambruna en toda Gaza e innumerables muertes por desnutrición, especialmente entre niñxs y ancianxs. Esta hambruna deliberada continúa, y el Programa Mundial de Alimentos ha anunciado esta semana que no ha entrado ayuda alimentaria en el norte de Gaza en el último mes. En agosto, el PMA se vio obligado a interrumpir los desplazamientos de su personal por la franja después de que uno de sus equipos fuera disparado desde un puesto de control israelí.
El 16 de octubre, el presidente de Israel, Isaac Herzog, dejó claro que los «animales humanos» de Gallant se referían a toda la población de Gaza y a todxs lxs palestinxs. Dijo: «Es toda una nación la responsable». Por eso no debe sorprender que casi el 70 por ciento de las muertes confirmadas por el ministerio de salud de Gaza sean mujeres y niñxs. Las estimaciones completas de muertes este año son mucho más elevadas de lo que el ministerio ha podido documentar, y tanto una carta de la revista el Lancet como un grupo de médicos estadounidenses que trabajaron en Gaza calculan que ya se han superado con creces las 100.000.
Después de todos estos destrozos y destrucción, los altos funcionarios israelíes no tienen intención de permitir el control palestino sobre Gaza. Lo dicen abiertamente. Por ejemplo, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, declaró en una entrevista televisiva el 17 de enero de este año: «Tenemos que ocupar Gaza y quedarnos allí» con un «plan para animar [a lxs palestinxs] a marcharse». Este llamado a la anexión efectiva fue repetido al día siguiente por Netanyahu, quien pronunció que «Israel tiene que controlar toda la zona desde el río hasta el mar».
Con esta política expansionista, lxs colonxs israelíes construyen más asentamientos ilegales en Cisjordania y lxs promotorxs inmobiliarixs celebran conferencias sobre el posible boom inmobiliario de lujo tras la limpieza étnica total de Gaza.
Sin embargo, Gaza no es suficiente. Hoy Israel quiere ir aún más lejos, según el ministro de economía Belazel Smotrich, que el año pasado llamó a lxs palestinxs una «ficción». En una entrevista como parte de un documental publicado este mes, se preguntó a Smotrich si las fronteras de Israel deberían extenderse más allá del río Jordán. Respondió: «Absolutamente, pero despacio... Nuestros grandes ancianos religiosos solían decir que el futuro de Jerusalén era extenderse hasta Damasco».
La violencia de Israel ya se extiende más allá de las fronteras de la Palestina histórica, y Netanyahu advirtió al pueblo libanés en un discurso televisado de que sufrirá el mismo destino que lxs palestinxs de Gaza. Ya han muerto miles de libaneses en otra invasión y bombardeo israelíes de su país.
Un año después del genocidio, la fórmula de Israel ha quedado clara: la anexión es su objetivo; la limpieza étnica, su método; la legítima defensa, su excusa. Esta fórmula está avalada rotundamente por los Estados Unidos, sin los cuales no podría actuar ni actúa.
Hay que romper la fórmula. ¿Pero cómo?
La semana pasada, el Gabinete de la Internacional Progresista publicó una declaración urgente mientras el genocidio se intensifica hacia la guerra regional. Escribían: «La liberación es el único camino hacia la paz. La tarea de las fuerzas progresistas hoy es internacionalizar la resistencia al régimen israelí, romper las cadenas de complicidad que lo sostienen y acelerar la lucha global por la liberación palestina. Nada menos que eso puede garantizar la paz para todos los pueblos de la región».
Las recientes acciones del régimen israelí, escribe el Gabinete, recuerdan a las de la Sudáfrica del apartheid, que intensificó su guerra contra Angola, Mozambique y Namibia durante la década de 1980. Entonces, como ahora, la solidaridad internacional fue fundamental para desmantelar el apartheid. Fue con el apoyo de soldados cubanos —y armas soviéticas— como Sudáfrica fue derrotada en Angola, acelerando la desaparición del apartheid.
