Health

BRICS+: La nueva salud global es posible

Susana Van Der Ploeg critica la crisis sanitaria mundial impulsada por la negligencia política y las barreras comerciales, y demanda el liderazgo de los BRICS+ para fomentar la gobernanza sanitaria equitativa, la innovación y la inclusión de la sociedad civil.
En su discurso pronunciado durante el seminario "BRICS on the Rise" en Brasilia (29–30 de mayo de 2025), Susana Van Der Ploeg analiza los deliberados fracasos políticos y económicos que conducen al colapso de los sistemas de salud en el mundo, particularmente en el Sur Global, instando a los BRICS+ a adoptar licencias obligatorias, fortalecer las alianzas multilaterales de salud y situar a la sociedad civil en el centro de la construcción de un futuro justo e inclusivo para la gobernanza de la salud mundial.

Los días 29 y 30 de mayo de 2025, Brasilia fue sede del seminario “BRICS on the Rise”, un encuentro internacional que reunió a gobiernos, expertos y movimientos sociales para discutir los desafíos que enfrentan los BRICS en el actual escenario geopolítico. GTPI/REBRIP participó en el panel sobre cooperación en salud global. El 29 de mayo a las 18:30 horas, la Red Brasilera para la Integración de los Pueblos (REBRIP) publicó el dossier "BRICS+ y el futuro soberano del Sur Global" en el Memorial Darcy Ribeiro (Beijódromo/UnB). La publicación presenta 10 artículos con propuestas y análisis sobre el papel de  los BRICS+ en la construcción de un orden multilateral más justo. Este texto ofrece algunas reflexiones y busca contribuir al debate dentro de los BRICS+ a la vez que presenta lo que el bloque podría aportar para la salud mundial en el contexto actual.

Actualmente enfrentamos una profunda crisis sanitaria en todo el planeta. Esto no se debe a una falta de conocimientos, tecnologías o recursos, sino más bien a decisiones políticas deliberadas que dejan morir a comunidades enteras. Los drásticos recortes en la financiación de programas esenciales para la prevención, el diagnóstico y el tratamiento del VIH, la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas están causando un colapso silencioso —y mortal— en varios países, especialmente en África y otras partes del Sur Global. 

Esto equivale a un genocidio, el cual se manifiesta de distintas maneras: a veces en silencio por negligencia premeditada, otras de forma explícita como la masacre en Gaza, transmitida al mundo en tiempo real. Ambos genocidios —por omisión y por violencia explícita— tienen sus raíces en un mismo proyecto ideológico: supremacista, colonialista y antihumanitario, opuesto a la diversidad, la equidad y la inclusión.

Estados Unidos era el principal financista del aparato humanitario internacional mediante programas enfocados en VIH/SIDA, tuberculosis, malaria y atención médica materno-infantil. Además era la principal fuente de financiamiento de la OMS. Pese a que el evento resalta el problema de la dependencia y la caridad, los efectos del desmantelamiento de esta estructura son profundos y generalizados.

Tan solo en el área del VIH/SIDA, el Plan de Emergencia del Presidente de Estados Unidos para el Alivio del Sida (PEPFAR por sus siglas en inglés), responsable de gran parte de la compra y distribución mundial de antirretrovirales y profilaxis pre-exposición (PrEP) para más de 20 millones de personas, ha sufrido graves recortes. Esto ha provocado interrupciones en la cadena de suministro, la suspensión de programas de prevención y una amenaza directa a la vida de millones. El pronóstico de ONUSIDA es alarmante: si no se reinstauran estos programas, para 2029 habrá 6.6 millones de nuevas infecciones por VIH y 4.2 millones de muertes relacionadas con el sida, el equivalente a 2900 muertes evitables por día.

Brasil, los BRICS y el Sur Global pueden  tomar el liderazgo

Este escenario catastrófico exige una respuesta fuerte y coordinada de los países del Sur Global. Estrategias para fortalecer la cooperación entre los BRICS+ son aún más importantes en el contexto político internacional actual. Estos países pueden asumir el liderazgo en la construcción de un nuevo modelo de gobernanza sanitaria mundial basado en la solidaridad, la justicia social y el derecho universal a la vida.

Bajo la presidencia de Brasil en 2025, la salud fue una de las prioridades de la agenda BRICS+. La propuesta presentada se basa en el entendimiento de que los países del bloque comparten profundos desafíos estructurales como la pobreza, la desigualdad, el racismo ambiental y la carga desproporcionada de enfermedades socialmente determinadas y enfermedades tropicales desatendidas. 

El programa interministerial Brasil Saudável, lanzado en 2024, encarna esta visión, integrando la salud con políticas sociales, ambientales y económicas para transformar las condiciones perjudiciales para la sanidad de la población. Este enfoque revive elementos clave de la Reforma de Salud brasilera y del movimiento mundial por la Salud como Derecho, ya que aboga por una justicia social como requisito previo para la sanidad colectiva.

Con esta experiencia como base, Brasil propone una alianza estratégica dentro de BRICS+ para atender factores estructurales que aborden las enfermedades tropicales desatendidas (ETD) y otras dolencias relacionadas con la pobreza. La propuesta incluye lineamientos destinados a combatir el hambre, promover la equidad, valorar a trabajadores de la salud, fomentar la ciencia y la innovación, e invertir en infraestructura, saneamiento y protección ambiental, reconociendo que garantizar el derecho a la salud requiere cambios más allá de la prestación de servicios.

