Labor

Stop Amazon (Alto a Amazon): Resistencia en Sarthe ante el Imperio Logístico

En Sarthe, Francia, activistas resisten una ola de megaproyectos de almacenes que amenazan con eliminar tierras agrícolas, debilitar las economías locales y agravar el colapso ambiental.
Para responder a la creciente demanda, Amazon está aumentando el número de sus almacenes en todo el mundo. Tal expansión resulta perjudicial para el medio ambiente. Las condiciones laborales y el comercio local enfrentan cada vez más críticas. Ante las autoridades locales seducidas por promesas de creación de empleo, el colectivo local Stop Amazon and its World (Alto a Amazon y a su mundo) intenta unir a activistas medioambientales, trabajadores y pequeños comerciantes.

“En Deux-Sèvres tienen megacuencas; si no nos movilizamos, nosotros seremos el departamento de los almacenes”, advierte Julien, un activista, durante una movilización en Le Mans (72). Las megacuencas y los megaalmacenes presentan similitudes en su dinámica de trabajo: la artificialización del suelo (la conversión de la tierra natural en superficies artificiales), la apropiación de los recursos comunes para beneficiar solo a unos cuantos y la priorización del rendimiento y la productividad en el centro, con la agricultura por un lado y el comercio electrónico por el otro. Si la lucha en Sarthe recibe menos atención de los medios de comunicación, se organiza en respuesta a las decisiones locales…y un sistema global.

Desarrollo masivo y especulación territorial

Se estima que en Sarthe se está planeando la construcción de al menos diez megaalmacenes logísticos, distribuidos en ocho municipios, sin consultar a los residentes ni respetar los estudios medioambientales. Se planean más de 377,540 metros cuadrados de edificaciones —sin incluir carreteras, estacionamientos ni cuencas de retención—, lo que conlleva el sacrificio de 97.85 hectáreas de tierras agrícolas. El auge de estos proyectos cuenta con el apoyo de las autoridades públicas, como lo señala el medio de comunicación digital Reporterre: según la neolengua dominante, el objetivo es “establecer la plataforma logística francesa como una referencia global, mediante la promoción de la actividad logística en todo el país”.

La mayoría de estos almacenes XXL son construidos por promotores en un sistema de “bajo riesgo”, en lugar de empresas que tengan la intención de operarlos directamente. En estos casos, su construcción responde a la necesidad de ofrecer soluciones de arrendamiento flexibles para posibles inquilinos. Regiones como Sarthe son elegidas principalmente por la mayor disponibilidad de terrenos en comparación con las periferias de las grandes ciudades, lo que facilita la especulación inmobiliaria. La naturaleza altamente localizada del derecho urbanístico permite persuadir a los funcionarios electos de estos “núcleos secundarios”, donde el suelo es “más abundante y menos costoso”, tal como lo señala un informe parlamentario de 2023 del diputado ecologista Charles Fournier, de Indre-et-Loire. 

Además, esta estrategia no siempre responde a una demanda real de espacio logístico: muchos almacenes son construidos por promotores que apuestan por el potencial futuro de una zona para transformarla en un centro comercial, aunque no todos logran atraer inquilinos. Como señala un artículo de Reporterre, algunos almacenes permanecen simplemente vacíos.

Para Franck Rolland, miembro de Huisne Sarthoise Environnement (Asociación Medioambiental Huisne Sarthoise), la demanda real de almacenes no es el único criterio que consideran los promotores: se instalan en zonas donde la tierra es barata, hay acceso vial —como la autopista A11— y donde existe una estructura social local que garantiza el menor nivel posible de protestas.

El colectivo Stop Amazon and Its World (Alto a Amazon y su mundo) inicia su lucha

Ante las crecientes críticas a este modelo ecocida, el riesgo de oposición pública se ha convertido en un factor clave para los promotores. La intención de Amazon de establecerse en Sarthe sigue un intento anterior de instalarse en Loire-Atlantique in 2021 que no fructificó.

Respaldado por una opinión pública favorable, desde hace tres años el colectivo Stop Amazon ha desempeñado un papel de coordinación en la oposición. “Somos algo así como un colectivo de recursos, ya que la expansión global de almacenes requiere una respuesta coordinada”, explica Camille, integrante del colectivo. Debido a que el colectivo está liberando batallas en varios frentes, a niveles global y local, su gama de acciones es igualmente diversa: protestas, “velorución” (revolución ciclista o recorridos masivos en bicicleta), recursos legales, así como talleres informativos y de consulta pública, apoyados con mapas. Con frecuencia, estas acciones cuentan con el respaldo o la colaboración de asociaciones ambientales locales, comercios locales, defensores del patrimonio, así como sindicatos agrícolas y partidos políticos.

¿Los objetivos? Aunque la meta general es frenar a Amazon and its World, la oposición se centra principalmente en refutar los argumentos locales a favor de su instalación, presentados tanto por los promotores del proyecto como por funcionarios electos, especialmente aquellos relacionados con la creación de empleos. En Louailles (Sarthe), por ejemplo, se espera que la construcción de dos megaalmacenes genere 365 empleos, lo cual se presenta como una supuesta “revitalización” del territorio.

Detrás de los discursos calculados y las promesas atractivas, es necesario señalar las incoherencias y recordar los impactos de mayor alcance. El colectivo señala que estos proyectos están inmersos en una lógica capitalista de intercambio acelerado, basada en la inmediatez de los deseos, cada vez más estimulados, y representada por la empresa de la sonrisa en forma de flecha. En su opinión, esta toma de conciencia es esencial para proponer un modelo alternativo que responda a la emergencia ecológica y social, en lugar de simplemente trasladar el almacén a otro municipio.