La desaparición del apartheid puede repetirse. De hecho, debe repetirse. Pero nos hará falta a todos nosotros —un movimiento histórico, mundial, valiente y comprometido— para lograr el fin de este genocidio, el fin de este apartheid y la descolonización completa de nuestro mundo.
El martes, el presidente colombiano Gustavo Petro pidió «al mundo que preste atención a Colombia y nos ayude a defender nuestra democracia». Petro advirtió de una guerra jurídica anticonstitucional contra él, su gobierno y el pueblo colombiano por parte del Consejo Nacional Electoral. Más información sobre el caso en esta Alerta del Observatorio.
Sindicatos mundiales que representan a más de 200 millones de trabajadorxs, entre ellos la Federación Internacional de lxs trabajadorxs del Transporte (ITF), miembro de la IP, presentaron una demanda contra Israel ante la Organización Internacional del Trabajo para recuperar los salarios impagados de más de 200.000 trabajadorxs palestinxs en Israel. Desde octubre de 2023, Israel ha revocado o suspendido los permisos de trabajo de casi 200.000 trabajadorxs palestinxs de los TPO en Israel. Estos trabajadorxs no han recibido los salarios que se les adeudan ni se han saldado sus deudas salariales, lo que les ha provocado una grave inseguridad económica.
Esta semana, los Estados Unidos prohibieron la entrada en Estados Unidos al ex presidente ecuatoriano y miembro del Consejo de la IP, Rafael Correa, así como a su familia directa. La Internacional Progresista condena este acto de flagrante persecución, intervención electoral y probable represalia por el apoyo de Correa a Julian Assange. La semana pasada, Correa y Assange se reunieron después de que la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa declarara que Assange había sido preso político. Como presidente de Ecuador, Correa concedió asilo a Assange. Lee la declaración de La IP aquí.
En una importante victoria para el Frente Polisario, el movimiento de liberación nacional del pueblo saharaui, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha dictaminado que los tratados pesqueros y agrícolas de la UE con Marruecos sobre el territorio ocupado del Sáhara Occidental son ilegales.
La Internacional Progresista envió una delegación de alto nivel a Ciudad de México para la toma de posesión de la Presidenta Claudia Sheinbaum. Su toma de posesión abre un nuevo capítulo en la transformación en curso de México, rebosante de esperanza y posibilidades, y la Internacional Progresista se enorgullece de solidarizarse con el pueblo mexicano mientras muestra al mundo lo que significa trabajar «por el bien de todxs, primero lxs pobres». La delegación está formada por distinguidos representantes de todo el mundo, entre ellxs: Jeremy Corbyn, Diputado del Reino Unido; Gerardo Pisarello, Diputado del Congreso de los Diputados de España; Andrés Arauz, Secretario General del Partido Revolución Ciudadana de Ecuador; Laura Álvarez, Directora Internacional del Peace & Justice Project del Reino Unido; David Adler, Co-coordinadora General de la Internacional Progresista; y María Luisa Ortega, Coordinadora Política de la Internacional Progresista.
Lee más sobre la delegación aquí.
Arte de la Semana: Tras un año de genocidio, reflexionamos sobre la importancia de la resistencia creativa frente a la destrucción continua. Las obras de arte que se muestran aquí son interpretaciones de banderas palestinas realizadas por Rosalind Nashashibi (artista palestina-inglesa) y Nicole Eisenman (artista estadounidense de origen alemán-judío nacida en Francia), tal y como se vieron en El Barco de la Libertad, Lecturas por Palestina en la 60ª Bienal de Venecia, organizada por Artistas contra el Apartheid, Bidoun WAWOG y la Fundación Kamel Lazaar.
Esta semana, la Internacional Progresista organizó su primera recaudación de fondos artísticos. Ponte en contacto para ver cómo puedes apoyar nuestro trabajo comprando obras de arte enviando un correo electrónico a: che.blomfield@progressive.international.