En estos momentos, el presidente Emmanuel Macron está intentando subvertir los resultados de las elecciones parlamentarias francesas y bloquear el nombramiento de un primer ministro de izquierda.

Las elecciones parlamentarias de junio en Francia situaron en primer lugar a la recién formada coalición de izquierda Nueva Alianza del Frente Popular (NFP) , seguida de la alianza Ensemble del presidente Macron y de la ultraderechista Agrupación Nacional en tercer lugar. 

Sin embargo, haciendo caso omiso de los resultados electorales y del precedente establecido a lo largo de la V República Francesa, el presidente Macron se ha negado a nombrar primera ministra a la candidata elegida por la coalición ganadora, Lucie Castets.

La medida de Macron es un desafío directo a la voluntad democrática del pueblo y una afrenta a los principios fundacionales del pluralismo político.

En Francia, las elecciones parlamentarias suelen seguir a las presidenciales, ambas previstas inicialmente para 2027. Sin embargo, en un sorprendente anuncio en mayo de 2024, el presidente Macron llamó a elecciones anticipadas, con la esperanza de evitar el ascenso de la extrema derecha ilustrada en las elecciones al Parlamento Europeo y apuntalar su propio gobierno. El tiro le salió por la culata, dando la victoria al FNP y obligando a Macron a nombrar a un nuevo primer ministro de entre sus filas.

Sin embargo, desde la votación del 7 de julio, Francia ha estado dirigida por un gobierno provisional, alegando Macron los Juegos Olímpicos de París como motivo para retrasar el nombramiento. El lunes, tras una ronda de conversaciones con dirigentes del centrista Ensemble y del derechista Agrupación Nacional, Macron rechazó la elección de la coalición de izquierda como primer ministro, afirmando que un gobierno de izquierda «sería inmediatamente censurado por todos los demás grupos representados en la Asamblea Nacional» y que "la estabilidad institucional de nuestro país exige, por tanto, que no elijamos esta opción".

Esta acción no es una mera maniobra política para conservar el poder, sino un ataque directo a las fuerzas progresistas francesas. Lxs dirigentes de RN, Marine le Pen y Jordan Bardella, describieron el PFN como un "peligro" para Francia, y las líderes de ambas coaliciones han prometido presentar una moción de censura contra cualquier primer ministro designado por el PFN.

Macron ha hecho grandes esfuerzos por aislar a la izquierda radical La France Insoumise (LFI), que obtuvo el mayor número de escaños de los cuatro de la coalición ganadora. En una siniestra maniobra de divide y vencerás, apeló a tres de los cuatro partidos de izquierda —los socialistas, los verdes y los comunistas— para romper la parálisis política. No invitó a LFI. 

Sin embargo, los tres partidos se negaron a romper, manteniéndose firmes en su coalición. El líder socialista, Olivier Faure, dijo que no sería "cómplice de una parodia de democracia", mientras que Marine Tondelier, de los Verdes, declaró que no podían "continuar este circo, esta farsa de consulta".

La democracia se nutre de la diversidad de ideas y de la transición pacífica del poder. El intento de sofocar la competencia política y subvertir el proceso democrático es un ataque directo a estos valores fundamentales.

El Observatorio emite este llamado de alerta a las fuerzas democráticas de todo el mundo para que se opongan a los esfuerzos autoritarios de Emmanuel Macron por reprimir la voluntad del pueblo francés, y se unan al llamado a la movilización del 7 de septiembre para defenderla.