El Nuevo Orden Económico Internacional

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La Internacional Progresista lanza un proceso global para conmemorar el 50º aniversario del Nuevo Orden Económico Internacional.

Esta no es nuestra primera policrisis.

En enero de 1975, el historiador británico Geoffrey Barraclough examinó la economía mundial y vio "un mundo poco dispuesto, preocupado por la inflación y el creciente desempleo... enfrentado de repente a las cuestiones conjuntas de la alimentación y la energía". Si las cuestiones específicas del hambre, la energía y la presión inflacionista suenan familiares, también lo hará su aterradora combinación:

"La crisis que se avecina tiene tantas facetas, tantas ramificaciones entrelazadas, cada una de las cuales reacciona sobre la otra, hasta que al final parece que estamos atrapados en una situación que se deteriora sin que haya una solución evidente a la vista”.

Hoy, los pilares del orden económico internacional se agrietan a medida que las placas tectónicas de la geopolítica mundial se desplazan bajo ellos. "El mundo está entre órdenes; está a la deriva", escribió el diplomático indio Shivshankar Menon en agosto. También entonces los conflictos globales por el territorio, los recursos y el sistema monetario generaron una profunda incertidumbre sobre la forma del mundo que vendría. Estábamos, en la policrisis de los años 70, "esperando un nuevo orden".

Los pueblos del Sur Global no se limitaron a esperar a que las "grandes potencias" reordenaran el mundo a su alrededor. En Accra, Argel y Hanoi, dirigieron valientes luchas de liberación nacional. En Bandung, El Cairo y Dakar, formaron un movimiento no alineado para promover los principios de paz, soberanía y coexistencia. Y en Nueva York, propusieron una visión de un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI), y consiguieron una Declaración de la ONU para su establecimiento.

El NOEI abordó las fuentes mismas de la policrisis a la que nos enfrentamos hoy. El costo elevado de los alimentos: El NOEI ordenó una acción global contra la escasez de alimentos, medidas concretas para permitir a los países importar alimentos sin agotar las divisas, y la garantía de un acceso global a fertilizantes productivos. La gravedad de la deuda soberana: El NOEI llamó a la cancelación de las deudas históricas, a la emisión de nuevos Derechos Especiales de Giro del FMI y a la ampliación de la financiación del desarrollo sin condiciones y en condiciones favorables. El dominio de los recursos naturales: contra la extracción extranjera de petróleo, metales y minerales, el NOEI declaró "la plena soberanía permanente de cada Estado sobre sus recursos naturales". La concentración de tecnología crítica: contra el acaparamiento de la propiedad intelectual, el NOEI exigió la transferencia de tecnología al Tercer Mundo, y nuevas instituciones para facilitar "la cooperación internacional en investigación y desarrollo".

La policrisis actual tiene un acelerador adicional: un clima que cambia rápidamente. Las sequías, las inundaciones y los huracanes amplifican las crisis adyacentes y agudizan los conflictos entre pueblos y naciones. Sin embargo, se requiere una nueva respuesta a las mismas viejas preguntas de la policrisis anterior: ¿Cuáles son las instituciones que debemos construir? ¿Cómo podemos arrebatar los recursos a los antiguos amos? ¿Y cómo debemos distribuir los recursos entre los pueblos y naciones del mundo?

Las respuestas a estas preguntas aparecen hoy con más fuerza y frecuencia. En el momento más crítico de la pandemia del Covid-19, se llamó a suspender las protecciones de la propiedad intelectual que favorecían las ganancias farmacéuticas por encima de las vidas humanas. En la Asamblea General de la ONU, en septiembre, una invitación a cancelar la deuda del Sur a cambio de la acción climática –en palabras del colombiano Gustavo Petro, a "cambiar deuda por vida". Y en las negociaciones de la COP27 en Egipto, una propuesta de facilidades por pérdidas y daños para compensar a los países del Sur por la destrucción provocada por una crisis climática de la que tienen poca culpa.

Nuestra tarea hoy es unir estas propuestas y revivir el espíritu que impulsó el NOEI hace cinco décadas. ¿Cuál es la visión común para afrontar la policrisis actual? ¿Cuál es el plan para ganarla? ¿Cuál es el Nuevo Orden Económico Internacional para el siglo XXI?

Hoy, la Internacional Progresista inicia un nuevo proceso global que llama a académicxs, legisladorxs y representantes políticxs de todo el mundo a responder a estas preguntas, a aprender de los éxitos y las deficiencias del NOEI de entonces y a renovar su espíritu con motivo de su 50º aniversario.

El antiguo NOEI fracasó. El auge de las materias primas se tambaleó, la deuda soberana explotó y la unidad de las naciones que construyeron el NOEI se fragmentó. La década que siguió fue una pérdida para el Sur Global y una victoria para los Estados Unidos en la reafirmación de su poder unilateral. Pero su visión no murió, inspirando a las generaciones siguientes a mantener viva la llama de la solidaridad del Sur.

Hoy no podemos permitirnos el lujo de fracasar. Renovar el NOEI no es sólo una cuestión de justicia social. En la era de la escalada de la crisis climática, es una necesidad de supervivencia. Convocamos este proceso con ese espíritu de urgencia, creatividad y solidaridad. El mundo está entre órdenes. Nuestra tarea es construir el que viene después, en nombre de la paz, la soberanía y la convivencia próspera.

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Available in
EnglishSpanish
Authors
Varsha Gandikota-Nellutla, David Adler and Michael Galant
Translator
Maria Inés Cuervo
Published
16.11.2022
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