Recientemente, la Asamblea de los Pueblos del Caribe convocó un Día Internacional de Acción en Defensa del Caribe para el 16 de octubre, con manifestaciones y eventos en más de una docena de países para reafirmar la región como Zona de Paz. La iniciativa surgió en medio de una fuerte escalada de la actividad militar estadounidense en la cuenca del Caribe, incluyendo nuevos despliegues de buques de guerra y aviones, ataques extrajudiciales a embarcaciones y acuerdos bilaterales que amenazan la soberanía y la integración regionales.
En este contexto, Venezuelanalysis entrevistó al líder sindical y político David Abdulah de la Asamblea de los Pueblos del Caribe, quien también es coordinador del Movimiento por la Justicia Social de Trinidad y Tobago [MSJ]. En la entrevista, Abdulah analiza el alineamiento de Trinidad y Tobago con Washington, los intentos de Estados Unidos de fragmentar la CARICOM [Comunidad del Caribe] y la necesidad urgente de una movilización popular para defender la soberanía regional. También recuerda la poderosa visión de Eric Williams sobre la independencia del Caribe y reflexiona sobre el papel de los organismos regionales ALBA-TCP y CELAC en la reactivación del compromiso de larga data del Caribe con la paz.
A medida que Washington intensifica su presencia militar cerca de Venezuela, algunos países de América Latina y el Caribe han expresado preocupación o incluso un total rechazo. Mientras tanto, el gobierno de Trinidad y Tobago ha respaldado el despliegue, y la primera ministra Kamla Persad-Bissessar ha apoyado explícitamente las operaciones estadounidenses. ¿Cómo interpreta usted la postura de Trinidad y Tobago en el contexto del cerco militar estadounidense a Venezuela? Antes de convertirse en primera ministra de Trinidad y Tobago, cuando era líder de la oposición, la Sra. Kamla Persad-Bissessar declaró abiertamente su apoyo a Juan Guaidó como el, autodenomidado, presidente de Venezuela. Incluso llegó a pedir a Estados Unidos que sancionara a Trinidad y Tobago después de que la vicepresidenta Delcy Rodríguez realizara una breve visita al país para reunirse con el entonces primer ministro Keith Rowley durante el periodo de la COVID-19.
En resumen, Persad-Bissessar se ha alineado durante mucho tiempo con la posición de Washington sobre Venezuela. Por ello, su posición actual no resulta sorprendente, aunque sí profundamente decepcionante, ya que supone un retroceso respecto a la larga tradición de Trinidad y Tobago de mantener una política exterior independiente basada en los principios de no injerencia en los asuntos internos de los Estados soberanos y el respeto mutuo a la soberanía.
Algunos Estados miembros de CARICOM han defendido la soberanía e invocado el Caribe como una “Zona de Paz”, mientras que otros han emitido declaraciones tibias o han evitado tomar una postura, contribuyendo así a la militarización estadounidense. ¿Podría explicar los orígenes y el significado de la doctrina de la Zona de Paz, así como su visión sobre el equilibrio actual de fuerzas dentro de CARICOM, en un contexto en el que Estados Unidos busca consolidar su control sobre la región? ¿Está en riesgo la integración caribeña y la capacidad de CARICOM para establecer una política exterior autónoma?
Hace muchos años, los líderes de los países recién independizados de la CARICOM afirmaron que el Caribe debería ser una Zona de Paz. Errol Barrow era el primer ministro de Barbados cuando CARICOM fue establecida en 1973 por cuatro países: Jamaica, Guyana, Trinidad y Tobago y Barbados.
