Cuando el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se acercó al podio de la Asamblea General de la ONU el 26 de septiembre, decenas de delegadxs abandonaron la sala en señal de protesta, dejando vacíos bloques enteros de asientos. Este éxodo no fue solo una reprimenda. Reflejó un punto de inflexión, ya que muchos de esos mismos Estados se reunieron a pocas manzanas de distancia para celebrar la mayor reunión hasta la fecha del Grupo de La Haya.

A pesar de la reducida audiencia, las palabras de Netanyahu fueron desafiantes. Ridiculizó el reconocimiento de un Estado palestino como una «marca de vergüenza» y prometió «terminar el trabajo» en Gaza, la misma campaña que la Comisión de Investigación de la ONU había determinado, apenas una semana antes, que constituía un genocidio. En un acto característico del terror sádico infligido al pueblo de Gaza, los medios de comunicación del régimen israelí informaron que el discurso de Netanyahu se retransmitía en toda la franja sitiada, directamente a los teléfonos intervenidos de sus hambrientxs residentes.

Pero la oposición significativa al genocidio va en aumento. Mientras Netanyahu pronunciaba su odioso discurso, el Grupo de La Haya convocó a lxs ministrxs de Relaciones Exteriores y enviadxs de 35 Estados a una reunión de alto nivel para coordinar acciones legales, económicas y diplomáticas contra Israel. Los Estados presentaron propuestas concretas para consolidar la creciente ola de respuestas políticas nacionales en «una estrategia global coordinada», según en su calidad de co-presidentes. «Esta coordinación refuerza la respuesta global a los crímenes que Israel sigue cometiendo, estableciendo un modelo para que todos los Estados cumplan inmediatamente con sus obligaciones legales y creando mecanismos sólidos de rendición de cuentas a nivel nacional, regional e internacional».

Las medidas propuestas incluyeron: detener las exportaciones militares y de doble uso; rechazar los envíos de armas israelíes en los puertos; impedir que los buques con bandera nacional transporten armas a Israel; revisar y cancelar los contratos públicos con empresas israelíes; buscar justicia a través de la jurisdicción universal; suspender las adquisiciones militares; retirar a las instituciones públicas de las empresas cómplices; e instituir embargos energéticos.

En su declaración final, lxs ministrxs de Relaciones Exteriores Rosa Villavicencio (Colombia) y Ronald Lamola (Sudáfrica) fueron inequívocxs: «La elección que tienen ante sí todos los gobiernos es clara: complicidad o cumplimiento. La historia nos juzgará no por los discursos que pronunciamos, sino por las acciones que emprendimos».

La reunión ministerial del Grupo de La Haya fue seguida de un acto público en la Sociedad de Nueva York para la Cultura Ética, donde un auditorio repleto escuchó a Rula Jebreal, Noura Erakat, Nayda Tannous y al presidente colombiano Gustavo Petro.

Colombia ha impuesto un embargo energético al Estado de Israel, deteniendo las exportaciones de carbón», dijo Tannous, que representaba al Movimiento Juvenil Palestino, miembro de la IP. «Esto demuestra que es posible no solo pronunciar palabras en la cámara de la ONU, sino también tomar medidas para detener un genocidio».

El presidente Petro fue claro: «Es inútil reconocer a un Estado si caen bombas sobre él». Advirtió: «Si Gaza cae, la humanidad cae», haciéndose eco de su mensaje de solidaridad con la Flotilla Global Sumud, que ahora navega hacia Gaza con su salvavidas de ayuda humanitaria. Juntos, la Flotilla y el Grupo de La Haya ponen de relieve una convergencia cada vez mayor de presiones —por parte de los Estados y de los movimientos de base— para cortar el sustento material de la maquinaria de guerra israelí.

Mientras Netanyahu abandonaba la Asamblea bajo una nube de rechazo diplomático, el Grupo de La Haya surgió con algo más grande: las líneas generales de un nuevo esfuerzo global para rescatar el derecho internacional y las instituciones internacionales de aquellos que buscan desmantelarlos para siempre.

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Este fin de semana, el movimiento de habitantes de chabolas de Sudáfrica y miembro de la Internacional Progresista Abahlali baseMjondolo (AbM) comenzó una semana de celebración de sus 20 años de lucha. AbM está organizando una serie de eventos en torno al aniversario, incluida una manifestación masiva en Durban el sábado 4 de octubre. Escucha al coro de AbM cantar La Internacional en una cena para miembros y amigxs del movimiento. La Internacional Progresista está colaborando con AbM para estudiar las teorías y estrategias que sustentan su movimiento. Mantente atento a los próximos Boletines de la Internacional Progresista para conocer las novedades sobre esta investigación.

La flotilla entra en su etapa final

La Flotilla Global Sumud zarpó de Chipre en la última etapa de su viaje hacia Gaza. Con más de 40 barcos y más de 500 participantes, la Flotilla representa el mayor esfuerzo humanitario popular de la historia en favor de Gaza. El viaje no ha estado exento de contratiempos. En las últimas semanas, los ataques con drones dañaron los barcos atracados en Túnez y tres barcos sufrieron posteriormente «fallos catastróficos en los motores», lo que se sospecha que fue un sabotaje. A medida que la Flotilla se acerca a Gaza, se enfrenta a una inminente interceptación por parte de las fuerzas de ocupación israelíes. Te mantendremos informado sobre el viaje a medida que recibamos novedades.

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Arte de la Semana

Ashraf Sahweil es un pintor del campo de refugiadxs de Shati, en Gaza. Trabaja como director del Centro de Cultura y Artes de Gaza y como periodista especializado en arte y cultura. Sahweil vive y trabaja en Gaza.