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Muerte y resistencia: una crónica desde la prisión HMP Low Newton

Una activista encarcelada traza un categórico paralelismo entre la violencia gradual, la falta de autonomía en las prisiones del Reino Unido y las tácticas de Israel en Gaza.
El sistema penitenciario del Reino Unido y el Estado israelí emplean lógicas paralelas de control biopolítico, donde ambos gestionan la "sobrepoblación" no solo mediante la muerte inmediata, sino también, de manera más malévola, a través de una "violencia lenta" provocada por una negligencia médica, las condiciones que deterioran la salud y la negación estratégica de un final digno.

Una amiga en Bronzefield, mientras caminábamos por el patio, me dijo una vez que su mayor miedo era que lxs guardias le quitaran los medios para suicidarse. Que le arrebataran este último acto de autonomía era la privación más tortuosa que podía imaginar. He pensado en esto a menudo, sobre todo tras el genocidio en Gaza y un suicidio reciente en la PM Low Newton el 13 de febrero de 2025. Al escribir esto, llevo 308 días en la cárcel, detenida en prisión preventiva junto con otras 17 personas, todas conocidas como lxs 18 acusadxs de Filton.1 Hemos sido inculpadxs por participar en una protesta para interrumpir la actividad en una fábrica de Elbit Systems en Filton (Bristol) que produce armas, incluidos drones que al día de hoy se utilizan para cometer el genocidio en Gaza.  Nos arrestaron y detuvieron en virtud de la Ley de Terrorismo, aunque se nos imputan cargos que nada tienen que ver con el terrorismo. Por el momento, estoy en la PM Low Newton, pero también he estado en PM Bronzefield y PM Polmont. Al observar desde mi celda la avalancha de reportajes liberales de los principales medios sobre el genocidio, he dedicado mucho tiempo a reflexionar sobre la subyugación y la resistencia del pueblo palestino, así como sobre los paralelismos con el control de las personas encarceladas en el Reino Unido.

El personal hizo todo lo posible por reprimir la difusión de la noticia del suicidio en Low Newton pero, inevitablemente, en veinte minutos fue de dominio público; todxs saben lo que es un “código azul” y, cuando va seguido de un confinamiento total de la prisión, solo puede significar una cosa. Por lo tanto, se consideró un gesto calculado de forma sospechosa cuando a las prisioneras les anunciaron la muerte de forma oficial la mañana siguiente. Una mujer que nunca habíamos visto antes, con una blusa de satén color oro rosado y tacones relucientes, nos informó del “triste fallecimiento” y nos invitó a hablar con el personal si lo considerábamos oportuno. Dejando atrás estos preliminares superficiales, pasó al objetivo principal de su intervención: el control de la información.  Se nos advirtió que no difundiéramos rumores y se nos urgió a no especular sobre la causa de la muerte. El suicidio fue calificado de un “shock” y una “tragedia”, como si se tratara de un accidente anómalo y extraño – algo totalmente sin precedentes que jamás volvería a suceder– como si, pensé para mí, no estuviéramos atrapadas en una fábrica de muerte presidida por eugenesistas de peinados impecables y cejas fruncidas que parecen mostrar comprensión. 

Sin embargo, si una reclusa se tomara aquí en serio a la mujer de la blusa de satén y se sincerara con un guardia, inmediatamente le aplicarían un ACCT (protocolo de supervisión para prevenir autolesiones, por sus siglas en inglés). No sé qué significa esta sigla, a pesar de que me lo hicieron al llegar la primera vez que ingresé y me opuse de forma vehemente; lo que sí todas saben, es que son malas noticias. Te trasladan a una celda vacía (conocida coloquialmente como “celda suicida”), a veces te obligan a desnudarte, a ponerte “ropa antisuicidio”, y te someten a un régimen estricto de revisiones cada quince o treinta minutos, durante toda la noche. Comprobaciones que llevan a cabo por la mirilla de la puerta o la pared al iluminar con una linterna cegadora tu celda que tiene la luz apagada, al mismo tiempo gritan fuerte tu nombre para que te muevas e indiques que permaneces con vida. Una de mis amigas, a la que encarcelaron cuando era niña y ahora tiene 20 años, soportó este trato durante todo un año. No hace falta decir que el objetivo no es aliviar los sentimientos suicidas, sino simplemente evitar que se lleven a cabo mientras el estado los vigila.