Las raíces estructurales de los problemas deben ser abordadas

No obstante, mientras se propone abordar los factores sociales, la iniciativa brasilera sigue evitando afrontar directamente un conjunto de obstáculos igualmente estructurales: los factores comerciales de la salud y la financiación de la salud mundial. La ausencia de estas dimensiones debilita el potencial transformador de la propuesta. 

Los obstáculos relacionados con el comercio internacional, como las normas de propiedad intelectual, siguen limitando gravemente el acceso a tecnologías esenciales. El sistema global de patentes favorece la acumulación de poder en manos de unas pocas corporaciones, perpetuando monopolios, elevando los precios e impidiendo la autonomía productiva de los países del Sur. Por otro lado, los recursos financieros asignados a las iniciativas contra el VIH/SIDA, por ejemplo, se han reducido drásticamente y ahora se encuentran concentrados en unos pocos donantes, en especial Estados Unidos y, por el sector privado, Gilead Sciences y la Fundación Bill & Melinda Gates (BMGF).

Los condicionantes comerciales de la salud deben tomarse en serio, ya que los acuerdos económicos y los regímenes de propiedad intelectual afectan de forma directa la vida y el bienestar de las comunidades. La persistencia de un modelo de innovación farmacéutica basado en la propiedad intelectual sigue siendo excluyente. 

El acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual vinculados al Comercio (ADPIC), adoptado en 1995 en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), se erige como uno de los pilares centrales de una agenda regulatoria moldeada por los intereses de las grandes compañías farmacéuticas. Lejos de cumplir su promesa de promover la innovación y fortalecer la capacidad industrial local, los ADPIC han consolidado un modelo de apropiación tecnológica que perpetúa la dependencia de los países del Sur Global respecto a los centros de poder económico.

Este modelo falla de manera sistemática al basarse en mecanismos de acceso voluntario que concentran el poder de decisión en manos de los titulares de patentes, sin obligación de atender las necesidades de salud pública. 

Las licencias voluntarias, aunque se presenten como mecanismos de “solidaridad empresarial”, en la práctica operan como instrumentos de control mercantil, manteniendo el poder de fijación de precios en manos de grandes empresas farmacéuticas y dificultando la aparición de alternativas sustentables para la producción pública o regional. No sólo no garantizan el acceso universal a medicamentos esenciales, sino que también desalientan el uso de garantías jurídicas, como las licencias obligatorias, al crear una aparente suficiencia y cooperación que enmascara las barreras impuestas por el régimen internacional de propiedad intelectual.

Además, dicho modelo de innovación no aborda sistemáticamente las principales necesidades de los residentes de los países del Sur, como las enfermedades tropicales desatendidas, ignorando su impacto en millones de personas ya que no representan un mercado lucrativo. Estas enfermedades son fallas estructurales de un sistema de innovación que no reconoce la salud como un bien común.

Oportunidad estratégica

La presidencia brasilera del BRICS+ representa una oportunidad estratégica para reorientar la agenda de cooperación internacional en salud. Para ello, el bloque debe ir más allá del intercambio de experiencias y asumir un rol activo en la construcción de soluciones estructurales. 

Esto incluye iniciativas para fortalecer la Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente, centráda en abordar los componentes sociales de la salud y las enfermedades tropicales desatendidas; ampliar el rol del Banco de Desarrollo de los BRICS en el apoyo a programas destinados a la salud pública y el acceso a medicamentos; adoptar medidas no voluntarias como licencias obligatorias y garantías de salud pública; fortalecer el Centro de Vacunas de los BRICS, asegurando una función efectiva como estrategia para una soberanía sanitaria del bloque; y reestructurar el modelo de innovación en salud, poner fin a subsidios públicos para ganancias privadas y adoptar un paradigma basado en los derechos humanos como principio rector de las políticas de ciencia, tecnología e innovación.

Por último, creemos que BRICS+ aún puede restaurar y reafirmar el multilateralismo como un camino hacia la búsqueda de soluciones coordinadas y compartidas ante los desafíos de salud que enfrentan muchos países, especialmente sus propios miembros. Sin embargo, este papel activo no debe restringirse solo a los gobiernos y Estados del bloque. 

Para asegurar una respuesta verdaderamente amplia, democrática y justa, se debe brindar apoyo a la sociedad civil y debe incluírsela activamente en este proceso. Es la única manera en que será posible construir políticas sanitarias globales que prioricen la solidaridad y el bien común, en beneficio de todos.

Susana Van Der Ploeg es la Coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Propiedad Intelectual (GTPI).

Foto: Outras Palavras

Available in
Portuguese (Brazil)EnglishSpanishGermanFrenchItalian (Standard)Arabic
Author
Susana Van Der Ploeg
Translators
Juan Schneider, Dante Reimondi and Open Language Initiative
Date
17.07.2025
Source
Outras PalavrasOriginal article🔗
Privacy PolicyManage CookiesContribution SettingsJobs
Site and identity: Common Knowledge & Robbie Blundell