Primero que todo agradezco de corazón a nuestros anfitriones y a todos los organizadores por haber hecho realidad este hermoso evento. Realmente es un honor estar aquí.
También para mi es un sueño hecho realidad empezar a ver nuevas convergencias y nuevas oportunidades para colaboración no sólo entre pueblos del sur global sino entre el sur y sus aliados en el norte global.
Hay muchas propuestas que quisiera compartir después de las intervenciones tan inspiradoras de ayer y de esta mañana, pero me voy a limitar a una propuesta, desde mi punto de vista como investigadora en el campo de la transformación productiva y la política industrial ecológica.
Es una propuesta sobre la función de la investigación y los investigadores en esta coyuntura y las oportunidades que veo para que los investigadores en el campo económico, junto a al estado y junto a los movimientos sociales, logremos asumir un rol más activo como agentes económicos —agentes de transformación económica— a través de la generación estratégica de conocimiento aplicado—-de conocimiento táctico, conocimiento granular, y conocimiento enraizado en la estrategia política.
Mi propuesta que parte del reconocimiento de que una transformación postcolonial de la producción y la distribución — una transformación del el capitalismo bio-ignorante del que nos habló Andrés, de la economía mórbida de la que nos habló Daniel—hacia una economía de la vida y de la vida plena— requiere una visión clara y concreta de qué queremos construir, de qué queremos producir y de cómo queremos producir.
Nuestra visión del mundo de la producción, de la economía material que queremos construir, muchas veces queda en generalidades—incluso en los planes o políticas industriales que generamos en estados progresistas— y al no ser más concretos y más precisos sobre cómo queremos cambiar el mundo de la producción, muchas veces perdemos las oportunidades que surgen en las coyunturas políticas.
Entonces voy a dar un par de ejemplos que ilustran las consecuencias de este tipo de brechas de conocimiento táctico en el campo de la transformación productiva y del tipo de proyectos y colaboraciones que pueden ayudar a llenar esas brechas de conocimiento táctico.
Mi primer ejemplo viene de Estados Unidos, donde he trabajado los últimos cinco años junto a muchísima gente del movimiento progresista para tratar de construir un nuevo pacto verde.
No hemos logrado conseguir un nuevo pacto verde, mucho menos un nuevo pacto verde post-colonial, pero lo que sí se logró con Inflation Reduction Act del 2022 fue la creación de enormes fondos públicos para la construcción de energía renovable.
Sin embargo, la forma de distribución de esos fondos es casi completamente liderada por el sector privado. Y el sector privado, buscando la renta, está construyendo la infraestructura de energía renovable donde no debería construirla. En lugar de construir energía renovable en los techos de hogares con escasez energética, en las escuelas, a lo largo de las carreteras o en tierras degradadas, el sector privado está hasta, por ejemplo, cortando bosques para colocar paneles solares.
Y todo esto está sucediendo porque el estado no se ha tomado la molestia de generar conocimiento estratégico sobre dónde deberíamos construir esta infraestructura energética para maximizar beneficios para el pueblo y para minimizar los impactos ecológicos y socioeconómicos. Y si nosotros—los investigadores y la sociedad civil— hubiésemos tenido ese conocimiento táctico sobre dónde deberíamos construir la infraestructura energética, hubiese sido mucho más fácil lograr direccionar los fondos del IRA de manera estratégica.
Pero más vale tarde que nunca—así que en este momento estamos trabajando con colegas del Climate and Community Project (Proyecto Clima y Comunidad)-- aquí están Johanna Bozuwa y Patrick Bigger, grandes aliados del movimiento post-colonial en EEUU— para llenar esa brecha de conocimiento. Estamos generando un mapa nacional de todo EEUU donde se pueda identificar precisamente donde debemos construir infraestructura de energía renovable. Y es un mapa que esperamos pueda servir como un instrumento de organización y un recurso para la planificación, ojalá apoyada por el gobierno, pero sobre todo liderada por comunidades locales.
Y un siguiente paso para nosotros en EEUU es ir más allá de la planificación de la construcción de la infraestructura energética para generar colaboraciones a nivel internacional que puedan ir transformando las dinámicas de distribución de costos y beneficios a la largo de las cadenas de valor de la energía renovable—desde los minerales críticos hasta la producción de acero. Así que invitamos, con mucha esperanza, esas colaboraciones internacionales.
Mi segundo ejemplo, también desde EEUU es sobre el reto del transporte en la transformación ecológica. Nuevamente aquí, el Climate and Community Project (Proyecto Clima y Comunidad) ha demostrado que la demanda del litio de aquí hasta el 2050 se puede reducir hasta en un 92% simplemente reduciendo la dependencia de los carros a favor del transporte masivo, mejorando el tamaño de las baterías y fortaleciendo los sistemas de reciclaje de los minerales. Es decir, el transporte masivo público es clave para minimizar la extracción y sus impactos humanos y ecológicos, además de ser más equitativo y más inclusivo que el modelo basado en carros privados.
Sin embargo, en EEUU durante las negociaciones del Inflation Reduction Act no había una propuesta concreta para llevar a cabo este tipo de transformación del sector transporte, ni de parte del gobierno, ni de parte de la sociedad civil y, como resultado se perdió esa oportunidad de transformación.
Pero conforme continúa la transición verde, los gobiernos nacionales aún tienen la oportunidad de emprender una transformación del sector transporte.
Entonces estamos pensando en cómo generar el conocimiento que falta para destrabar esa transformación: Que mapas de redes de transporte hacen falta, que estudios de factibilidad hacen falta— que conocimiento granular hace falta para asegurar que no falte ningún tipo de información técnica o económica cuando surjan coyunturas propicias para la transformación.
Estos dos ejemplos que he dado vienen de EEUU, pero mi sueño también es ver este tipo de generación de conocimiento y propuestas concretas también en América Latina donde desde la época de Bolívar hemos soñado con una integración regional profunda que logre romper la dinámica colonial.
Sabemos que los gobiernos van y vienen, pero eso no impide que generemos conocimiento táctico desde la sociedad civil — propuestas concretas que estén listas para aprovechar la coyuntura política.
Entonces propongo que llevemos a cado investigacion colectiva aplicada en torno a cuatro puntos:
En resumen, empecemos a planificar la transformación económica en serio, entre nosotros pero como lo dijo Daniel, junto a las fuerzas populares, para que el nuevo orden termine de nacer.