Apenas transcurre una semana sin que un nuevo informe de la inspección denuncie la ‘”crisis de salud mental” en las cárceles del Reino Unido2, además de las condiciones deplorables que obligan a muchas a considerar la muerte como su única salida. Según el defensor del pueblo para prisiones y libertad condicional, una persona privada de libertad se quitó la vida cada tres días y medio en 2023, mientras que un artículo en Inside Time señaló que, en 2024, se perdieron más vidas en prisiones escocesas que todas las que fallecieron por homicidio en total en Escocia.  No obstante, nuestro apetito por las estadísticas sensacionalistas oculta el hecho de que se pasan por alto innumerables casos próximos a la muerte: los intentos de suicidio, las discapacidades derivadas de la negligencia médica endémica 3 y los efectos devastadores de regímenes inhumanos que mantienen a un número cada vez mayor de personas presas encerradas en diminutas celdas durante más de 22 horas al día.4 La historia de mi amiga Sandra5 es sorprendente que sea tan habitual. Sumida en dolor durante semanas, ella suplicó ver a un miembro del personal sanitario de la prisión; después de semanas de espera, finalmente la atendieron e ignoraron sus preocupaciones. Perdió más de dos tercios de su peso y apenas podía arrastrarse por el pasillo, se tenía que apoyar en el andador viejo de otra interna. No fue hasta que un guardia regresó de sus días libres y se sorprendió al verla debilitada y más frágil; entonces ahí, sí que llamaron a una ambulancia. Cuando llegó al hospital, tenía un fallo multiorgánico y ya era demasiado tarde para salvarle gran parte del intestino, el cual extirparon y reemplazaron por una bolsa de ostomía. Pesaba apenas treinta y cinco kilos, lxs médicxs no estaban seguros de que Sandra sobreviviera a la operación, así que una enfermera afectuosa consideró que había que avisar a su familia, a quienes la prisión no había informado no fuera a ser que intentara escaparse. Lxs hijxs de Sandra se quedaron alrededor de la cama y lloraron, su hermano arremetió contra el guardia por la crueldad de tenerla esposada con una cadena en la muñeca que parecía pesar tanto como ella. El agente, indiferente, retrasó la operación, reacio a seguir las instrucciones del médico de desatar a Sandra para entrar en el quirófano sin el consentimiento de la prisión. Tras conciliarse con la muerte a los 41 años, Sandra sobrevivió. Si ella hubiera recibido atención médica unos meses antes, no habría precisado una cirugía tan drástica que le cambiara la vida. A mi vecina, Katie,6 cuando ingresó en prisión hacía diez años que le administraban un tratamiento de codeína, prescrito por su médico para controlar el dolor de un nervio de la columna causado por una epidural mal aplicada. La enfermera de la prisión le dijo que no podía tomar codeína y que tendría que conformarse con paracetamol. Para sobrellevar la abstinencia, le recetaron metadona, un medicamento que reemplaza a la heroína. En dos meses, Katie saldrá de Low Newton con adicción a la metadona sin haber consumido heroína en su vida.7

Mientras que estos ejemplos son extremos en consecuencia, son mundanos en causa. El personal médico de la prisión, cuando logramos verlos, suele mostrarse escéptico ante nuestras dolencias, ya que les han entrenado para ver a todas las personas presas como aprovechadas, vagas, tramposas y adictas a las drogas.8 Las enfermedades o autolesiones que requieren un traslado al hospital se tratan por defecto como un intento de fuga; de ahí la renuencia del guardia de liberar a Sandra, incluso cuando la llevaban en camilla al quirófano. (Otra reclusa recuerda una vez que fue al hospital y el guardia encadenado a ella, dudaba incluso de la insistencia del médico en que no podía permanecer sujeto a ella cuando entrara en la máquina de resonancia magnética. Tuvieron que llamar de nuevo para obtener la autorización antes de que ella entrara a hacerse el escáner). Esta negligencia y desconfianza médica se dan en un entorno que, es inherente y resulta perjudicial para la salud. 

Además del estrés psicológico de estar privadas de nuestra vida, rodeadas de hostilidad constante y vigilante, la alimentación es precaria, con comidas basadas en carbohidratos baratos y altamente procesados, y salvo que nuestros trabajos impliquen actividad física, las oportunidades para hacer ejercicio son pocas. No sería extraño que, tal y como indica el Inside Time, unx de cada cinco presxs tenga diabetes tipo 2.9 Dormir bien es difícil de conseguir para quienes no logramos acomodarnos en la delgada colchoneta azul de plástico sobre una balda maciza que hace las veces de cama, o a quienes la linterna de la patrulla nocturna sobresalta al pasar por la oscuridad de nuestras celdas. Cuando estos son los únicos impedimentos para dormir, es una noche tranquila; peores son aquellas en las que la calma se rompe con los gritos y aullidos de las internas angustiadas, o con los terribles martilleos de alguien que se golpea la cabeza contra la pared o la puerta. Al principio, esos sonidos me provocaban un nudo en la garganta; ahora me coloco protectores auditivos sobre los tapones de los oídos y procuro dormir boca arriba. 

