Una nueva encuesta revela que el 60 por ciento de votantes estadounidenses quiere que el presidente Joe Biden respalde la moción presentada por más de 100 países de bajos y medios ingresos para suspender temporalmente la protección de patentes de las vacunas contra el Covid-19 en la Organización Mundial del Comercio. Sólo el 28 por ciento está en desacuerdo.
La encuesta, realizada por Data for Progress y la Internacional Progresista, muestra que una supermayoría del 72 por ciento de demócratas registradxs quiere que Biden suspenda temporalmente las barreras de las patentes para acelerar la distribución de las vacunas y reducir los costos para los países en desarrollo. Incluso republicanxs registradxs apoyan la medida con un margen del 50 por ciento a favor y un 36 por ciento en contra.
El nuevo sondeo muestra que "existe un mandato popular del pueblo estadounidense para poner la vida humana y la recuperación económica sobre los beneficios empresariales y de un sistema de propiedad intelectual roto", dijo David Adler, coordinador general de la Internacional Progresista. Burcu Kilic, directora de investigación del programa de acceso a los medicamentos de Public Citizen y miembro del Consejo de la Internacional Progresista, pidió a Biden que "escuche a lxs estadounidenses que lo pusieron en el poder" y "haga lo correcto".
Debido a las normas de propiedad intelectual de la OMC, los países tienen prohibido producir las principales vacunas aprobadas actualmente, incluidas Moderna, Pfizer y Johnson & Johnson, de producción estadounidense. En octubre de 2020, Sudáfrica y la India presentaron a la OMC una propuesta de suspensión temporal de estas normas mientras dure la pandemia, de modo que las vacunas puedan fabricarse en distintos países, aumentando su disponibilidad, reduciendo su costo y garantizando que lleguen a todxs lxs habitantes del planeta lo antes posible.
En ausencia de la suspensión, es poco probable que los actuales ritmos de fabricación y distribución frenen el impulso de la pandemia, sobre todo porque siguen apareciendo nuevas variantes, más infecciosas y que parecen eludir la inmunidad adquirida por la infección previa o por las vacunas actuales. Estados Unidos, bajo la presidencia de Trump, se unió a otras naciones más ricas para bloquearlas.
La sorprendente encuesta revela un nivel de apoyo público a las suspensiones de la propiedad intelectual que probablemente se sumará a la creciente presión del Congreso sobre Biden para que se una a quienes abogan por salvar vidas mediante una campaña de vacunación mundial. La congresista Jan Schakowsky está trabajando en una carta al presidente a la que, según Schakowsky, se han sumado más de 60 legisladorxs con su firma, incluida la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
El senador Bernie Sanders, presidente de la Comisión de Presupuesto del Senado, respondió a la encuesta diciendo que Estados Unidos debería "liderar el esfuerzo mundial para acabar con la pandemia de coronavirus". Según Sanders, "una suspensión temporal de la OMC, que permitiría la transferencia de tecnologías de vacunas a los países más pobres, es una buena manera de hacerlo".
En respuesta a la nueva encuesta, la representante Ilhan Omar pidió a Biden que "apoye una suspensión para impulsar la producción de vacunas, tratamientos y pruebas en todo el mundo", argumentando que "no es sólo una cuestión de moral básica, sino de salud pública".
Adler argumenta que "lxs estadounidenses saben que las normas manipuladas para favorecer las ganancias de las grandes farmacéuticas no son en su beneficio. Cuanto más tiempo tenga para propagarse el virus, más podrá mutar y hacerse resistente a las vacunas. El Covid-19 en cualquier lugar es una amenaza para la salud pública y el bienestar económico en todas partes. Si no se levantan las restricciones a la propiedad intelectual, la pandemia se prolongará más tiempo, matando a más personas y dañando más medios de subsistencia".
La amenaza que supone el apartheid de las vacunas para el Sur Global es una "sentencia de muerte para millones de personas en todo el mundo y se debe a que las gigantescas corporaciones farmacéuticas prefieren maximizar sus ganancias antes que proporcionar vacunas a las personas que las necesitan", según Omar.
Sanders está de acuerdo y afirma que "lo fundamental es que cuanto más rápido ayudemos a vacunar a la población mundial, más segurxs estaremos todxs. Esa debería ser nuestra prioridad número uno, no maximizar los beneficios de las empresas farmacéuticas y sus accionistas".