El presidente Trump ha anunciado un “bloqueo total y completo” de todos los buques petroleros sancionados por Estados Unidos que entren o salgan de Venezuela, una escalada que equivale a una declaración de guerra económica en contra de toda una nación. La Casa Blanca acompaña esta medida con la temeraria designación del Estado venezolano como una “organización terrorista extranjera”, y se jacta de una armada naval que rodea al país.
Los bloqueos son instrumentos de castigo colectivo. No distinguen entre un ministro y una partera, un general y un granjero. En un país que depende de sus exportaciones petroleras para el dinamismo de su economía interna y para brindar apoyo a naciones hermanas como Cuba; cortar las rutas marítimas es un golpe deliberado contra los alimentos, los medicamentos, la energía e incontables medios de vida en todo el Caribe.
Ya hemos visto antes la lógica detrás de esta escalada. En 2019, mientras Washington incrementaba sus brutales sanciones, el entonces Secretario de Estado, Mike Pompeo, describió el “círculo” que se estrechaba alrededor de Venezuela y reconoció que “la crisis humanitaria aumentaba hora tras hora”. Esas palabras no fueron sino una confirmación de que una política basada en el estrangulamiento estaba “funcionando” como se pretendía, precisamente al incrementar el sufrimiento de la población civil para forzar resultados políticos.
El bloqueo de hoy redobla la apuesta por esa misma doctrina, lo que ahora se ha acuñado como el “Corolario Trump” de la Doctrina Monroe: la licencia imperial que Washington se ha otorgado a sí mismo para pisotear derechos fundamentales y el derecho internacional al servicio de un proyecto de dominación hemisférica.
El subjefe de gabinete de la Casa Blanca, Stephen Miller, describió el petróleo venezolano como el fruto del “sudor, el ingenio y el esfuerzo” estadounidenses. Esta afirmación es una interpretación invertida y perversa de la historia y una incitación al robo. Venezuela posee las mayores reservas probadas de petróleo del mundo por virtud de su dotación geológica y gracias al trabajo de generaciones de venezolanos y venezolanas, no de corporaciones estadounidenses ni de contribuyentes estadounidenses. En 1976, Venezuela nacionalizó legalmente su industria petrolera para recuperar el control sobre su principal fuente de riqueza, un acto soberano reconocido por el derecho internacional.
El verdadero robo ha ocurrido durante décadas: Estados Unidos y las compañías petroleras multinacionales extrayendo ganancias de los recursos naturales venezolanos bajo condiciones de intercambio desigual; y el bloqueo de hoy, buscan formalizar esa expropiación por la fuerza.
La República Bolivariana de Venezuela —y sus vecinos en toda América Latina y el Caribe— gozan del derecho a la igualdad soberana de las naciones y de la estabilidad regional que sus pueblos han conquistado tras décadas de lucha. La región ha soportado un siglo de bloqueos, golpes de Estado y coerción disfrazado de “libertad”. Rechazamos categóricamente la transformación de las sanciones en una guerra de asedio contra Venezuela y la normalización del hambre como instrumento de política de un Estado.
Nuestro llamado es a la solidaridad en defensa de la soberanía: por los trabajadores que mantienen en funcionamiento las plantas eléctricas; por las enfermeras y los maestros que sostienen los servicios públicos; por los campesinos que alimentan a sus comunidades; por los estudiantes que encarnan la promesa del futuro de Venezuela.
La Internacional Progresista seguirá luchando para frenar el asalto de Estados Unidos al derecho internacional y construyendo el frente más amplio de solidaridad —latinoamericano, caribeño y global— para asegurar la paz y un futuro digno para el pueblo venezolano.
La soberanía es indivisible: un ataque contra uno es un ataque contra todos. Debemos resistir a la normalización del asedio como un acto legítimo de la política económica estatal; debemos proteger la integridad de la Carta de las Naciones Unidas; e insistir en que estas medidas coercitivas sean levantadas de inmediato."