Estas realidades no se resumen en cifras llamativas de titulares, aunque constituyan una campaña de muerte lenta, al restar años a nuestra esperanza de vida además de los que el estado nos roba en el exterior. Del mismo modo, el análisis popular de la devastación causada por el genocidio de Israel contra lxs palestinxs da prioridad al número de muertes por encima de todas las demás medidas, al transmitir de manera malintencionada la falsa impresión de que lxs heridxs, lxs enfermxs, lxs hambrientxs, lxs traumatizadxs y lxs desamparadxs van a estar bien. La política de las Fuerzas de Ocupación Israelíes [IOF, por sus siglas en inglés], de “disparar para mutilar”’10 en lugar de matar, ampliamente documentada, a menudo el público occidental se lo toma de forma errónea como prueba del compromiso del ejército con la preservación de la vida. Sin embargo, en un contexto de privación estratégica de recursos y de aniquilación infraestructural dirigida, donde el suministro o la retención de atención médica, combustible, electricidad, alimentos y agua están todos controlados por el opresor israelí, la práctica sostenida y deliberada de mutilar equivale a una condena, a una muerte lenta y agonizante. Sobre todo, estas muertes diferidas no se atribuyen a las IOF, lo que minimiza de forma artificial la cifra de muertes, que ya es incómoda para los gobiernos occidentales que financian el genocidio cuando invocan el pretexto de la “autodefensa” de Israel. Es una táctica ideada no solo para apaciguar liberales occidentales, sino para negar a lxs palestinxs la dignidad y el honor del martirio cuando la muerte se convierte en su única opción. En 2016, informes del Centro de Recursos para los Derechos de Residencia y Refugiadxs Palestinxs de BADIL documentaron las campañas de disparos a las rodillas en los campos de refugiadxs de toda Cisjordania, al relatar las declaraciones de un comandante israelí que asumía, y se deleitaba, en la importancia de esta negación. El capitán Nidal declaró: “Haré que todxs lxs jóvenes de este campamento sean discapacitadxs”, mientras que la periodista israelí Amira Hass informó para Haaretz que Nidal “les dice a lxs jóvenes que no habrá mártires en el campamento, sino que “todxs ustedes acabarán con muletas”.11 Jasbir K. Puar, autora de The Right to Maim (El derecho a mutilar), describe esto como “apuntar a matar, pero no llegar a hacerlo” 12 y señala: “es como si retener la muerte… se convirtiera en un acto de deshumanización: lxs palestinxs ni siquiera son lo suficientemente humanxs como para merecer la muerte”.13 

Resulta irónico que los estados occidentales que proporcionan la mayor parte de la financiación para la UNRWA (Agencia de las Naciones Unidas para lxs Refugiados de Palestina en Oriente Próximo, por sus siglas en inglés) sean también aquellos que suministran a Israel miles de millones para municiones, que luego utilizan para arrasar las escuelas y hospitales que construye la UNRWA. Otra evidencia de la hipocresía inexplicable del gobierno del Reino Unido sobre las cárceles. El informe anual de la inspecciones de prisiones de su majestad de 2023 a 2024 declaró que corren “tiempos poco esperanzadores”, al señalar que el suicidio y las autolesiones habían aumentado “significativamente” en las prisiones masculinas, y que en algunas instituciones se habían duplicado. Mientras tanto, la tasa de autolesiones entre las personas encarceladas en prisiones de mujeres es nueve veces mayor que en la de ellos. Y, sin embargo, a finales de 2024, la Lord Gran Canciller y la secretaria de Estado de Justicia Shabana Mahmood anunció un plan gubernamental dotado de diez mil millones de libras para construir cuatro nuevas prisiones en los próximos siete años, además de crear 6400 plazas más para alojar a la población penitenciaria del Reino Unido, que no deja de aumentar. Quizá la contradicción aquí no sea obvia; después de todo, ¿reducirían más cárceles los problemas ocasionados por el hacinamiento y deberían usar ese dinero para rehabilitar y ayudar a lxs presxs? Aconsejaría quienes que se dejan llevar por el optimismo que tengan en cuenta que la notoria ausencia de cualquier mención de cambios culturales en el anuncio de Mahmood. Se pone únicamente el foco en la expansión física, sin que a nadie le preocupe la pregunta flagrante: ¿por qué el número de presos sigue aumentando? Por descontado, plantear algo semejante sería reconocer que lxs “criminales” son una población socialmente fabricada, y en ese punto es extremadamente difícil no llegar a la conclusión de que, de hecho, todos los prejuicios de los que nos aplaudimos por superarnos como sociedad siguen vivos y prosperan, al haberlos asimilado en la categoría de criminalidad. 