Esto es parte de lo que Barrow dijo algunos años después, en 1986, cuando se dirigió a los jefes de gobierno de la CARICOM:
"Mi posición también sigue siendo clara: que el Caribe debe ser reconocido y respetado como una zona de paz. En este sentido, me gustaría hacer más referencias al discurso «De la esclavitud a Chaguaramas» de Eric Williams [ex primer ministro de Trinidad y Tobago]… pronunciado en 1960 sobre el tema de la base de Estados Unidos [en Chaguaramas, Trinidad, anteriormente una base naval británica]:
'Cuando Europa se retiró, Estados Unidos entró en escena. Tras obtener su independencia —que se había basado en amplias conexiones comerciales con las Indias Occidentales, la mayoría de ellas ilegales y muchas relacionadas con el contrabando—, los nuevos Estados Unidos empezaron desde el principio a considerar las Indias Occidentales y el mar Caribe como su esfera de influencia. Poco después de su independencia, publicaron la Doctrina Monroe, declarando que no deseaban ver ninguna expansión del colonialismo europeo en las Indias Occidentales... La ambición expresada claramente en aquellos días era dominar todo el hemisferio... Pero si todo el movimiento de las Indias Occidentales tiende hacia el control de sus propios asuntos, yo también quisiera saber cuál es la cláusula en el testamento de Adams que niega al pueblo de las Indias Occidentales una parte de este mundo, especialmente una parte del mundo que les corresponde por derecho'.
He dicho, y lo repito: mientras yo sea primer ministro de Barbados, nuestro territorio no será utilizado para intimidar a ninguno de nuestros vecinos, ya sea Cuba o Estados Unidos. Y no creo que el tamaño sea necesariamente el único criterio para determinar estos asuntos. Pero es importante dejar claro a la gente cuál es su posición, si le van a apoyar en lo que es un compromiso moral con la paz en nuestra región".
Cabe destacar que los cuatro países que eran independientes en el momento de la formación de la CARICOM reconocieron a Cuba y establecieron relaciones diplomáticas y de otro tipo con ella. Esto ocurrió en 1973, cuando en este hemisferio solo México se atrevía a reconocer a Cuba.
Trump siempre ha buscado dividir a CARICOM. Lo llevó a cabo durante su primer mandato, lo que provocó que algunos países de CARICOM pasaran a formar parte del odioso Grupo de Lima [una coalición de gobiernos latinoamericanos de derecha promovida por Estados Unidos y creada para impulsar un cambio de régimen en Venezuela].
Ahora está haciendo lo mismo en relación con Venezuela, con la ayuda de algunos gobiernos de CARICOM. Esto está generando una división dentro de CARICOM, quizás tan profunda como la que surgió cuando algunos líderes de CARICOM apoyaron a Reagan en la invasión de Granada en octubre de 1983 y otros se opusieron. CARICOM tardó casi una década en recuperarse de esa división.
La alianza ALBA-TCP, que incluye a varias naciones caribeñas, ha sido una de las voces más firmes en condenar el despliegue militar estadounidense como una amenaza para la paz, la soberanía y la estabilidad regional. En su opinión, ¿qué papel pueden desempeñar el ALBA y otros instrumentos de integración latinoamericana y caribeña en la articulación de una contranarrativa frente a la intervención estadounidense y en la defensa de la soberanía de nuestra región?
La ALBA-TCP es un organismo importante que puede hablar con una voz colectiva en defensa de la soberanía de la región. También lo es la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Asociación de Estados del Caribe, que incluye a todos los países bañados por el Mar Caribe. Los países progresistas deben asegurarse de que estos y otros organismos multilaterales, especialmente la Organización de los Estados Americanos [OEA], no sean utilizados para revertir sus decisiones. En otras palabras, tales instituciones no deben ser utilizadas como armas al servicio de la agenda imperial y colonial de Estados Unidos.
También debemos reconocer que existen muchos gobiernos de derecha o pro-Washington en América Latina y el Caribe. Debemos encontrar formas de evitar que utilicen los foros multilaterales para promover los intereses de Estados Unidos. Todos los mecanismos y foros que puedan abordar esta cuestión deben participar, ya que este es un momento crucial en la historia de nuestra región y, de hecho, del mundo. El silencio no es una opción.
