Aunque el virus en sí no discrimina, nuestro sistema económico global sí lo hace y el impacto de la pandemia ha recaído de manera desigual según género, raza y clase social en todo el mundo. Si queremos crear un mundo más justo y sostenible después de la pandemia, debemos adoptar con urgencia ideas audaces para transformar la forma en que opera la economía global y a beneficio de quien.
Las siguientes son algunas de las prioridades clave para una respuesta internacionalista al Covid-19:
(1) Prevenir una ola de juicios corporativos contra los Estados por las medidas de emergencia de Covid-19 que han salvado vidas, bajo mecanismos de arbitraje de diferencias inversor-Estado. Lxs investigadorxs han identificado docenas de bufetes de abogados corporativos que ya están ofreciendo servicios para montar tales casos legales, los cuales buscarían indemnización por parte de los Estados por las medidas han impactado de manera negativa las ganancias de las compañías, incluyendo las pérdidas de ganancias a futuro. Las medidas que podrían enfrentar desafíos legales incluyen la adquisición de hospitales por parte del Estado; medidas introducidas para que los medicamentos, exámenes y vacunas sean asequibles; y alivio en los pagos de alquiler, deudas y servicios públicos. Combatir estos casos podría costar miles de millones a los gobiernos y socavar los esfuerzos para contener el Covid-19, especialmente en el Sur Global. Es esencial que la presión internacional sea aplicada a los gobiernos para que tomen medidas concretas para restringir y suspender el uso del arbitraje de diferencias inversor-Estado durante la pandemia y poner fin a estos casos para siempre.
(2) Preparar el terreno para lanzar un Nuevo Acuerdo Verde Global coordinado para estimular la recuperación económica, llevar la actividad económica dentro de los límites ambientales sostenibles y descolonizar la arquitectura económica global. Una vez que la pandemia ceda, la atención se centrará inevitablemente en cómo puede reiniciarse la economía global. Pero no podemos darnos el lujo de regresar a la normalidad: nuestro sistema económico ha empujado a nuestro entorno más allá de zonas operativas seguras, amenazando los cimientos de los que depende la civilización. Al mismo tiempo, la arquitectura financiera y del comercio global está manipulada para favorecer a los países y corporaciones más ricas, asegurándose de que la riqueza fluya del Sur Global al Norte Global. Restaurar el status quo no será un acto neutral, será una decisión activa para profundizar las injusticias sociales, económicas y ambientales predominantes. La pandemia ha mostrado que los gobiernos pueden reestructurar radicalmente cómo operan nuestras economías en un espacio de tiempo relativamente corto. El mismo sentido de urgencia debe dirigirse ahora hacia la coordinación de un Nuevo Acuerdo Verde Global para estimular la recuperación económica, llevar la actividad económica dentro de los límites ambientales sostenibles y descolonizar la arquitectura económica global.