La cruda realidad es que más cárceles solo significan más presxs muertxs y discapacitadxs. ¿Y cómo podría revertirse? Cualquier intento de abordar de manera significativa las causas fundamentales de la desesperación de unx presx llevaría necesariamente a la abolición de las prisiones, y entonces todxs estxs guardias se quedarían sin trabajo. En este país no tenemos pena de muerte, pero sí contamos con un sistema penitenciario cada vez más extenso y opresivo, junto con un aparato estatal de vigilancia, control y disciplina que se expande rápidamente; por lo tanto, la muerte y la discapacidad pueden no ser la intención explícita, pero son indudablemente el resultado. 

Tanto en la información estatal controlada israelí como la británica, la retórica engañosa sobre la intencionalidad recibe un peso considerable a la hora de evaluar los resultados. Cada artículo e informe que expone la magnitud de los fallos de las prisiones está lleno de lamentaciones obligatorias y de gestos de desaprobación, condolencias vacías para las familias de las víctimas y garantías de que todxs lxs involucradxs están haciendo todo lo posible para asegurar que ocurra exactamente lo contrario de lo que, en realidad está sucediendo. Apenas importa que la mayoría de lxs presxs sean reincidentes14 (ya que el encarcelamiento no reduce la reincidencia15), porque la intención es reducirla. Y sí, el exinspector jefe de prisiones Peter Clarke declaró que la tasa de suicidios y autolesiones en las prisiones del Reino Unido era “un escándalo”,16 pero lo relevante es que todo el personal penitenciario está comprometido en respetar y cuidar a lxs presxs, guiándonos para alcanzar nuestro potencial y dejar atrás las nefastas actividades criminales. Por la misma razón, conviene cesar la insistencia en que, tras un año de genocidio, casi el 70 por ciento de las víctimas de Israel eran mujeres y niñxs, ya que, si se prestara atención a ambos lados, se sabría que Israel “no tiene deseo de dañar a la población”, como dijo Netanyahu en una conferencia de prensa en diciembre de 2023. Un método heurístico útil para superar este abismo entre el discurso y la realidad es el principio de Stafford Beer: “el propósito del sistema es lo que hace”. Es inútil insistir en una supuesta intención que está constantemente en desacuerdo con el resultado. Si Israel realmente pretendiera no matar a civiles, las IOF podrían abstenerse de bombardear escuelas, hospitales y campamentos de refugiadxs muy poblados. Del mismo modo, si el gobierno del Reino Unido realmente deseara reducir el hacinamiento en las prisiones, podría dejar de reincorporar a personas por infracciones tan absurdas y menores como llegar diez minutos tarde a una cita con el servicio de libertad condicional, como ocurrió con otra amiga que conocí en HMP Bronzefield. En prisión, como en la Palestina ocupada, el espectro de la muerte es una constante, ya sea repentina o lenta, buscada o combatida. Pero, aunque infligir la muerte es una herramienta potente y eficaz de control biopolítico –al hacer desaparecer poblaciones indeseables– también lo es su negación. Al dirigir de forma específica los ataques para mutilar a niñxs, las IOF ganan puntos de forma simultánea por humanitarismo de parte de liberales occidentales voluntariamente crédulxs, e incapacita cualquier resistencia futura. Es una técnica de contrainsurgencia calculada que anticipa la predicción de Elon Musk de que lxs huérfanxs traumatizadxs y afligidxs de lxs mártires seguramente crecerían para unirse a Hamás.17 Esta observación la percibieron algunxs como un extraño momento de perspicacia por parte de Musk, pero, en realidad, revela la incomprensión de las personas ante la profunda magnitud del debilitamiento de lxs niñxs palestinxs. No obstante, Musk señaló una verdad importante: la muerte es galvanizadora. ¿Cuántxs occidentales conocen los nombres de más palestinxs muertxs que vivxs? ¿Cuántxs encuentran a lxs palestinxs más persuasivos y aceptables como víctimas cuando son masacradxs que cuando resisten? El poder de la muerte para despertar, indignar, politizar y movilizar a la acción es lo que lleva tanto al Reino Unido como a Israel a retener deliberadamente el fallecimiento de sus respectivas poblaciones excedentes. Ambos estados las mantienen en condiciones de total empobrecimiento y desesperación, hasta el punto de que no tienen fuerzas para defenderse, mientras rechazan una muerte que elevaría su lucha.18 El objetivo aquí no es tener más mártires, más suicidios en prisión. No quiero que se tengan que sacrificar más vidas en la lucha revolucionaria. Lo que quiero es que nos preguntemos: ¿por qué hay que esperar que se produzcan más víctimas para activar nuestra resistencia? Nadie más que nosotrxs, el pueblo, puede determinar el umbral de nuestra tolerancia a la injusticia. Nunca debería haber llegado al genocidio ni el encarcelamiento masivo. No obstante, un efecto positivo de que existan tantas similitudes entre las condiciones de las cárceles y la ocupación en Israel es que las mismas tácticas de resistencia pueden aplicarse a ambas luchas. Al ayudar a liberar Palestina no podemos sino cuestionar las falacias que subyacen en el consenso de que la prisión es una solución viable para los problemas sociales. De igual manera, al luchar por la abolición de las cárceles, nos comprometemos a combatir por un mundo en el que nadie pueda despojar a otro ser de su libertad.