Los informes señalan la presencia de buques de guerra, submarinos, grupos de tareas navales, aeronaves y sistemas de defensa antimisiles estadounidenses en aguas del Caribe, junto con crecientes ejercicios militares bilaterales. Estados Unidos ha firmado un Acuerdo sobre el Estatuto de las Fuerzas [SOFA] con Trinidad y Tobago, e incluso se ha informado de operaciones especiales y helicópteros Black Hawk frente a la costa del país. ¿Qué se sabe realmente sobre los despliegues estadounidenses y cómo interpreta usted la creciente presencia militar de Washington en Trinidad y Tobago y sus alrededores?c
Durante mucho tiempo ha habido cooperación entre los gobiernos de CARICOM y los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia en materia de seguridad. La mayoría de estos acuerdos se refieren a esfuerzos mutuos para combatir actividades ilegales como el tráfico de drogas, personas y armas. Esta cooperación no es intrínsecamente negativa, ya que el crimen es transnacional y requiere intercambio de información, inteligencia y colaboración en la interdicción.
El SOFA, junto a otros acuerdos, han existido durante muchos años, al igual que los ejercicios militares conjuntos. Sin embargo, el último gobierno de Trinidad y Tobago firmó un SOFA que no tenía fecha de vencimiento. Esto es muy malo. Estos acuerdos no dan permiso explícito a Estados Unidos para desplegar sus fuerzas armadas en nuestros países. Estados Unidos requiere la aprobación explícita de nuestro gobierno para desplegarse en nuestro territorio. Por eso era tan peligroso que la Primera Ministra de Trinidad y Tobago declarara abiertamente que le daría permiso a Estados Unidos para usar el territorio de nuestro país si Venezuela atacaba a Guyana. Por supuesto, Venezuela no va a atacar a Guyana, así que esta declaración sugirió la posibilidad de una operación de bandera falsa.
EE. UU. está ejerciendo mucha presión sobre otros países de la CARICOM para que permitan la colocación de activos militares en su territorio, como se ha informado en Granada. El jefe de SOUTHCOM visitó Granada y Antigua esta semana, y estoy seguro de que esto forma parte de la estrategia de EE. UU. respecto a su objetivo militar en Venezuela. No hay despliegue militar estadounidense en Trinidad y Tobago en este momento, pero todos sabemos que EE. UU. ha desplegado activos militares masivos en el sur del Caribe. No están diseñados para combatir el tráfico ilegal, sino que son activos ofensivos destinados a atacar a otro país, y el objetivo es el cambio de régimen en Venezuela.
La explosión de varias pequeñas embarcaciones y el asesinato de todes les que iban a bordo constituye un crimen. Además, Estados Unidos no ha presentado pruebas de que esas personas participaran en alguna actividad ilegal. En cualquier caso, se trató de ejecuciones extrajudiciales, lo cual es en sí misma un delito.
Con la expansión de la presencia militar de Estados Unidos en el Caribe, ¿qué medidas concretas deberían tomar Trinidad y Tobago, y CARICOM en su conjunto, para defender la soberanía, fortalecer la integración regional y reafirmar el Caribe como Zona de Paz? ¿Qué iniciativas diplomáticas, legales o populares podrían contribuir a garantizar que cualquier actividad militar en la región rinda cuentas ante los pueblos del Caribe?
Creo que la verdadera acción en defensa del Caribe como Zona de Paz tiene que venir primero de las bases. Es por eso que la Asamblea de los Pueblos del Caribe emitió una declaración, que ya ha sido firmada por más de 500 personas, muchas representando a organizaciones progresistas, movimientos sociales y partidos políticos, así como a reconocidas figuras públicas.
Acabamos de organizar un “Día de Acción en Defensa del Caribe” a nivel regional el jueves 16 de octubre. Se realizaron actividades en 15 países, que incluyeron desde ruedas de prensa y declaraciones hasta piquetes frente a embajadas de Estados Unidos y manifestaciones públicas. Lo importante es que hemos iniciado un proceso mediante el cual nuestras voces colectivas se están haciendo oír sobre este asunto. Esto debería fortalecer a aquellos jefes de gobierno de CARICOM que se mantienen firmes en la postura de principios de que el Caribe debe seguir siendo una Zona de Paz, enviar un mensaje de aliento a quienes están bajo presión de Estados Unidos para que se mantengan firmes, y recordar a quienes apoyan a Washington que están en el lado equivocado de la historia.