Desvitalización, precariedad y costo humano: el devastador impacto local de los almacenes

La estrategia territorial de un centro comercial y lo que esto implica para esos mismos territorios se pone en tela de juicio. Sin seguir un orden específico, la gente menciona el deterioro del paisaje, la contaminación acústica provocada por el notable aumento del tráfico y el sacrificio de tierras agrícolas. Además de estos impactos ya conocidos, hay otros dos aspectos que se destacan especialmente en los esfuerzos realizados en Sarthe, reflejando las preocupaciones de la población local.

En primer lugar, la competencia implacable del comercio electrónico contra los negocios de barrio es un tema recurrente. Aunque en muchas ciudades medianas, como Sablé-sur-Sarthe, la desocupación comercial es visible —a pesar de los esfuerzos de las autoridades locales por renovar los centros urbanos—, varias comunidades rurales, periurbanas e incluso urbanas están experimentando un declive progresivo. Sin embargo, el deterioro de los centros urbanos, del comercio local y de los oficios artesanales está directamente relacionado con la proliferación de megaalmacenes pertenecientes a plataformas globalizadas. Dado que el poder adquisitivo se estanca o incluso retrocede, el atractivo de las plataformas que ofrecen productos importados más baratos resulta, en efecto, una competencia abrumadora para los comerciantes locales.

Un segundo tema que preocupa a la población de Sarthe es el empleo, un asunto marcado por una comunicación engañosa. En los mercados, en reuniones públicas o a través de su sitio web, el colectivo presenta su labor de recopilación de estudios sobre el tema. Las conclusiones son claras: si bien se crean empleos, no solo se sobreestima su número (aproximadamente un puesto por cada 1,000 metros cuadrados, según el colectivo), sino que además las condiciones laborales son deplorables. Los estudios realizados sobre los almacenes logísticos evidencian una gran precariedad laboral, con muchos empleos temporales (por ejemplo, a través de agencias de empleo) y pagados con el salario mínimo legal. Finalmente, también se destaca la alta incidencia de accidentes laborales, señalando que “la tasa de incidentes en los almacenes logísticos es el doble del promedio nacional.”

Pero, sobre todo, la cantidad de empleos creados es mínima en comparación con la cantidad de empleos destruidos. En 2022, un informe de Amigos de la Tierra recordaba que “en 2019, por cada empleo creado en una empresa con 50 o más trabajadores, se perdieron casi dos en pequeñas empresas”. Estas cifras son el resultado de un fenómeno devastador que lleva años en curso. Entre 2009 y 2019, la expansión de las ventas en línea provocó una pérdida neta de aproximadamente 85,000 empleos. A pesar de este diagnóstico contundente, los funcionarios electos recurren sistemáticamente al argumento del “empleo” para justificar el sacrificio de paisajes, ecosistemas y condiciones laborales en el altar de la “atractividad”.

Mega-almacenes, mega-impacto ambiental

De manera más general, el impacto ecológico es lo que claramente está generando mayor preocupación. El hecho de que lo que “brotaba en primavera” se haya convertido ahora en ecosistemas artificiales de sobreconsumo resulta ecológica y legalmente reprobable. La proliferación de almacenes logísticos va, de hecho, en contra del objetivo ZAN (Cero Artificialización Neta) establecido por la Ley de Clima y Resiliencia, la cual impone la obligación de reducir a la mitad la tasa de artificialización del suelo para 2030, con el fin de alcanzar la artificialización neta cero para el año 2050.

Las advertencias van en aumento: la soberanía alimentaria está siendo “devorada” por la destrucción de tierras fértiles en las cercanías de los centros urbanos; se eliminan extensiones de zonas verdes y cuerpos de agua —los corredores naturales que la fauna utiliza para desplazarse—; la flora es devastada con la conversión de suelos naturales en superficies artificiales; y se obstruye la circulación del agua, lo que incrementa el riesgo de inundaciones... Estos son impactos directos de los almacenes, que se suman a los del consumo desmedido, basado menos en necesidades reales y más en deseos, alimentados por la publicidad y la lógica de la distinción social. La lucha contra este modelo de producción climaticida, robotizado y globalizado, no puede limitarse a acciones locales, ni siquiera mediante apelaciones a los funcionarios electos.

Una lucha de David contra Goliat

Si bien el colectivo de Sarthe actualmente enfrenta dificultades para influir en el rumbo de las decisiones políticas a nivel nacional, puede apoyarse en sus victorias en el oeste del país. En 2022, tras diez años de batallas legales lideradas por dos asociaciones locales, el abandono de una gran zona comercial en torno a una tienda IKEA en Béner, Le Mans, alimentó la esperanza y motivación local. Las reuniones también se inspiran en la convergencia de luchas en Montbert, al sur de Nantes, articuladas en torno a manifestaciones y ferias populares, que lograron que las autoridades municipales cancelaran el proyecto de Amazon de 185,000 metros cuadrados debido a “restricciones técnicas y legales”.

Inspirados por estas luchas victoriosas, los activistas de Sarthe mantienen la esperanza y continúan sin descanso en la defensa de los oficios artesanales, del mundo vivo y de la democracia. Como lo resume Camille, una activista del colectivo: “Estamos luchando contra la misma situación: grandes industriales respaldados por políticos. Para lograrlo, seguiremos utilizando los mismos medios de lucha legales, políticos y populares. La única diferencia es que la historia de luchas en Sarthe no impone tanto respeto como en Loira Atlántico, donde la ZAD (Zona a Defender) de Notre-Dame-des-Landes generaba temor. Pero esa historia también puede construirse aquí”.

Foto: MDGovpics via Flickr

Available in
FrenchEnglishSpanishGermanItalian (Standard)
Translator
Open Language Initiative
Date
19.08.2025
Source
Le vent se lève (LVSL)Original article🔗
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