Referencias

1 Para obtener más información sobre los Filton 18 y apoyar su campaña por la libertad, por favor sigue a @freethefilton18 en Instagram y Twitter.

2 ‘Deficiencias en la Salud Mental en Gartree y Lewes Detectadas Tras la Muerte de un Recluso’, Converse, agosto de 2024; p. 7; ‘Los Reclusos Están Mal’, Inside Time, mayo de 2024, p. 11; ‘IMB Watch’: Forest Bank, Drake Hall, Guys Marsh, Inside Time, mayo de 2025, p. 15; ‘Vidas en riesgo por la inacción en las prisiones, dice informe’, Converse, agosto de 2024, p. 23; ‘Adolescente se suicida en institución escocesa para jóvenes infractores’, Converse, agosto de 2024, p. 33; ‘IMB: La prisión de Leicester bajo presión’, Converse, agosto de 2024, p. 35; ‘HMP Liverpool es un sitio de muertes en masa ... completamente inhumano’, ‘Informe de la IMB publicado: HMP Liverpool’, Conversar, octubre de 2024, p. 16; ‘HMP Ryehill: Casos de autolesiones aumentan un 40%’, Converse, octubre de 2024, p. 33; ‘Prisión de Rochester: Notificación urgente’, Converse, octubre de 2024, p. 38; ‘HMP Durham – Se plantean de nuevo preocuparse sobre la evaluación de riesgos tras el suicidio en la celda’, Converse, enero de 2025, p. 39.

3 ‘No puedes visitarlo hoy, está muerto’, Inside Time, mayo de 2024, p. 15; ‘Hemos perdido tu pierna postiza’, Inside Time, octubre de 2024, p. 11; ‘The Mount: Tercer Informe Crítico de Muerte en Tres Meses’, Converse, octubre de 2024, p. 10; ‘Mujer dijo a los guardiaas que se sentía suicida’, Inside Time, noviembre de 2024, p. 14; ‘Hombre desnudo que ladraba no fue atendido’, Inside Time, febrero de 2025, p. 14; ‘Un Diagnóstico Mortal: Si tienes cáncer en prisión, es más probable que mueras por ello’, Inside Time, febrero de 2025, p. 16; ‘Sin ayuda para quienes se autolesionan’, Inside Time, mayo de 2024, p. 2; ‘No es un lugar para presos discapacitados’, Inside Time, mayo de 2024, p. 4; ‘Atención médica sin esperanza’, Inside Time, mayo de 2024, p. 9.

‘Estallido Sin Fin’, Inside Time, noviembre de 2024, p. 26; ‘Las Cifras lo Dicen Todo’, Inside Time, noviembre de 2024, p. 26.

5 No es su nombre real.

6 Otro seudónimo.

7 Terriblemente, esto parece ser una práctica estándar. Un prisionero en la PM Parc testifica que «la atención sanitaria es un absoluto desastre: les quitan el alivio del dolor y les ponen tratamientos de metadona»; «No hay estructura aquí», Inside Time, noviembre de 2024, p. 6.

8 La enfermera cometió un “juicio erróneo”, al “estar desacertada en que él había consumido drogas”; “El prisionero murió después de que la enfermera cancelara la ambulancia”, Inside Time, febrero de 2025, p. 15.

9 ‘Uno de cada cinco presos tiene diabetes tipo 2’, Inside Time, 31 de diciembre de 2024, https://insidetime.org/newsround/one-in-five-prisoners-has-type-2-diabetes/#:~:text=The%20data%2C%20released%20to%20The%20Times%20following%20a,sugar%20in%20the%20blood%20to%20become%20too%20high. Accedido el 11/05/2025

10 ‘Unidades israelíes especialmente entrenadas, entonces, disparan de manera calculada para incapacitar, mientras las estadísticas de palestinos muertos sean mínimas; Tanya Reinhart, Israel/Palestina: Cómo terminar la guerra de 1948, p. 114. Puar, citando a Reinhart (p. 113): En 2002, la lingüista israelí Tanya Reinhart analizó “la política de las lesiones” durante la Segunda Intifada ... Citando entrevistas con soldados de las FDI del Jerusalén Post, ella selecciona una muestra representativa del francotirador israelí, el Sargento Raz ... quien proclama: “Disparé a dos personas ... en sus rodillas. Se supone que debe romperles los huesos y neutralizarlos, pero no matarlos”, Jasbir K. Puar, El derecho a mutilar, p. 131. ‘Una delegación de Médicos por los Derechos Humanos concluyó “que los soldados israelíes parecían estar apuntando deliberadamente a las cabezas y piernas de los manifestantes palestinos, incluso en situaciones que no ponían en peligro la vida”’; Ephron, Boston Globe, 4 de noviembre de 2000, citado en Jasbir K. Puar, The Right to Maim (Carolina del Norte, EE. UU.: Duke University Press, 2017), p. 131. Durante la Segunda Intifada, hubo informes de que las FDI estaban utilizando balas fragmentarias de “alta velocidad” que creaban un efecto de “tormenta de plomo” en el cuerpo, dispersando la bala por todo el interior y causando múltiples heridas internas ... las balas dumdum, que están prohibidas por el derecho internacional de los derechos humanos, son difíciles de extraer después de que entran y explotan hacia afuera dentro del cuerpo y generalmente garantizan que quienes son alcanzados “sufran de por vida”, Puar, The Right to Maim, p. 131.

11 Puar, El derecho a mutilar, p. 221.

12 Puar, El derecho a mutilar, p. 139.

13 Puar, El derecho a mutilar, p. 141.

14 Peter Cuthbertson, ‘¿Quién va a prisión?' Una visión general de la población carcelaria de Inglaterra y Gales’, Civitas, diciembre de 2017, p. 2 https://www.civitas.org.uk/content/files/whogoestoprison.pdf.

‘Abolición de las penas privativas de libertad cortas’, The Suntory and Toyota International Centres for Economics and Related Disciplines, https://sticerd.lse.ac.uk/case/new/research/Inequalitiesand_Poverty/policy-toolkit/crime-short-custodial-sentences.asp. Accedido el 11/05/2025. 

16 Jamie Greierson, ‘La tasa de suicidios en prisión es un escándalo, dice el inspector jefe de HM’, The Guardian, 9 de julio de 2019, https://www.theguardian.com/society/2019/jul/09/jails-slow-react-deluge-of-drugs-hm-chief-inspector. Accedido el 11/05/2025.

17 Elon Musk, citado en ‘Elon Musk: Guerra, IA, extraterrestres, política, física, videojuegos y humanidad | Lex Fridman Podcast’, Lex Fridman, 9 de noviembre de 2023, https://www.youtube.com/watch?v=JN3KPFbWCy8. Accedido el 11/05/2025. 

18 Un testimonio desgarrador sobre la creencia en el poder de la muerte para catalizar el cambio, véase ‘Un preso esperaba que su suicidio cambiara la política IPP’, Inside Time, octubre de 2024, p. 12.

Available in
EnglishSpanishPortuguese (Brazil)GermanFrenchItalian (Standard)ArabicHindiRussian
Author
Madeleine Norman
Translators
Ma. Alejandra Padilla - LaCour , Goretti Montes , Maria Inés Cuervo and ProZ Pro Bono
Date
05.12.2025
Source
Original article🔗
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